La incipiente recuperación económica aún es un imposible para cientos de miles de personas que integran en España el colectivo de los parados de muy larga duración. Un colectivo, el de quienes llevan un mínimo de tres años sin trabajo, del que forman parte en Canarias cerca de 110.000 desempleados, muchos de los cuales han perdido ya toda esperanza de reinserción laboral. En términos porcentuales, representan casi un 35% del total de los desocupados de la región, de modo que prácticamente 35 de cada cien parados de las Islas dejaron su último puesto de trabajo hace tres o más años. Con todo, acaso lo más preocupante para la economía y la sociedad del Archipiélago sea que la mejora, en general, de las cifras del desempleo no ha contribuido a reducir el número de parados de muy larga duración. En definitiva, son menos los desocupados pero más quienes llevan un mínimo de tres años acudiendo a las oficinas públicas de colocación.

Las llamadas variables de submuestra de la Encuesta de Población Activa, publicadas la pasada semana por el Instituto Nacional de Estadística, son las que descubren que 107.300 canarios están sin trabajo desde hace, como poco, 1.095 días. Para contextualizar estas cifras basta con apuntar dos hechos: por un lado, que esos 107.300 parados de muy larga duración suponen el peor dato de toda la serie histórica (desde 2006); por otro, que representan el porcentaje más alto de todas las comunidades autónomas. Por si fuera poco, son 6.200 más que en 2014, de modo que, efectivamente, el desempleo ha bajado en la región, pero no entre aquellos que más tiempo llevan sufriendo sus consecuencias.

Allá en 2008, el primer año que transcurrió sumido de lleno en la crisis, apenas eran 19.800 los desocupados que acumulaban un mínimo de tres años sin trabajo. Significaban entonces solo un 12% de los parados con experiencia laboral previa y un 11,3% del total. Siete años de estrecheces después (los datos del INE son la media de 2015), aquellos 19.800 desempleados de muy larga duración son 87.500 más, con lo que el incremento supera el 440%. En consecuencia, representan ya un 36,3% de los desocupados con experiencia y un 33,2% del total, el peor dato desde que la EPA comenzara a analizar esta variable y el peor dato de las 17 autonomías (con el de Cantabria, también un 33%).

La encuesta cifra en 354.300 los parados que, de media, hubo en Canarias a lo largo de 2014. Ese año, los desempleados de muy larga duración sumaron poco más de 100.000. Ya el último ejercicio, en consonancia con la incipiente recuperación -términos macroeconómicos-, el número de desocupados se redujo a 323.600, reducción que, sin embargo, no tiene correspondencia con ese colectivo de quienes llevan tres años o más sin encontrar trabajo, y que, por el contrario, creció hasta las susodichas 107.300 personas.

Entre los últimos datos de la EPA hay también pistas sobre las circunstancias en que se encuentran los parados del Archipiélago: de entre esos 323.600 desempleados que, de media, hubo en las Islas en 2015, poco más de 295.000 habían trabajado anteriormente; un 47% perdió su ocupación por la finalización del contrato, mientras que poco más de un 9% fueron despedidos, porcentaje este último que solo es más bajo en Andalucía (7%).

En lo tocante a la formación y su repercusión en las posibilidades de inserción en el mercado laboral, los datos del INE ponen de manifiesto, ya en cifras estatales, que son los estudios en matemáticas, estadística, informática y/o ciencias de la computación los que arrojan los ratios más altos de empleabilidad, con más del 75% en todos los casos. Por el contrario, son las personas sin estudios o con formación básica las que sufren los mayores problemas a la hora de encontrar un puesto de trabajo. En estos grupos, la tasa de empleo se reduce a entre un 28 y un 35%.

En toda España son más de 1,4 millones de personas quienes llevan tres o más años sin trabajo, 3.200 más que en 2014.