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La incertidumbre económica pesa más en las expectativas del país que la política

El deterioro de las previsiones es global y los PIB de España y de la UE se desaceleran desde mediados de 2015

La incertidumbre sobre la for- mación del próximo Gobierno de España, cuando ya han transcurrido más de tres meses desde la celebración de las elecciones generales, está motivando una persistente asociación entre la actual indefinición política y los sínto- mas de desaceleración de la economía española.

Esta vinculación unívoca y determinista entre ciclo político nacional y ciclo económico del país omite tres datos cruciales: que la ralentización del crecimiento español empezó en julio de 2015 (lo que había sido alertado meses antes por el Banco de España, Funcas y BBVA), que en la UE y en la Eurozona el PIB empezó a perder ritmo incluso un poco antes y que desde enero de 2016 no sólo es la situación española, sino la global la que da muestras de fatiga: los grandes organismos in- ternacionales (Banco Mundial, FMI, OCDE, Comisión Europea, Banco Central Europeo y Reser-va Federal) han rebajado en los últimos tres meses sus previsiones económicas para las principales áreas y países, y los grandes bancos centrales o han intensificado sus ofensivas monetarias (BCE y BoJ) o han postergado su repliegue (Fed).

Ni en el Gobierno en funciones, ni en las patronales ni entre los economistas hay unanimidad sobre el efecto que la actual interinidad política haya podido tener ya en la economía, pero nadie cuestiona que las expectativas económicas se han ensombrecido no ya en España, sino en China, Hispanoamérica, Japón, EE UU, Europa y otras áreas.

El ministro de Hacienda en funciones, Cristóbal Montoro, dijo el 10 de marzo que la incertidumbre política ya está afectando a la recaudación tributaria, pero ese mismo día el BBVA estimó que el crecimiento español está siendo entre enero y marzo del 0,8%, el mismo que en el tercer y en el cuarto trimestres de 2015. Ese mismo día, el FMI pidió en Bombay medidas "urgentes" por la "vulnerabilidad económica", pero no por la española, sino por la mundial. Y ese mismo día, el BCE empeoró sus predicciones para la UE y la Eurozona, y amplió su programa de máxima expansión monetaria para impedir el decrecimiento y la deflación en Europa.

Discrepancias

La posición de Montoro es compartida por el Ministerio de Empleo, cuyo secretario de Estado, Juan Pablo Riesgo, atribuyó el 2 de marzo el aumento del paro a la inestabilidad política. Sin embargo, el Ministerio de Economía lo niega. Luis de Guindos, ministro de Economía en funciones, dijo el 15 de enero y el 4 y el 27 de febrero que la situación política no está afectando a la economía. Su secretario Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, abundó el 21 de marzo en el mismo sentido: aún no hay datos. "Hay que esperar para saber si la incertidumbre política está afectando a la inversión extranjera", afirmó.

La tesis de que el resultado electoral y la falta de acuerdos políticos estaban causando una cuantiosa fuga de capitales de España fue desmentida por el Banco de España. El tremendismo tiene corto recorrido porque, tras casi un año asegurando que Catalu- ña estaba sufriendo la deserción y fuga de las empresas por su deriva política, los datos del Minis-terio de Economía acaban de avalar que la inversión internacional creció en Cataluña el 57,8% en 2015 frente al 11% en el conjunto de España.

Como órgano colegiado, el Gobierno mantiene también una doble posición, dado que, a la vez que lanza mensajes inquietantes, mantiene en vigor la previsión de crecimiento para 2016 que hizo en agosto de 2015: aunque entonces (cuatro meses antes de las elecciones) ya preveía una desaceleración del ritmo de avance del Producto Interior Bruto (PIB) en 2016, su pronóstico, y que no ha corregido, es más optimista para España que el que hicieron y hacen los organismos internacionales y diversas instituciones nacionales.

Las entidades privadas tampoco mantienen la unanimidad. El BBVA dijo en enero que la recuperación no se estaba resintiendo y en febrero dijo que sí, pero el 10 marzo avanzó que el PIB español crecerá este trimestre el 0,8%, igual que en la segunda mitad del año pasado. IESE, FMI y Deustche Bank en febrero y Funcas en marzo atribuyeron el empeoramiento de las expectativas españolas no a sus circunstancias políticas sino a la inestabilidad económica internacional. Miguel Ángel Ariño, responsable del ín-dice de Incertidumbre Económica del IESE, constató el pasado día 2 que no ha había habido cambios antes y después de las elecciones y que este indicador sólo empeoró cuando lo hizo el contexto internacional.

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