CaixaBank logró en el primer semestre de este año un beneficio de 638 millones de euros, lo que supone un 9,9 % menos que en el mismo período de 2015, que incluía impactos extraordinarios asociados a la integración de Barclays Bank. Con todo, el resultado obtenido se apoya en un elevado nivel de ingresos, en la contención de los gastos de explotación y en las menores dotaciones, que suman entre enero y junio 912 millones de euros, un 36,6 % menos.

La ratio de morosidad, por su parte, sigue reduciéndose y se sitúa ahora en el 7,3 %, tres décimas menos que hace un año.

En el actual contexto de tipos de interés muy reducidos y de volatilidad en los mercados, el margen bruto de CaixaBank cae un 11,3 % interanual, hasta los 4.049 millones de euros, mientras que el de intereses disminuye un 10 % y se sitúa en 2.041 millones, impactado también por la eliminación de las cláusulas suelo de los préstamos hipotecarios.

Sí que crece, en cambio, el margen de explotación, que alcanza los 2.047 millones, casi un 4 % más que hace un año.

CaixaBank -con 13,8 millones de clientes y una red de 5.131 oficinas- captó en el primer semestre del año 605.600 nuevas nóminas, lo que le ha permitido alcanzar una cuota en este ámbito de más del 25 %, con un total de 3,4 millones de domiciliaciones.

Respecto a la amplitud de la red de oficina tras la integración de Barclays, el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, aseguró ayer que la entidad no prevé "cambios drásticos" en su red más allá del actual proceso de concentración en núcleos urbanos. Unas 500 oficinas "se van a convertir en 200" a finales de 2017, lo que es una reducción muy importante de la red que, dijo, no se hace pensando en la cuenta de resultados sino en los clientes.