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El regreso al campo Vinos en Tenerife

El vino que encandiló a Obama

El presidente de EE UU eligió en 2014 una botella de Táganan, procedente de Tenerife, en una cena en Nueva York

Alfonso Torrente, Roberto Santana, José Ángel Martínez y Laura Ramos forman Envínate. En la fotografía, en una de las viñas situadas en el macizo de Anaga. J. L. GONZÁLEZ

En septiembre de 2014 la sorpresa embargó de lleno a Taganana y al enólogo Roberto Santana. El presidente de EE.UU, Barak Obama, eligió en el restaurante neoyorquino Estela una botella de vino Táganan para acompañar la cena. La casualidad y la red social Twitter hicieron que se enterase de la noticia, pero el joven tinerfeño de 38 años asegura que, más allá del impacto mediático, "lo importante es que un sumiller confíe en nuestro trabajo y recomiende nuestros vinos" como reflejo de la buena crítica que reciben a nivel internacional.

La vida de Santana siempre ha girado en torno a la gastronomía y los vinos. Su padre tiene un restaurante en Santa Cruz de Tenerife desde 1974, el Mesón Castellano, donde aprendió a respetar este mundo. Tras licenciarse en Química, aprovechó la oportunidad de estudiar enología en la Universidad Miguel Hernández de Elche. No tiene ningún familiar que se haya dedicado a la viticultura o enología , pero con su formación dio rienda suelta a una pasión que marca a fuego sus días.

Fruto de sus estudios surge una relación estrecha con otros tres compañeros del sector -Laura Ramos (Murcia), José Ángel Martínez (Castilla-La Mancha) y Alfonso Torrente (Galicia)- y Envínate, una sociedad que asesora a varias bodegas de España y realiza proyectos personales en viñedos en los que perciben un gran potencial con la involucración de los agricultores.

En Taganana, en concreto, Envínate trabaja con 15 viticultores de la zona en cinco hectáreas de viñedos. "El vino está en la viña; nuestra filosofía es que se hace allí y no en la bodega", asegura Santana, "porque damos valor al trabajo del viticultor que es el que nos va a dar la uva para poder elaborar un vino con gran personalidad".

De hecho, en Envínate tienen en cuenta el conocimiento que puede aportar ambas partes para aplicarlo "sentido común". Por eso Santana explica que no se puede aplicar siempre el mismo sistema de trabajo porque, subraya, hay que tener en cuenta cada zona, variedad y modelo de cultivo.

La producción de botellas de los vinos que germinan en el macizo de Anaga varía cada año, pero sumando las cuatro referencias de la marca Táganan -blanco, tinto, parcela Amogoje y parcela Margalagua- Santana obtiene en torno a 15.000 unidades.

Las uvas que emplea en la elaboración son las que tradicionalmente se cultiva en la zona, por lo que en el paladar del consumidor está presente el carácter del suelo y el alma del viticultor, arraigado durante años a esa tierra. Listán blanco, marmajuelo, albillo, malvasía, negramoll, mulata o tintilla son alguna de las variedades cultivadas. Para Santana, además, creer en la labor de uno mismo con humildad es el primer paso para abrirse hueco en un mercado tan competitivo.

Ese trampolín es el que ha hecho posible que el vino llegue a parte de la península y a numerosos países como EE.UU, Inglaterra, Canadá, Japón, Suiza, Dinamarca, Australia o Italia, donde ya disfrutan de su aroma y sabor. No es casualidad. Las horas de duro trabajo se suceden sin parar y, en ocasiones, hay momentos de "mucha tensión". Pero Santana lo tiene claro, si al final disfrutas de lo que haces, "nunca te vas a cansar".

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