La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cuarenta años después

CC OO reivindica la labor de los despachos laboralistas en la lucha obrera

Cuarenta años después

En julio de 1976 llegó a Santa Cruz de Tenerife un joven abogado laboralista. Lo enviaba el Partido Comunista de España, a petición de sus dirigentes en Canarias, para reforzar la batalla sindical que, aún en la clandestinidad, protagonizaba un puñado de luchadores anónimos. Ignacio Cestau provenía del despacho de Atocha, en Madrid, y llegó a la isla meses antes de que varios de sus colegas fueran asesinados de aquella trágica manera. El propio Cestau lo recordaba este julio de 2016, cuarenta años después, ante la nutrida audiencia que participó en el acto organizado por su despacho para conmemorar tan señalada fecha.

En su discurso ante protagonistas de la vida pública de ayer y hoy, Ignacio Cestau reivindicó el papel de las luchas sindicales no sólo en la consecución de derechos históricos de los trabajadores, sino en la conquista de la democracia en sí. Una conquista llevada a cabo por los "pocos, activos y abnegados" que, según definición de Agustín Millares Cantero, protagonizaron la lucha antifranquista en Canarias. Y cuya actividad, como reconocían ellos mismos, ha sido en gran medida silenciada: "Se ha elaborado un relato histórico parcial e interesado de la memoria reciente de este país", opinó Alexis García, que fue el encargado de recibir en el aeropuerto al abogado madrileño que, en su día, envió el PC.

Diversas voces se vienen sumando, de hecho, a las críticas contra la sublimación del papel del rey y Adolfo Suárez en la transición de la dictadura a la democracia. Y reivindican, cada vez más, la labor que protagonizaron obreros, abogados, periodistas, cristianos de base, etcétera, desde el anonimato. Ciudadanos de a pie que, en pleno franquismo, se arriesgaron a ver truncadas sus vidas por defender la democracia: "Como ocurrió en otras partes, el renacimiento del movimiento obrero local fue de una audacia y dificultad tremendas, con avances y retrocesos, acompañado de grandes sacrificios para algunos y de mejoras salariales y sociales para la mayoría", recuerda el historiador Paco Quintana en su libro Conflictos laborales y oposición sindical en Las Palmas. Y añade: "Su rasgo distintivo fue el estar protagonizado por una vanguardia muy reducida, y más específicamente por el Partido Comunista, única fuerza de oposición con incidencia en los núcleos obreros hasta la década de los setenta".

Los rojos de entonces

En esa vanguardia jugaron un importante papel los despachos laboralistas. El primero de ellos se abrió en la calle Viera y Clavijo de la capital grancanaria, con dos significados pioneros en la defensa de los trabajadores ante los tribunales franquistas: Carlos Suárez , apodado el látigo negro, y Augusto Hidalgo, padre del actual alcalde de Las Palmas de Gran Canaria. Y en él recaló el propio Ignacio Cestau para conocer su experiencia y exportar posteriormente a Tenerife su novedoso sistema de "igualas", un antecedente de la cuota sindical que permitía pagar el salario de los letrados a través de aportaciones de cada trabajador. Las "igualas" -que ya utilizara Cubillo en su despacho- permitió dar estabilidad a la organización de trabajadores más allá de la representación sindical en la empresa. Y supuso un primer embrión de comisiones obreras que no ha terminado de reconocer ni el propio sindicato.

En aquellos tiempos revueltos se sucedieron los conflictos y tuvieron lugar significadas huelgas: la del 68 en el puerto, que concluyó con el pase de Carlos Suárez a la clandestinidad y, ya en estos tiempos, al ostracismo; la de Salcai en el 72; las de la construcción en el 74 y 75... En la resolución de estas tensiones, los despachos supusieron un aval para los trabajadores que reivindicaban sus derechos en un sistema sin apenas protección ni garantías. "Yo entendía que el despacho tenía que servir para contribuir a concienciar a las masas y captar militantes para el partido. Y los obreros lo percibían, además de como un asesoramiento, como un lugar de protección, porque de puertas a dentro no entraba la policía", ha contado Carlos Suárez.

Junto a estos letrados, dieron la batalla otros tantos trabajadores y profesionales, que utilizaron cualquier medio a su alcance para tratar de minar el régimen. Artistas como Tony Gallardo, fallecido hace ahora veinte años, utilizó la cultura como arma para la movilización. Así, el grupo Latitud 28 o la revista Sansofé se convirtieron en puntas de lanza de ese decisivo movimiento obrero.

Entre los protagonistas de aquel ayer presentes en el 40 aniversario destacaron figuras de la talla de Paco Tovar, histórico representante estudiantil; o los jóvenes comunistas de entonces Nicolás Pérez Plasencia, Alexis García Bravo de Laguna o José Carlos Mauricio. No hubo, sin embargo, espacio para la nostalgia ni para el rencor -por su labor silenciada- en la fiesta laboralista de Cestau. Se sumaron otros conocidos dirigentes como Diego León o Víctor Díaz, con un despacho igualmente vinculado a la lucha sindical, en este caso en el sector portuario. O políticos en activo como Juan Fernando López Aguilar. Y se habló más del hoy y del mañana que del ayer.

Han pasado cuatro décadas desde aquel 11 de julio de 1976, cuando tuvo lugar la histórica Asamblea de Barcelona que marcó un hito en la transformacion de las originarias comisiones obreras en el presente organización sindical. El valor simbólico de aquel encuentro, celebrado en una iglesia de forma clandestina, representa para los dirigentes actuales un espejo en el que mirarse en un momento en que el sindicalismo atraviesa una de sus peores crisis.

La presencia de Manuel González Izquierdo, Juan Jesús Arteaga y Carmelo Jorge Delgado en la celebración del 40 aniversario tuvo en este sentido su significado. Porque tanto los dos ex secretarios generales de CC OO en Canarias como el actual defendieron, por encima de las divisiones internas que han vivido, un objetivo prioritario: "La necesidad de fortalecer el sindicalismo ante el nuevo fantasma que recorre Europa: la ofensiva capitalista por desmantelarlo".

Compartir el artículo

stats