El éxito no es el final. O todo lo contrario si no se mantienen los pies en el suelo y se deja crecer el ego, "un enemigo" en opinión de Millán Berzosa, media training specialista de Google News Lab para España y Portugal. Alcanzar unos objetivos o, incluso, superarlos con prontitud puede generar la idea equivocada de que el negocio ya camina solo y ese puede convertirse en un paso en falso que no permite la marcha atrás.
"Si no estamos siempre atentos, leyendo el mercado, nos van a dejar fuera rápido", advirtió el vicepresidente ejecutivo de Astican, Germán Suárez. "Que el éxito no nos confunda", insistió, "por más que a los seres humanos a veces nos guste la vanidad".
Según ese esquema, sería un error de consecuencias incalculables el abandonar los contactos y las prácticas que conducen a unos buenos resultados iniciales. Dejar de lado ese paraguas ideado durante la fase de puesta en marcha del proyecto, haría a este tambalearse cuando no caer hasta el cero, con el agravante de que levantarlo sería más costoso entonces. Es una de las conclusiones puestas sobre la mesa del II Foro de Emprendedores LA PROVINCIA / DLP celebrado ayer en el Hotel Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria.
Claro que el propio Berzosa invitó a preguntarse antes de nada "qué es el éxito". Desde ese punto de vista, expuso si la respuesta podía hallarse en la "reputación de la marca". Sin embargo, a pesar de que se logre alcanzar un alto nivel en ese plano, puede no considerarse dentro del plano positivo que conseguirlo tenga el coste de trabajar sin descanso todo el día prescindiendo de la vida familiar y social totalmente.
A su juicio, conducir a buen puerto los proyectos tiene mucho que ver con el "mimo" que se pone para cuidar los detalles. Como ejemplo puso la iniciativa de Google de montar un taller periodístico, porque entiende que le generará réditos. Y concluyó: "A veces lo más rentable es hacer las cosas bien".
Por su parte, el consultor de innovación y profesor de Creatividad Publicitaria de la Universidad Complutense de Madrid, Julio Pérez-Tomé, abogó también por abordar los proyectos desde un prisma "transversal". Eso pasaría para, por ejemplo, desde una empresa que se inserta en el ámbito del deporte "explorar también el de la salud".
De esa manera, se diversifica la actividad, con lo que se minimizan los riesgos y se multiplican las posibilidades de éxito. Esto último porque puede ofrecerse un servicio más completo a los potenciales clientes y porque, por pura matemática, crecen los campos en los que pueden recogerse réditos.
Por supuesto, en el mundo global es necesario tener conocimiento de la lengua inglesa, pero Berzosa argumentó que en la mayoría de las ocasiones España y Portugal "no merecen estar en la tercera división" en que se las coloca. Sobre todo, porque el idioma español lo manejan 550 millones de personas. Pero ponerse en valor pasa también por dejar de ser el país cuyos habitantes "peor se valoran a ellos mismos".
