Lizardo Martell relata un encuentro con el ex presidente canario Manuel Hermoso en el que éste trato de ficharlo para las entonces Agrupaciones Independientes de Canarias (AIC). Al tiempo hace repaso de un proyecto fallido de una fábrica de azúcar con la principal empresa mundial del sector, la británica Tate & Line, y el cambio del modelo europeo de Canarias en 1991. Recuerda asimismo lo que ha sido la tragedia familiar, la muerte de su hija Alicia de leucemia, con doce años, en 1986. Y por último cuenta algunos entresijos de la creación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, en la que Martell estuvo muy implicado, primero como vicepresidente de la Fundación Universitaria y luego, ya creada ésta, como presidente del Consejo Social.
MANUEL HERMOSO
Club Oliver. "Manolo Hermoso [ex presidente canario y líder fundador de ATI, luego de AIC y Coalición Canaria] se reunió conmigo. El encuentro lo preparó José Emilio García Gómez, que luego sería alcalde de Santa Cruz de Tenerife. Fue en el Club Oliver [conocido club privado de Santa Cruz]. Hermoso quería que yo crease la pata grancanaria de las AIC con el poder de 'El Sanedrín'. Quería que entrase en política, como él había hecho [Hermoso era también industrial, productor de material de construcción, con la empresa Maher]. E insistió después unas cuantas veces. "Creo que tú eres el hombre ideal". Le dije que no, que yo no entraba en política porque como empresario y ecologista mi deber era llevarme bien con todos los partidos. Además, yo no estaba hecho para disciplinas de partido, no quería perder mi libertad".
AZÚCAR
Protocolo Dos. "Como todo no iban a ser éxitos, contaré un fracaso. A final de los años 80 llegamos a un acuerdo con Tate & Line, la compañía azucarera más importante del mundo, para montar en Salinetas, junto al muelle de la antigua Cinsa, una fábrica de azúcar morena sobre todo para la reexportación. Se trataba de abastecer el mercado local y reexportar lo principal a todo el mundo, aprovechando que el Protocolo Dos [el inicial estatuto de Canarias en la CEE, después modificado en 1991] permitía abastecernos a precios internacionales sin límites ni aranceles al estar las Islas fuera de la Unión Aduanera. De hecho Tate & Line tenía entonces hasta cuarenta barcos navegando con cargamentos de azúcar de un punto a otro. El proyecto estaba hecho y ya aprobado por ambas partes. Recuerdo como anécdota que en la primera reunión en Londres pedí té, pensando que, bueno, era lo que procedía, ¿no? Mi sorpresa fue que todos los ejecutivos ingleses pidieron café [risas]. Té tome yo sólo. Al principio íbamos a hacer como en Vidrieras, un partenariado, con un socio tecnológico y otro financiero, aunque luego optaron por venir ellos solos. Quisieron indemnizarme por las gestiones pero les dije que no, con que se instalaran en Canarias a mí me bastaba. Si era con nosotros mejor, pero si no también, era una nueva industria en las Islas. Sin embargo, luego ganaron los agricultores [el debate sobre el cambio del modelo canario en Europa, hacia una mayor integración] y los británicos se echaron para atrás. Nos dijeron: estando ustedes dentro [con el cambio de dicho modelo en la UE] nos da exactamente lo mismo ya estar aquí que en Londres. Así que nada de lo hablado".
ALICIA
Tragedia familia. "Lo de Tate & Line lo tengo asociado, además, por desgracia, a lo que fue nuestra tragedia familia: la muerte de mi hija Alicia en 1986 de leucemia, con doce años. Estábamos en Londres reunidos con esa gente Domingo González, Antonio Vega, Paco Oramas [Danone, Tenerife] y yo cuando por la noche me llama Ketty, que había ido con la niña a Barcelona a una revisión. La enfermedad se había manifestado un año antes pero había aflojado, era una revisión normal. Ketty me dijo: "Lizardo, el médico dice que ha recaído y hay que aislarla en cámara otra vez". Y le respondí que no hicieran nada hasta que yo llegara al día siguiente".
"Cogí el avión en Londres y me fui a Barcelona. Me senté con el doctor Grañena fuera de la clínica, le pedí que fuéramos a un bar, y le dije: '¿Si fuera hija suya qué haría? ¿La metería otra vez en la cámara?' Él se resistía a responder. 'Hombre, Sr. Martell, me hace unas preguntas?' Insistí e insistí: 'Hemos quedado: una pregunta, una respuesta. Sí o no'. Y después de media hora dijo: 'Yo no la metería. Ahora, debe saber que si no la mete le quedan cuarenta días'. [Lizardo Martell hace un esfuerzo para relatar estos hechos, todo agradecimiento del periodista será siempre poco]. 'Pues yo tampoco la meto. Me la llevo a Canarias y esos cuarenta días los va a vivir bien, no se va a morir detrás de un cristal. La trajimos. Íbamos a la playa mucho, vivimos, duró el tiempo que le dieron, en efecto, pero ella no se sintió sino al final. La familia estaba ya muy unida, pero lo de Alicia nos unió aún más, nos apoyamos unos a otros para intentar salir adelante"
UNIVERSIDAD
Manifestación. "No me consta que en 1989 se produjera un acuerdo entre Lorenzo Olarte y Manuel Hermoso para cambiar el protocolo canario en Europa [en favor de las posiciones tinerfeñas] a cambio de la creación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, aunque ambas cosas sucedieran en el mismo tiempo. Yo tuve que ir a negociar la Universidad a Tenerife. Entonces el presidente era Fernando Fernández. Aceptábamos una universidad sola, pero muy descentralizada. Y La Laguna se negó. Así que yo le dije a Fernández y a García Gómez, que estaba allí también: "Pues si no ceden, rompemos". Regresé a Gran Canaria, me esperaba Juan Díaz [presidente de la Fundación Universitaria] y Paco Rubio [rector entonces de la Universidad Politécnica, luego la ULPGC] en el Churchill. Les conté y decidimos montar la manifestación popular a favor de una nueva universidad para Gran Canaria. Es posible que los políticos de Tenerife aprovecharan que la Universidad grancanaria era imparable para meter el cambio de modelo europeo, no lo sé, pero hablarlo así, como tal, no se habló nunca".
Tercera entrega, mañana.
