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El regreso al sector primario Vinos en Tenerife

La búsqueda de la excelencia

Olivia Hernández, de 34 años, encontró en el sector vitivinícola un nicho de empleo - La joven, que trabaja en el Laboratorio de Vinos de Tenerife, sueña con elaborar su propio caldo

Olivia Hernández, delante del Laboratorio Insular de Vinos de Tenerife (Livite) situado en Güímar. CARSTEN W. LAURITSEN

Una buena decisión a tiempo no solo infundió ilusión a la vida de Olivia Hernández, sino que también le marcó el camino a recorrer desde entonces.

Esta joven tinerfeña de 34 años descubrió una oportunidad en el sector vitivinícola cuando la crisis le abocó al desempleo. Hernández es licenciada en Biología por la Universidad de La Laguna (ULL) y, tras cinco años trabajando en proyectos relacionados con la pesca y asesorando en acciones de innovación a empresas, quiso aumentar sus posibilidades laborales formándose como técnico superior en vitivinicultura. ¿Pero por qué apostar, de repente, por esta rama para labrarse un futuro? "Es un sector que está creciendo en las Islas", subraya, "y en el momento de comenzar el ciclo estaba en paro".

La tinerfeña no desciende de familia bodeguera, pero siempre sintió atracción por todo el universo que rodea a una copa de vino. De hecho, en el pasado realizó algún curso de cata por los atractivos que, bajo su punto de vista, ofrecía este ámbito.

En la Escuela de Capacitación Agraria de Tacoronte, dependiente de la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias, encontró entre los años 2013 y 2015 todo aquello que buscaba. Un ciclo que le permitió aprender con viña, bodega y laboratorio incluidos.

Tal fue su implicación, que obtuvo un diez como nota media en el curso 2014/2015, lo que le ha valido el Premio Extraordinario de Formación Profesional en la Comunidad Autónoma de Canarias por la familia de industrias alimentarias.

Este galardón, que recogerá el próximo 6 de mayo en el Centro Integrado de Formación Profesional César Manrique, no solo le recordará su valía y excelencia, sino que también le ayudará a abrirse puertas en el mercado laboral.

Desde octubre del ejercicio pasado, por medio de un convenio de colaboración, comenzó a trabajar en el Laboratorio Insular de Vinos de Tenerife (Livite). Allí permanecerá hasta el próximo mes. Este paso supone uno más en su empeño por conquistar el sueño de seguir creciendo en el seno del sector vitivinícola.

En el laboratorio se encarga habitualmente de determinar la masa y el grado alcohólico de los vinos. Éstos proceden de varias bodegas y diferentes consejos reguladores de la Isla, que remiten sus muestras para comprobar que sus caldos cumplen con los requisitos que exige la Denominación de Origen.

Hernández desconoce qué le deparará el futuro, pero tiene claro que tiene que estar ligado a este sector. A su juicio, una actividad en expansión que posibilita, cada vez con mayor frecuencia, el nacimiento de nuevas empresas y ofrece numerosas actividades alternativas como las rutas enoturísticas, tiene que llevar aparejada la creación de empleo.

En ello confía, puesto que el giro que dio a su vida es, sin ápice de duda, la mejor determinación que ha tomado hasta el momento. "No me arrepiento", sostiene la joven.

De hecho, si no se compra ahora unos terrenos para cultivar la vid es porque no tiene los recursos económicos suficientes para ello. Aun así, sueña con que llegue el día en el que sostenga entre sus manos una botella de vino, cuyo origen sea su viña, su bodega y su trabajo, con el que poder brindar por un futuro colmado de ilusión.

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