El caos que ha generado la crisis de Vueling en el transporte aéreo continuó en la jornada de ayer. Son ya más de cuatro días de cancelaciones y retrasos que han obligado a posicionarse a instituciones, asociaciones de usuarios y demás organizaciones relacionadas con el sector. Desde el Archipiélago, donde se volvieron a sufrir las consecuencias de la situación en el aeropuerto de Barcelona-El Prat -centro de operaciones de la aerolínea-, el Ejecutivo regional ya ha transmitido al Ministerio de Fomento, en concreto a Aviación Civil, su "preocupación" por el caos ocasionado por la compañía de bajo coste.

Aunque el Gobierno de Canarias no tiene competencias en la materia, su director general de Transportes, Elías Castro, se ha puesto en contacto con la cúpula de Aviación Civil para expresar la inquietud que hay en las Islas, máxime ahora cuando comienza el período estival y el tránsito en los aeropuertos es tan alto.

Las cifras que han trascendido elevan por encima de 8.000 el número de pasajeros afectados hasta ayer. Son el Ministerio Fomento y la Generalitat de Cataluña, por ser esta la comunidad donde radica la empresa, las instituciones competentes en materia de sanciones y la directora de la Agencia Catalana de Consumo, Montserrat Ribera, ya ha adelantado que, efectivamente, se multará a la compañía, integrada en el grupo IAG junto a Iberia y British Airline. Y Fomento, por su lado ya le ha abierto expediente además de exigirle un inmediato plan de contingencia con todos los aviones y las tripulaciones con las que cuentan para realizar los vuelos planificados en julio, agosto y septiembre.

La situación mejoró ayer en El Prat, y, por consiguiente, también en los aeropuertos de Canarias, después de que Vueling alquilara seis aviones y contratara de urgencia a 34 pilotos. Con todo, los retrasos de nuevo afectaron a decenas de pasajeros que se trasladaban del Archipiélago a Barcelona, o viceversa. No hubo ayer vuelos entre el aeropuerto de Tenerife Sur y la Ciudad Condal, pero sí desde y hacia el de Los Rodeos. El primero debió empezar a las 07.00 horas y no lo hizo más de media hora después. Otra aeronave tendría que haber salido de Tenerife Norte a las 15.15 horas y en realidad salió a las 16.30. De Barcelona a Tenerife hubo dos vuelos: el primero debía despegar al mediodía, pero se retrasó hasta casi una hora y media después; el otro despegue estaba previsto para las 20.15 horas, despegue que al cierre de esta edición ya se había demorado alrededor de una hora.

Peor lo pasaron, no obstante, los pasajeros del primer vuelo del día de Gran Canaria a El Prat, que debió comenzar a las 02.10 horas y no lo hizo hasta las 05.00, es decir, hasta casi tres horas después. Sí fue puntual, en cambio, el segundo trayecto de la jornada, que empezó, como estaba previsto, a las 07.00 horas. En cuanto a la ruta Barcelona-Gran Canaria, la primera de las dos aeronaves despegó sin retraso a las 12.10 horas, y la segunda mantenía su horario de partida (21.40) sin cambios al cierre de esta edición.

Por el contrario, no se libraron del caos aeroportuario quienes volaron de Lanzarote a la capital catalana, que en lugar de salir a las 15.40 horas, lo hicieron 50 minutos más tarde. Y una hora y cuatro minutos de espera extra soportaron los que recorrieron el trayecto a la inversa, esto es, de Barcelona a la isla de los volcanes, que partieron a las 13.54 y debieron hacerlo a las 12.50.

Claro que fue en Fuerteventura donde más se sufrieron las consecuencias de la crisis de Vueling. Un primer vuelo se demoró solo media hora, pero el que tenía que salir a las 19.00 horas no solo no lo hizo, sino que al cierre de esta edición no estaba previsto que partiera hasta las 22.30, hasta tres horas y media después. El único del día desde la Ciudad Condal a la isla no se puso en marcha a las 10.40, sino a las 11.10 horas.