El incidente protagonizado por uno de los pocos altos cargos canarios en la Administración el Estado, José Manuel Soria, ha permitido a la opinión pública conocer algo que pocas veces queda al descubierto: las entrañas del poder del Estado. Su composición y su dinámica interna de funcionamiento. Y descubrir cómo más allá de la dirección política del partido de turno en el Gobierno de España, cuerpos integrados por altos funcionarios toman algunas de las importantes decisiones que afectan al país, sobre todo en lo que respecta a su política económica.
Abogados, ingenieros y un creciente número de economistas acceden a la Administración estatal a través de un proceso de oposiciones y pasan a integrarse, junto a los embajadores, en una especie de aristocracia funcionarial. Desde sus respectivos cuerpos de máximo nivel, esta élite administrativa gana capacidad de influencia legislatura tras legislatura, bien a través de su asesoramiento cualificado o bien asumiendo directamente la responsabilidad al ser nombrados cargos públicos. El caso Soria, es decir el frustrado nombramiento del ex ministro al Banco Mundial, ha abierto un debate en la sociedad española sobre el papel de estos altos funcionarios y sus nombramientos como cargos públicos, así como la red de influencias en las que ejercen sus funciones.
El punto de mira se ha situado sobre los técnicos comerciales (denominados "tecos"), cuerpo al que pertenecen tanto Soria como el ministro de Economía en funciones Luis de Guindos. Compañeros de la promoción del 84 y de Gobierno hasta el cese de José Manuel Soria por su aparición en los papeles de Panamá, ambos forman parte de los 431 profesionales que integran el Cuerpo Superior de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado, en el que han logrado integrarse tan solo cuatro canarios.
La función del 'teco'
Juan Arencibia Rocha aprovechó "una de las genialidades de Matías Vega" y, como Alfredo Kraus, se benefició de una beca promovida por el presidente del Cabildo de Gran Canaria para financiar los estudios de canarios en el exterior. Se preparó en la Universidad de Nancy (París) y al obtener una plaza en 1961 se convirtió en el primer teco canario: "Fui el primero que tuvo que sufrir una oposición y el requisito de dominar al menos dos idiomas, porque hubo un tinerfeño que entró en los años 40 cuando se reforzó el cuerpo con un grupo de alféreces provisionales licenciados en Derecho", recuerda desde su casa en Madrid.
El cuerpo se había creado en los años 30, "cuando la economía no era ni materia de estudio", con el objetivo principal de "atraer capital extranjero para las inversiones en España y promover la exportación de las producciones del país". El objetivo se cumplió con creces a partir de los años 70, cuando el acuerdo con la Comunidad Europea permitió el libre acceso de productos españoles: "Yo estaba en Washington [como teco en la embajada] cuando España pasó, en 1973, de país subdesarrollado a situarse en el número once de las potencias desorralladas. Puesto en el que más o menos permanece desde entonces", cuenta Juan Arencibia para transmitir la importanciade la función de los técnicos comerciales del Estado.
En el mismo sentido se pronuncia Rafael Molina Petit, el segundo canario en aprobar las oposiciones a este cuerpo: "Son complicadas porque tienen el mismo nivel de exigencia que las de abogados del Estado, pero además la exigencia del dominio perfecto del inglés y un segundo idioma". Para superarlas pasó cuatro meses en París y cuatro años de encierro junto a su amigo Alfonso Cabello Cascajo, que estudiaba para notario.
Molina Petit obtuvo la plaza al tercer intento -pocos aspirantes aprueban a la primera- en 1975, casi una década antes que José Manuel Soria, que vivió junto a sus seis hermanos parte de su infancia en Londres y habla inglés con fluidez. Tan solo otro canario desvinculado de las Islas y una madrileña afincada en Tenerife, la política Pilar Merino, figuran también en la selecta lista funcionarial. Puede que en un futuro cercano, una joven canaria que se prepara las oposiciones en la actualidad se sume al club de altos funcionarios del Estado.
El 'homo economicus'
Rafael Molina explica que los técnicos comerciales y económicos de Estado son "figuras claves en el apoyo a la internacionalización de España". Y añade: "Somos una palanca para la expansión de las empresas españolas y podría decirse que el brazo armado de la política comercial del país". Ello explica, en su opinión, la vinculación de los tecos con diversos organismos financieros internacionales, que son en definitiva los que conceden los créditos tanto a las empresas como a los Estados para participar en licitaciones o realizar inversiones de carácter internacional. Y considera que la labor del cuerpo al que pertenece ha sido "muy importante para que España haya logrado convertirse en ganadora de grandes concursos promovidos con financiación mundial".
La conexión con el mundo financiero es, precisamente, la que está en cuestión. De Guindos accedió al Gobierno de España tras su paso por la quebrada Lehman Brothers. Pero su caso no es el único: hasta el 35% de los tecos en activo se encuentra en excedencia. Dejan temporalmente su plaza para ocupar cargos públicos o puestos directivos en empresas privadas: ministerios y secretarías de Estado; Banco de España o Mundial, Instituto de Crédito Oficial, Fondo Monetario Internacional o empresas del IBEX. Molina Petit sostiene pese a ello que "nuestro papel es más técnico que político", mientras Arencibia Rocha opina que "estamos hablando de profesionales con buen bagaje intelectual y en constante actualización por el dinamismo de la economía. Entiendo, por tanto, que tienen alta capacidad para las tareas de gobierno". Y recuerda que el primer teco en dar el salto a la política fue Enrique Fuentes Quintana, que Adolfo Suárez nombró en 1977 su vicepresidente segundo para Asuntos Económicos ante la delicada situación económica que atravesaba España. Otros economistas progresistas o liberales, desde Ramón Tamames a los hermanos Varela a o Luis Angel Rojo, han sido técnicos comerciales de conocida proyección. La derecha también ha tenido y tiene, como ha quedado en evidencia estas semanas, sus representantes en el cuerpo.
El caso de Soria representa un punto de inflexión en la percepción social de los tecos, tanto por el impacto de su nombramiento en la opinión pública como en la conformación del futuro Gobierno. Un día después de las elecciones vascas y gallegas, volverá al Congreso el debate sobre su polémica designación. Pero más allá de la inoportunidad política, de la torpeza del Gobierno del PP, de la reacción política de los otros partidos y la fuerte presión social, que finalmente frustró su candidatura al Banco Mundial, ha quedado en evidencia que, por debajo del poder temporal de los políticos, un poder estable coexiste en las estructuras del Estado: el de los altos funcionarios con influencia en la toma de decisiones. Igualmente ha quedado en evidencia que Canarias, históricamente alejada de los centros de toma de decisión del país, sigue fuera de ellos en pleno siglo XXI.
