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La fuga de trabajadores crece al marcharse 7.500 más de los que vienen solo en un año

Desde 2008 han sido 34.000 más los canarios que se han mudado a otras autonomías por motivos laborales que quienes han venido a trabajar a las Islas

La fuga de trabajadores crece al marcharse 7.500 más de los que vienen solo en un año

La marcha de trabajadores de la Comunidad Autónoma se intensificó el año pasado hasta el punto de llegar a cifras inéditas incluso en los ejercicios más duros de la crisis económica. Fueron casi 31.500 las personas que dejaron Canarias en 2015 por motivos laborales, mientras que quienes vinieron a las Islas procedentes de otros territorios del país sumaron menos de 24.000, de modo que el saldo es de alrededor de 7.500 empleados menos. Para contextualizar este saldo negativo basta con apuntar que es el más alto desde 2008, es decir, desde el primer ejercicio que discurrió sumido de lleno en las estrecheces. El saldo ya fue negativo ese año, aunque ahora abandona el Archipiélago un 66% más de trabajadores que entonces, según los datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). El balance desde el estallido de la crisis es de -34.000. Han sido 34.000 más los trabajadores que han emigrado a otros lugares del país que los que han inmigrado.

"En 2015, la movilidad geográfica se ha incrementado tanto entre provincias como entre comunidades autónomas, alcanzando las mayores tasas desde comienzos del siglo", explican desde el SEPE con respecto a las cifras del conjunto del Estado. Una tendencia más fácilmente perceptible en los tres últimos años. Entre 2009 y 2012, los desplazamientos entre regiones por motivos laborales no llegaron a 1,2 millones, pero desde ese momento experimentaron una sensible subida hasta los prácticamente 1,6 millones en 2015. Y Canarias no es una excepción en esta dinámica en la que la escasez de ofertas en el mercado de trabajo aboca a muchas personas a emplearse allí donde encuentran una posibilidad, ya sea fuera de su isla, fuera de su provincia o incluso fuera de la región.

Once autonomías en negativo

Que la economía de un determinado territorio despierte el interés de potenciales trabajadores de otros lugares significa la existencia de un mercado laboral activo. En el caso del Archipiélago, y en los de otras diez autonomías, ocurre, sin embargo, lo contrario, esto es, son muchos más quienes se ven obligados a dejar su residencia para instalarse allí donde surge ese ansiado puesto que quienes hacen el recorrido en sentido inverso. Los que se fueron son, en concreto, 7.470 más que los que vinieron. No en vano fueron 31.358, exactamente, las personas que abandonaron las Islas el año pasado para trabajar en otras comunidades, mientras que quienes hicieron el camino en sentido contrario solamente fueron 23.888.

Ese saldo de -7.470 empleados es un 85% superior al de 2014, cuando el balance fue de -4.047 asalariados (se fueron 26.106 y llegaron 22.059), un notable empeoramiento que se observa también en los datos de los ejercicios inmediatamente anteriores, los de los años más difíciles de la crisis. En ninguno de esos años, los del período 2008-2014, había sido tan grande la diferencia entre los trabajadores que emigran del Archipiélago y los que inmigran de otros territorios del país. En 2008 se marcharon 32.323 y vinieron 27.824, con lo que el saldo fue de -4.499 empleados. Un número que, por un lado, pone de manifiesto cómo la pérdida de estos ocupados comenzó en Canarias ya en el primer año de crisis y, por otro, cómo esta fue entonces menos intensa que en la actualidad (el balance negativo fue un 66% inferior al de 2015). De hecho, las estrecheces económicas echaron raíces en los siguientes ejercicios, pero en ninguno llegó la diferencia entre los trabajadores que marcharon y los que aterrizaron a las -7.470 personas de 2015: -4.499 en 2008, -4.389 en 2009, -5.465 en 2010, -3.371 en 2011, -1.770 en 2012, -3.008 en 2013 y el susodicho saldo de -4.047 en 2014. En otras palabras: ni siquiera en el período 2010-2012, ese en que familias y empresas sufrieron las mayores dificultades, hubo una fuga de empleados tan importante como en 2015, cuando, paradójicamente, no son pocos quienes ya daban la crisis por terminada. Así, el mercado laboral regional arroja un balance negativo de -34.019 trabajadores entre 2008 y 2015.

Otros dos datos ayudan a contextualizar las cifras y permiten corroborar la atonía en que está inmerso el mercado laboral canario. El primero es el del saldo de los ejercicios anteriores a 2008, cuando la crisis de las hipotecas subprime o basura, que estallaría en octubre de 2007, ni tan siquiera se atisbaba. En 2006, los trabajadores que llegaron a las Islas desde otras comunidades fueron cerca de 10.000 más de los que se fueron. Y en 2007 aún fueron casi 3.600 más. Además, también hay que puntualizar que ya son seis las autonomías que el SEPE califica de "receptoras netas", esas en que ya son más los empleados que llegan que los que se van. Integran este grupo Baleares, Cataluña, Madrid, Murcia, Navarra y País Vasco, básicamente los motores económicos de España. En las 11 que vieron reducirse este grupo de ocupados en 2015, las 11 restantes, los saldos negativos oscilan entre el de -98.000 de Andalucía y el de -7.614 de La Rioja.

El principal destino de los trabajadores que dejan Canarias está en la Comunidad de Madrid. La mayoría de estos trabajadores isleños emigrantes son mujeres.

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