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Marineros canarios contra Noruega

Oslo niega a 12.000 españoles que trabajaron en sus buques y pagaron al fisco el cobro de una pensión por no haber residido en ese país - Entre los afectados hay un millar de isleños

La asociación que acoge a estos afectados en una manifestación en Madrid. A. L. H.

Imeldo Barreto León tiene 81 años y una memoria prodigiosa. Se acuerda perfectamente de los seis barcos noruegos en los que trabajó a finales de los años sesenta, y que lo llevaron a recorrer medio mundo desde el Golfo Pérsico a Japón. La vida de este pescador de La Punta está llena de sobresaltos, de naufragios que paralizan la respiración. Él junto a Epifanio Perdomo, natural de Taganana, también en Tenerife, fueron los dos únicos supervivientes del hundimiento del Berge Istra, en enero de 1976 en aguas del Pacífico. El buque de 40 metros de largo se fue a pique tras sufrir tres explosiones cuando navegaban con destino a Tokio cargado con 200.000 toneladas de hierro. En esa embarcación viajaban 12 canarios, sólo dos lograron salvar sus vidas, el resto de la tripulación se quedó en el fondo del mar.

Junto a otros muchos trabajadores del Archipiélago están afectados por la negativa del gobierno noruego a pagarles las pensiones que les corresponde después de una vida trabajando en sus buques y pagando impuestos en el país nórdico. Se estima que hay casi mil canarios en esa situación.

Imeldo Barreto era contratado a través del consulado de Noruega, tanto en su sede de Gran Canaria como en Tenerife. Pasaban por aquellas dependencias y allí les informaban de las plazas que estaban libres y hasta del dinero que podrían cobrar, como marinero les ofrecían entre 2.000 y 3.000 coronas al mes, una buena suma para aquellos tiempos. Después los mandaban al médico para una revisión rutinaria, y les daban los billetes de avión necesarios hasta llegar al puerto del que salía el petrolero o el carguero noruego en el que tendrían que pasar largos meses sin volver a pisar tierra.

Aquilino Barreto, hermano de Imeldo y contratado por navieras noruegas durante seis años, recuerda que para llegar a su primer destino, un barco que lo esperaba en el Golfo Pérsico, tuvo que hacer hasta cinco cambios de avión, "hice Madrid, Londres, Atenas, El Cairo y el Golfo Pérsico, en aquellos petroleros coincidí con otros canarios, cuando llegábamos a tierra formábamos nuestras buenas fiestas. Me acuerdo que en Singapur estuve hablando con uno que venía de Las Palmas, me dijo que era de La Isleta, pero allí había gomeros, de Lanzarote, y un contramaestre majorero, se llamaba Juan".

Desde la década de los años cincuenta hasta la firma del Convenio de Libre Comercio en 1994, en el que el país nórdico cambió su legislación y la adaptó a las exigencias de Europa, las autoridades noruegas venían al Archipiélago, y a otras comunidades españolas, sobre todo a Galicia, en busca de los trabajadores que les hacían falta para poder llenar sus buques. Fue una práctica habitual y reconocida por ambos estados.

No reconocen sus derechos

El problema para estos marineros aparece cuando tratan de cobrar sus pensiones de jubilación y el gobierno de Noruega se niega alegando que no tienen derecho, aun reconociendo que durante todos esos años pagaban sus impuestos al fisco nórdico.

El embajador de Noruega en España, Johan Vibe, ha explicado tras estudiar la reclamación interpuesta por los marineros españoles "que no hay base legal para pagarles una pensión, ni para devolverles los impuestos que pagaron".

La teoría de Noruega se basa en sostener que el pago de impuestos no implicaba estar dado de alta en la Seguridad Social, ni adquirir el derecho a percibir una prestación. Para este gobierno sólo los residentes en ese país podían acceder a este tipo de derechos.

El profesor de Derecho del Trabajo de la Universidad de A Coruña, Xosé Manuel Carril, tras pasar varios meses en Oslo investigando sobre el asunto y estudiando la legislación noruega en materia de Seguridad Social considera que en el caso de estos 12.000 españoles se está atentando contra los Derechos Humanos, y sostiene que "Noruega, de manera clara, está vulnerando los justos derechos de este amplio colectivo".

Carril, quien acaba de publicar un libro sobre la lucha de estos marineros, la mayoría procedente de Galicia, señala que existen fundadas razones jurídicas que certifican el derecho que asiste a estos afectados.

Xosé Manuel Carril considera que Noruega no exigía la residencia a los trabajadores nacionales para incluirlos en su régimen de la Seguridad Social, "con independencia de que esos marinos noruegos tuvieran su residencia en Noruega o en España eran incluidos en el sistema de previsión social, pero a los trabajadores extranjeros sí les exigía la residencia. Cuando además recibían el mismo trato en los barcos y pagaban los mismos impuestos. Y eso es una discriminación por razón de nacionalidad".

Para este profesor la mejor manera de resolver este conflicto, sobre todo teniendo en cuenta la edad avanzada de la mayoría de los afectados, sería que "España, como nación, demandara a Noruega".

Hace varios años se formalizó en Galicia la Asociación Long Hope (Larga Esperanza) con el único fin de reclamar a los dirigentes noruegos lo que consideran que les corresponde, su pensión. El portavoz Alberto Paz entiende que ellos pagaron sus impuestos, "Unas 100.000 pesetas mensuales (601 euros) del salario se quedaba en el erario noruego, durante cuatro décadas recaudaron unos 540 millones de la época (3,2 millones de euros)en IRPF que pagábamos nosotros. Fuimos trabajadores suyos, pero ahora se niegan a darnos la pensión".

Por eso cada mes se manifiestan en la calle delante de las embajadas o de los consulados de Noruega pregonando lo que consideran que les pertenece. Y el pasado 25 de febrero, 210 de estos trabajadores, entre los que se encuentran Imeldo Barreto y Epifanio Perdomo, presentaron ante el Tribunal de primera Instancia de Oslo una demanda conjunta contra Noruega reclamando el pago de sus pensiones. Saben que el camino que les queda será largo hasta que su caso llegue por fin al Tribunal de Derechos Humanos y les reconozcan el pago de sus prestaciones pero como no se cansa de repetir su portavoz "es que nosotros tenemos la razón y lo que pedimos es de justicia.

Además, en los últimos meses sindicatos noruegos se han manifestado en apoyo de estos trabajadores entendiendo que deben tener los mismos derechos que el resto de compatriotas que se enrolaron en esos barcos.

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