Todos las predicciones (incluidas las del ejecutivo de Rajoy) apuntan a una desaceleración de la economía española en 2017, aun contando con que entonces sí haya Gobierno. Las causas son tres: el agotamiento del margen de ganancia de competitividad externa por la vía de reducir salarios; la desaceleración del entorno, aunque el FMI prevé que la economía mundial recupere algo de holgura y pase del 3,1 al 3,4% (el 3% se suele considerar estancamiento), y la previsible atenuación de los factores externos (petróleo barato, tipos de interés en el 0% y negativos, compra masiva de deuda pública por el BCE, euro más débil que en el pasado reciente y récord de turismo extranjero), todos los cuales han estado beneficiando más a España que a otros países del área.

La agencia de calificación crediticia Moody´s rebajó por ello hace un mes el optimismo sobre el crecimiento español al considerarlo más cíclico que estructural, y apoyado en factores extraordinarios no duraderos.

El Banco de España estima que sólo la ofensiva monetaria del BCE, la relajación de la política fiscal y el abaratamiento del petróleo y otras materias primas han estado aportando 1,7 puntos de PIB al crecimiento de España desde mediados de 2014. Y el Gobierno español, en su último programa de estabilidad (29 de abril), atribuyó al crudo, los ínfimos tipos de interés y la debilidad del euro una estimación similar: un empuje equivalente al 1,6% del PIB (la mitad del 3,2% de crecimiento nacional).

Petróleo. El Gobierno en funciones asegura que los factores internacionales son los mismos para todos los países. Sin embargo, sus efectos no son análogos porque dependen de las características de cada economía. España tiene una intensidad energética (energía primaria que precisa consumir por unidad de PIB) superior a otros países. Por la composición sectorial, por mayor ineficiencia, por menor intensidad tecnológica y por la hegemonía del transporte de mercancías por carretera (frente al liderazgo del ferrocarril en otros países) España es muy sensible al precio del petróleo. El FMI estima que el PIB mundial sube o baja entre el 0,1% y el 0,15% por cada oscilación del 10% en la cotización del crudo, y en España el impacto se sitúa, según el Banco de España, en la parte alta: 0,15%. La dependencia energética exterior de España es del 72,9% (53,4% en la UE) y en el caso del petróleo asciende al 97% frente a un promedio europeo del 87%. A su vez, el petróleo supone el 42,2% del consumo energético español mientras que en la UE representa el 33%. Por todo ello, el desplome del precio del petróleo desde 2014 significa un aporte adicional de impulso a la economía española mayor que a otros países. Y por tres vías: libera renta de los ciudadanos para el consumo, reduce costes a las empresas y al transporte, y alivia el valor de las importaciones, lo que tiene dos efectos: mejora el saldo exterior y la contribución de éste al PIB, y ayuda a generar superávits por cuenta corriente para reducir la enorme deuda externa española.

Tipos de interés. España es el octavo país del mundo con mayor endeudamiento público y privado, según el McKinsey Global Institute. La deuda externa del país es la segunda mayor del planeta en términos absolutos (FMI) y la tercera de la UE en términos netos. La deuda pública es la sexta más voluminosa de la Unión, la octava que más crece y está en la mayor cifra de la historia (en términos absolutos) y la más acusada en relación al PIB desde 1909. España tiene el segundo mayor déficit fiscal de la UE. Por lo tanto, se trata de una economía muy vulnerable a cualquier "shock" externo. Todo esto está mitigado por la compra de deuda pública a gran escala por el Banco Central Europeo (BCE), que ha llevado los tipos de interés a tasas negativas. Los países más beneficiados por esta política monetaria ultraexpansiva (que en principio se prolongará hasta marzo) son los más endeudados mientras que empobrece a las economías ahorradoras y acreedoras.

En su informe anual de 2015 el Banco de España dijo que el impacto de "las medidas de política monetaria en la reducción de los costes de financiación de la economía española es mayor que para el conjunto del área del euro", que el programa de compra de activos para dar liquidez a la banca (TLTRO) también se nota "en mayor medida en España" y que el BCE redujo en 2014-2015 en 100 puntos básicos la rentabilidad media de la deuda pública en la eurozona y en 130 puntos básicos la española. La compra de deuda corporativa también ayuda más a los países como España como mucha deuda empresarial. Y el BCE dijo en su boletín de julio que las familias españolas son las más beneficiadas de la eurozona por la reducción del tipo oficial de interés al 0% por su alta exposición a las hipotecas a tipo variable.

Euro. El euro barato, como consecuencia entre otras causas de la expansión monetaria del BCE, ha sumado competitividad frente a las economías ajenas al euro, y esto tanto en el mercado exterior como en el interno (España y la eurozona) frente a las importaciones de terceros países. El tipo de cambio ayuda a todo el área del euro pero más a los países que, como España, se han desenvuelto históricamente con déficits comerciales. Alemania se erigió en segunda potencia exportadora mundial con un euro caro.

Turismo. La inestabilidad en destinos turísticos mediterráneos de sol y playa competidores de España más la devaluación interna y el abaratamiento del transporte aéreo por el crudo permitió a España pasar de 57 millones de visitantes extranjeros en 2008 a 68,1 millones en 2015. El turismo ha ganado peso en el PIB español hasta el 10,9% y en el empleo (16,2%). De las ocho actividades públicas y privadas que crearon empleo neto en el cómputo 2008-2016, el sector de la hostelería aportó la cuarta parte del total (25,8%). Las regiones que más tiran del PIB español son precisamente las de mayor relevancia y tradición turísticas.