En lo único en que no están plenamente de acuerdo las dos grandes organizaciones empresariales de Canarias es en el número exacto de años que la economía y la sociedad han perdido a consecuencia de la crisis y de la falta de reformas. La división tinerfeña de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE-Tenerife) explica en un informe que hizo público ayer que son diez los años que se han tirado por la borda. La Confederación Canaria de Empresarios (CCE) habla, por su lado, de hasta tres lustros. En cualquier caso, la cúpula de la patronal advierte de que la conjunción de la crisis y de cierta inactividad de la Administración en la puesta en práctica de medidas correctoras ha desembocado en un profundo deterioro socioeconómico.

Las previsiones que el empresariado de la región tenía antes del cambio de ciclo económico saltaron por los aires cuando, en octubre de 2007, estalló la crisis de las hipotecas subprime o basura. Con todo, la patronal entiende que la ausencia de reformas y de medidas para apuntalar el tejido productivo también está detrás del empeoramiento de buena parte de los indicadores socioeconómicos. "La falta de aplicación de muchas de estas medidas ha supuesto una década perdida de prosperidad durante la crisis", aseguró ayer la CEOE. Medidas que el presidente de la CCE, Agustín Manrique de Lara, resumió en dos fundamentales: la limitación de la hiperregulación (el exceso de normas y de burocracia) y la liberalización de la actividad. De hecho, el principal representante de la confederación de la provincia de Las Palmas no cree que sean diez los años de "prosperidad" perdidos, sino incluso más: "Yo diría que hemos perdido 15 años". Manrique de Lara juzga que, de haber hecho los deberes, las Islas "habrían pasado de puntillas por la crisis".

Desde la CEOE recordaron que en diciembre de 2006, diez meses antes del capítulo de las subprime, recomendaron a la Administración una serie de medidas para mejorar la competitividad de la economía regional, ya entonces caracterizada por su baja productividad y por su vulnerabilidad frente a "factores externos". Casi diez años después de aquellas recomendaciones (orientadas hacia la promoción de la competencia y la dinamización empresarial), el escenario es "desolador", subraya la patronal de la demarcación de Santa Cruz de Tenerife. Y las variables macroeconómicas así lo evidencian.

En 2005, cuando la crisis ni siquiera se atisbaba, había en Canarias 863.200 ocupados. Si nada hubiera cambiado, esto es, en virtud de la mera inercia económica, el año pasado debió de haber concluido con más de un millón de ocupados. La realidad es que terminó con poco más de 813.000. El profundo deterioro se observa también en la tasa de paro, que en 2005 solo era de un 10,7%. El empresariado tenía en sus previsiones una tasa de un 8,5% en 2015 en el caso de que la Administración pública atendiera sus propuestas. Lo cierto, sin embargo, es que la comunidad autónoma cerró el ejercicio anterior con el desempleo en un 26,75%. En definitiva, "el análisis de las magnitudes dibuja un escenario desolador, ya que las variables que se barajaban a consecuencia de la inercia son más positivas que lo que ha ocurrido finalmente".

Menos empresas

También el estudio del tejido empresarial pone de manifiesto hasta qué punto Canarias ha perdido años de "prosperidad", en palabras de la patronal. No en vano, esta vaticinaba en 2006 que serían alrededor de 150.000 las empresas que habría en el Archipiélago cuatro años después, en 2010. Pero no solo no se cumplió el vaticinio, sino que aún hoy son muchas menos de 150.000, exactamente 132.857, las empresas radicadas en la comunidad. Y otro dato esclarecedor es el del número de empresas que emplea a más de 500 trabajadores. Un número históricamente muy bajo pero que ha seguido reduciéndose. En 2005, las entidades que daban trabajo a más de medio millar de personas tan solo representaban un 0,04% del total de las establecidas en la autonomía, un porcentaje irrisorio que los empresarios creían que llegaría al 0,06 en 2010, lo que nunca ocurrió. En realidad, el ejercicio de 2015 se cerró con solo un 0,02% de empresas con más de 500 empleados.

En cuanto a las energías renovables, y aunque el reconocimiento de su importancia se ha extendido en los últimos años, la patronal considera que el proceso de implantación está siendo "excesivamente lento". "Principalmente por la excesiva burocracia, la inseguridad jurídica y la falta de mecanismos que permitan potenciar las energías renovables", agrega.

La CEOE también revela, ya en el capítulo de la I+D+i (investigación, desarrollo e innovación), que las solicitudes de patentes llevan un ritmo "muy desalentador", hasta el punto de que "solo se ha alcanzado el 20% de las solicitudes que se esperaban". El empresariado juzga así que existe un "retraso" en innovación "que nos deja en desventaja competitiva frente a otras economías".

Al margen de la crisis, principal responsable de la situación, tanto la CCE como la CEOE-Tenerife coinciden en el llamamiento a la "desburocratización" como medida de urgencia para promover la inversión.

"Se hace necesario, por parte de las distintas administraciones que confluyen en Canarias, tomar las decisiones de inversión y desburocratización, acompañadas de una eficiente política activa de empleo", insistieron desde la patronal.