Los ingresos que declaran los autónomos canarios en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) han aumentado por primera vez tras siete años consecutivos de caída. Así lo ponen de manifiesto los datos de la Agencia Tributaria, que cifra el rendimiento neto medio de las actividades económicas en 10.517 euros anuales, un alza de un 4,7%. Una cantidad, la correspondiente a 2014 y que se declaró el año pasado, que, no obstante, es un 25% inferior a la cuantía media por la que los trabajadores por cuenta propia de las Islas tributaron en 2006.
En otras palabras: los autónomos de la región han perdido uno de cada cuatro euros de ingresos desde entonces. "Vamos remontando, pero la remontada va a ser muy larga", vaticina el presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) en el Archipiélago, Juan Carlos Arricivita.
Cerca de 68.000 contribuyentes canarios declararon en la última campaña del IRPF rendimientos por actividades económicas. Este grupo lo integran fundamentalmente los trabajadores por cuenta propia, cuyos ingresos se hundieron en los años más duros de la crisis. En 2006, los autónomos de la comunidad autónoma que tributaron bajo la fórmula de estimación directa declararon una renta media de, exactamente, 14.069 euros.
A partir de ese ejercicio, y en consonancia con el largo período de estrecheces, esos poco más de 14.000 euros se redujeron año tras año hasta los 10.041 euros de 2013. Fueron siete, por tanto, los ejercicios consecutivos de caída de los rendimientos por actividades económicas, una tendencia que, sin embargo, ya se ha interrumpido.
Las estadísticas de la Agencia Tributaria revelan que los beneficios de los autónomos de las Islas han vuelto a aumentar, aunque levemente. La media de los ingresos netos reducidos (una vez aplicadas las bonificaciones que establece la ley) llegó en 2014 a 10.517 euros, 476 euros más de los 10.041 de 2013. Una subida de un 4,7% que, eso sí, apenas sirve para suavizar la caída de siete años.
3.550 euros menos
No en vano, esa renta media de 10.517 euros aún supone unos 3.550 euros menos de la declarada en 2006, es decir, un 25% menos. En definitiva, los trabajadores por cuenta propia del Archipiélago perdieron a lo largo de la crisis uno de cada cuatro euros de sus ingresos.
El presidente de ATA en Canarias recuerda al hilo de estas cifras que la "destrucción" que sufrió el trabajo autónomo prácticamente desde el estallido mismo de la crisis fue "muy rápida". Hasta tal punto ha sido profundo el deterioro de este sector del mercado laboral que Juan Carlos Arricivita está convencido de que "la remontada va a ser muy larga". "Sí se nota una recuperación, sobre todo si se tiene en cuenta de dónde venimos, pero seguimos teniendo problemas estructurales sin resolver", se lamenta el representante de los empleados por cuenta propia de la región, quien considera "urgente", también desde el punto de vista de los autónomos, que el próximo Gobierno estatal se constituya cuanto antes, "sea del color que sea", puntualiza.
Tanto el presidente nacional de ATA, Lorenzo Amor, como el propio Arricivita vienen reclamando al Ejecutivo la puesta en práctica de una serie de medidas que juzgan imprescindible para la supervivencia de miles de trabajos por cuenta propia.
El dirigente de la asociación en Canarias subraya así la necesidad de que se flexibilicen las cotizaciones sociales, ya que hay meses, explica, en los que el trabajador no consigue facturar un mínimo que le permita vivir y cotizar a un tiempo. Además, demanda que las instituciones cumplan los plazos de pago, que "han vuelto a crecer", y que se adopten medidas para acabar con la competencia desleal de quienes se emplean en la economía sumergida, esto es, en negro o fuera de la ley.
Hay que recordar, en relación con la economía sumergida, que desde Hacienda se ha vinculado al fraude fiscal el bajo nivel de los ingresos declarados por los autónomos (los 10.517 euros de 2014 son 6.600 euros menos que la renta reducida media de los asalariados, aunque hay que puntualizar que en una misma declaración puede haber rendimientos tanto del trabajo como de actividades económicas).
En cambio, desde el colectivo se ha puesto énfasis en cómo la crisis golpeó con especial saña a los autónomos, algo que evidencian los numerosos profesionales que han tenido que reorientar su carrera o los pequeños negocios, no menos numerosos, que se han visto abocados a cerrar sus puertas. Arricivita expone así que el trabajador por cuenta propia ha terminado por "acostumbrarse" a sobrevivir entre dificultades.
