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Entrevista

"Senegal y Costa de Marfil se encaminan a ser nuevas economías emergentes"

"Las previsiones de la OCDE apunta a que el crecimiento de África en 2017 será del 4,5%", apunta Federico Bonaglia, asesor principal del director del Centro de Desarrollo de la OCDE

Pedro Ortega (izquierda), Federico Bonaglia y Luis Padrón, ayer. LP / DLP

¿Cuáles son las previsiones de crecimiento en África?

Las previsiones de la OCDE, el Banco Africano y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo apuntan a que el crecimiento será del 3,7% a cierre de este ejercicio y del 4,5% en 2017. Para mí, África es un continente que está emergiendo, pero hay diferencias entre países. Senegal o Costa de Marfil, a través de planes estratégicos, se marcan como objetivo para 2025 o 2030 ser países emergentes y están encaminados a ello. África tiene muchísimas oportunidades internas. Es un enorme mercado para la gente joven, que está mejor formada que las generaciones anteriores, pero tiene un déficit en infraestructuras.

¿Este crecimiento también se mantuvo durante la crisis? ¿En qué se ha apoyado?

Sí. Antes de la crisis consiguió un crecimiento del 5% anual por el esfuerzo de los países para elaborar mejores políticas macroeconómicas y por las relaciones con socios comerciales como India, Brasil y China, con quien la actividad se multiplicó desde 2009. China es el país más importante como socio comercial e inversor en África, pero ya no demanda materias primas como antes y el precio de éstas ha bajado. Los gobiernos africanos deben seguir reformando la regulación para que sea más transparente para los inversores. Es importante que cuenten con un marco claro que indique que no se van a producir expropiaciones o cambios legislativos cada cinco años.

¿Los países deben impulsar un modelo fiscal adecuado para recaudar más fondos?

El desarrollo se financia con recursos propios y es un desafío importante que cambien el sistema de impuestos. La fuente más importante de financiación externa del continente son las remesas que los inmigrantes envían a sus familias, ya que en 2015 ascendieron a los 64 billones de dólares. Pero se trata de un dinero privado que los particulares usan como quieren. Luego, con 56 billones de dólares, está la ayuda oficial al desarrollo africano, pero que es menor que el flujo anterior. Mucha gente en África no paga impuestos y ahí hay un problema.

El informe se centra en la importancia de desbloquear las ciudades, ¿en qué medida contribuirá la urbanización al desarrollo sostenible de África?

Si tienes una ciudad planificada de manera inteligente, es más simple la administración pública para ofrecer servicios educativos, de transportes, agua o electricidad. Además, en África existe un problema importante de distancia entre los lugares de producción agrícola y los mercados. Si están integrados de forma más eficaz, se puede aumentar la productividad y reducir los costes. Solo un tercio de países tienen un plan de urbanización y sin ésta no es posible que lleguen los beneficios que genera.

Pero el desarrollo urbanístico no siempre ha estado acompañada de industrialización y sí de una mayor contaminación.

En África la urbanización no se ha acompañado de un proceso de industrialización, mientras que en Asia las dos cosas han ido de la mano. Hay muchas ciudades africanas de servicios, es verdad, y hay que buscar un alza de la manufactura. Por otro lado, sí hay una necesidad de una mayor planificación urbana para hacer frente al cambio climático. En nuestro informe estimamos que la contaminación en África cuesta un tercio del PIB de todo el continente por la muerte de ciudadanos ligada a sus efectos.

La población en las ciudades se ha duplicado. En el informe apuntan a que África debe generar 30 millones de empleos cada año, ¿cómo será posible crear tantos empleos si, además, la productividad sigue siendo baja?

Mejorando la competencia de los africanos y, para ello, es importante reformar la educación. Aquí las empresas canarias y del resto de Europa tienen una oportunidad, al igual que en el sector de la planificación. Además, existe la necesidad de impulsar políticas sectoriales, pero no hay una sola receta. Cada país necesita identificar sus ventajas competitivas.

Si se mejora la formación, ¿existe la posibilidad de que la fuga de talento africano se acentúe si el tejido empresarial no es capaz de absorberlo?

La migración de personas cualificadas es un problema serio para los países africanos. Muchos contribuyen al desarrollo de África con remesas y networks, pero podrían regresar de forma permanente o intermitente si tuvieran mejores oportunidades.

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