José Ramón Illán es graduado Social y licenciado en Relaciones Industr iales (Universidad de Murcia y Alcalá de Henares) y vive en Valencia desde 1988 , donde ocupa el puesto de socio-director de I&B Consultores. Durante su vida profesional ha trabajado en el sector de la gran distribución comercial y ha ocupado uno de los principales puestos de máxima responsabilidad en el alto sta? de la compañía Mercadona. Allí trabajó codo con codo con su presidente, Juan Roig. Illán ha sido director general de Logística y de Compras Campo, Lácteos y Derivados de la cadena de supermercados durante más de una década. Ahora, entre otros quehaceres prepara una nu eva edición de Hormiga y cigarra, un libro escrito "pensando en cientos de miles de personas que viven anteponiendo su trabaj o al resto desu vida personal". Illán ofrece varios consejos para encontrar caminos que ayuden a salir del laberinto y equilibrar vida profesional y personal. Son los siguientes:

La cigarra no hizo caso a la hormiguita. Cuando llegó el invierno y escasearon las provisiones, la cigarra, hambrienta, fue a pedirle comida. Entonces, la hormiga le contestó: "Si hubieras trabajado en el momento oportuno, como yo hoy no carecería de comida. Canta ahora mientras yo como". La moraleja está clara : "Primero duro tendrás que trabajar si luego tranquilo quieres disfrutar".

Los monjes benedictinos decían que el equilibrio está en ocho horas de trabajo, ocho de meditación y ocho de descanso. Sin embargo, algunos directivos realizan jornadas de setenta horas y se creen que pueden trabajar a ese ritmo durante cuarenta años. Quintando alguna excepción eso no es posible y además tampoco es sano. Un compañero de trabajo me comentó a cierta ocasión que no tenía ningún remordimiento de conciencia si se jubilaba con 51 años. Comparto esa a?rmación. Los deportistas de alto rendimiento terminan su vida en la élite transcurridos unos "pocos" años. El tiempo es relativo y no se mide en años.

S e trabaja por dinero. El ?n último es cobrar. Fungible signi?ca que en todas las organizaciones o empresas no hay nadie imprescindible ya que los directivos se pueden cambiar cuando se "funden". Y ya está.

Huraño. Amargado. Pagano (en el sentido de pagar). Insatisfecho. Cortante. Cansado. Excusado. Inaccesible. Cuando eres solo hormiga no gustas a nadie, generas incomprensión, irritación y pena. Consumes el saldo de la cuenta corriente emocional que tienes con tus seres queridos. Ese saldo se formó por los ingresos de lo que un día fuiste.

Tu obligación es aumentar los talentos que has recibido y compartirlos con los demás. Eso ayuda a estar actualizado y a autor realizarse.

Solo te los crees tú. No te dejan ver la realidad. Solo te sirven de justi?cación a ti los perciben los que están contigo. Aquí se puede recordar una célebre expresión de Cayo Julio César : "Los hombres tienden a creer aquello que les conviene".

¿Te cuesta levantarte para ir a trabajar? ¿No crees en lo que haces? ¿No te diviertes? ¿Tu conciencia no te deja dormir? ¿Has ganado bastante para comprar tu libertad? Pues amigo, ha llegado el momento de plantearte si quieres continuar siendo hormiga. "Si espero perderé la energía de la juventud", decía Alejandro Magno.

Tienes que encontrar tu sitio en el rompecabezas de los demás. La intensidad y el ritmo de los demás no son lo que tú llevabas o los que llevas cuando aterrizas. Tú eres el que tiene que adaptarse a la velocidad de los demás.

Hay mu chísimos placeres que para su disfrute no requieren dinero. Solo necesitan tu tiempo y tu presencia física y mental. Sincronizar tu cuerpo y tus pensamientos de nuevo te permitirá vivir con plenitud, percibir y ser percibido por el entorno. Mi propuesta es: primero ser hormiga y después, cigarra.