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Canarias, entre las regiones con más intentos de fraude a los seguros

La tasa de engaños en el Archipiélago es casi medio superior a la media nacional - Aumentan los partes falsos en el hogar y por lesiones corporales

Canarias, entre las regiones con más intentos de fraude a los seguros

Crecen los intentos de fraude a las aseguradoras y los esfuerzos de los usuarios por neutralizar los procedimientos de estas compañías para controlar las denuncias y los partes de daños. No hay duda que la situación socioeconómica de muchas familias españolas ha tenido que ver en este comportamiento, según reconoce el sector, pero también se tiene la seguridad de que el mayor control y vigilancia en la comprobación de las denuncias en los últimos años ha sacado a la luz daños falsos que hasta hace poco pasaban por reales. Sobre este fondo general, el III Mapa AXA del Fraude en España señala que Canarias está entre las regiones con mayor tasa de intentos de fraude, y que el dato ha crecido ligeramente respecto al año pasado.

Esa tasa de fraude al seguro se situó en las Islas durante el 2015 en el 1,78% (frente al 1,52% del año anterior), lo que supone casi medio punto por encima de la media estatal, que fue del 1,37%. Solamente las regiones de Asturias (12,17 %), Andalucía (2,11%), y Cantabria (2%) tienen un mayor porcentaje que el Archipiélago de intentos de partes falsos a las aseguradoras. Las comunidades donde esta práctica es menos común son Madrid (0,55%), País Vasco (0,99%), y Baleares (1,14%), esta última con una tasa muy similar a la de Aragón (0,15%) y Cataluña (0,16%).

Siniestros automovilísticos

Los siniestros automovilísticos siguen aglutinando el mayor número de los intentos de fraude, exagerando los daños producidos a los vehículos o incluyendo algunos no producidos en la colisión a que se refiere el parte de accidente tramitado ante el seguro. Este tipo de fraude supone el 60% del total de los descubiertos por las aseguradoras, pero el informe de AXA pone el énfasis en el notable crecimiento de los intentos de engaño relacionados con la salud y los daños corporales, que fue de un 15% respecto al año anterior. En más del 70% de los casos, el engaño se apoya en una desproporción entre el daño real y el reclamado.

En este sentido, a pesar de que 80 de cada 100 intentos de fraude responde a casos de daños materiales, los 20 restantes concentra el 63% del dinero total que se trata de defraudar al seguro, según el informe, que cifra el importe medio de un fraude corporal en 14.000 euros, frente a los 1.800 del fraude material, es decir, 600 veces más costoso el primero que el segundo.

Durante el 2015, la compañía autora del estudio evitó pagos indemnizatorios fraudulentos en todos sus ramos por un importe de cerca de 64 millones, lo que supone una caída del 1,5% respecto al año anterior. Pese a que el número de casos de supuesto engaño fue en 2015 ligeramente inferior al del 2014 (17.500 frente a 17.900, respectivamente), como la caída de la siniestralidad total es mayor, la tasa de fraude final se ha incrementado.

Según el estudio mencionado, lo que más se lleva ahora son los intentos de engaño en los seguros del hogar o comercios, ámbitos en los que "hay una mayor creatividad de situaciones singulares", como es el caso de partes de averías de aparatos eléctricos o electrodomésticos en días posteriores a una fuerte tormenta que difícilmente puede provocar afectos en su funcionamiento.

El informe señala que "no hay línea de negocio que se libre, pero la mejora de las técnicas periciales y metodología del fraude más manidas están llevando a los defraudadores a ampliar sus miras. No se libran las empresas y comercios en este tipo de prácticas, que no dudan en ocasiones de aprovechar un siniestro o robo real "para incluir bienes que no han sido robados o dañados". Las compañías denuncian en este sentido que se intenta usar la póliza para buscar una renovación o reforma de alguna instalación inventándose un siniestro como causa de los supuestos daños.

El informe identifica tres tipologías de fraude a los seguros: el ocasional u oportunista, el fraude en masa y el organizado. En el primero de ellos, en el que se aprovecha la realidad de un siniestro para introducir daños preexistentes o anteriores, se observa un descenso por tercer año consecutivo gracias a la mejora socioeconómica. Representa el 54% de los casos frente al 57% del 2014. En el fraude premeditado, que supone una planificación para reclamar daños reales o ficticios, se suele ver a varias personas implicadas. Representan el 44% de los casos, frente al 42% del año anterior.

Organizado

El fraude organizado es el más peligroso y es el que está experimentando un mayor crecimiento ya que los casos detectados casi se han multiplicado por doce, según el estudio de AXA, pasando de 7 en 2013 a 82 en 2015. El importe medio que se trata de defraudar se sitúa en torno a los 5.500 euros.

Las aseguradoras ven en estos casos una auténtica profesionalización del engaño, aunque no es en Canarias donde más se da, sino en el Levante. La mitad de las tramas organizadas detectadas en 2015 lo fueron gracias a la utilización de nuevas tecnologías, a través de las cuales se está permitiendo gestionar y utilizar un importante número de datos. El cruce de esta información gracias a los nuevos programas informáticos es lo que está dando resultados.

La detección del fraude evita además el crecimiento de la primas que pagan los asegurados por sus pólizas. Así, el año pasado, los pagos evitados por fraude y que por tanto no fueron repercutidos en las primas del resto de asegurados representaron un ahorro del 5% en el seguro de automóvil, y del 6% en el del comercio y la industria.

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