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El BCE redobla el pulso: baja el tipo al 0% e incrementa la compra de bonos

El eurobanco aprueba más medidas drásticas tras constatar un empeoramiento de la economía y revisar a la baja su previsión de inflación y de crecimiento

Las instituciones públicas extreman las medidas de rescate a la economía ante el deterioro de las expectativas. El Banco Central Europeo (BCE) estableció ayer nuevos hitos sin precedentes en su política monetaria ultraonfensiva: bajó el tipo oficial del dinero de forma testimonial del 0,05% al inédito 0% desde el próximo miércoles y aprobó un aumento relevante de las compras mensuales de deuda de la eurozona, que se incrementarán el 33% a partir de abril y pasarán de los 60.000 millones actuales a 80.000 millones al mes.

Con este rearme de la ofensiva monetaria (que incluye otras cuatro medidas más), el BCE amplía por segunda vez su programa de fabricación de dinero desde que lo puso en marcha en marzo de 2015. Entonces tenía previsto aumentar la base monetaria en 1,14 billones con la inyección de dinero nuevo en la economía por ese importe hasta septiembre de 2016 a razón de 60.000 millones mensuales. El pasado diciembre, ante la evidencia de que ni la inflación ni el PIB estaban reaccionando como se esperaba a tamaños estímulos, prorrogó el programa hasta al menos marzo de 2017, lo que iba a suponer la expansión del balance del banco central en 360.000 millones adicionales, hasta un total de 1,5 billones de euros. Ahora, al ampliar a 80.000 millones la dosis mensual de creación de dinero para la compra de activos, el BCE se dispone a inyectar hasta marzo de 2017 un total de 1,74 billones de euros, 600.000 millones más de los previstos hace un año.

Para acometer esta gigantesca inyección de recursos en la economía (que fue aprobada por "abrumadora mayoría", pero no por unanimidad, lo que evidencia la discrepancia de Alemania), el BCE seguirá comprando deuda de los estados y otros activos (caso de titulizaciones de créditos), y desde el mes próximo ampliará el catálogo de activos financieros adquiribles con la inclusión de bonos corporativos emitidos por entidades (salvo bancos) que operen en la eurozona. Los bonos tendrán que estar denominados en euros y tener un rating superior al bono basura.

Con ello trata de favorecer y abaratar la financiación empresarial en los mercados de capitales y a su vez ampliar su propio mercado de compras, que está limitado por el compromiso de no adquirir más del 25% de cada emisión de bonos y no quedarse nunca con más del 33% del total de bonos que haya emitido cada país. Estas limitaciones tienen como finalidad atenuar el riesgo asumido (el 80% queda en manos de los bancos centrales de cada país y el 20% se mutualiza en el balance del BCE) y no extremar la injerencia en el mercado de deuda al extremo de anularlo.

La ofensiva aprobada ayer por BCE reducirá en otros 5 puntos básicos (del 0,30% al 0,25%) el tipo de interés vigente en la llamada facilidad marginal de crédito (la remuneración que el banco central exige al sistema financiero por concederle crédito a un día) e intensificará en 10 puntos básicos la tasa que cobra a los bancos por el exceso de liquidez que éstos depositan en la institución emisora. El BCE, que hasta junio de 2014 pagaba a los bancos por los saldos que éstos mantenían en sus cuentas en el eurobanco, pasó entonces a cobrarles el 0,10% y desde entonces ha incrementado dos veces esta tasa, ahora situada en el 0,30%. A partir del miércoles, este tipo de interés negativo se endurecerá por tercera vez, hasta el 0,40%.

Esta decisión tiene dos efectos. Una es que permitirá al BCE comprar activos hasta ese nivel de rentabilidad negativa y otra es que se presionará a los bancos para que no tengan inmovilizado su pasivo y aumenten el crédito.

La caída del tipo oficial o tipo principal hasta el 0% y la penalización hasta el -0,40% a la banca por aparcar su liquidez sobrante en la entidad emisora entraña una presión enorme sobre la cuenta de resultados del sistema financiera, ya asfixiado con unos márgenes estrechísimos.

Para neutralizar el efecto perverso sobre la rentabilidad y la solvencia bancaria de esta medida expansiva -cuyo objetivo es hundir los tipos de mercado, favorecer la inflación y estimular la movilización de los depósitos ociosos- el eurobanco se comprometió a realizar cuatro grandes operaciones (una por trimestre) de financiación barata a los bancos (las llamadas barras libres) entre junio próximo y marzo de 2017, supeditado a que esos préstamos se destinen al crédito a las empresas. Las operaciones se harán a un interés nunca superior al 0% del tipo oficial de interés y tendrán incentivos proporcionales a la intensidad con que cada banco aumente el crédito a la economía.

El interés puede caer hasta el nivel en el que esté en cada momento la tasa de depósito, de modo que los bancos que soliciten este tipo de financiación no sólo no pagarán por ella sino que cobrarán del BCE por pedirle prestado, con lo que se resarcirán del mayor coste que afrontarán por aparcar sus puntas de liquidez en las cuentas del eurobanco.

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