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Mercado laboral Formación y empleabilidad

Canarias es una de las regiones donde más crece la "pobreza laboral"

La posibilidad de pasar al paro es tres veces mayor con bajo nivel formativo que con una educación superior

Varios jóvenes que saltaron al campo del Estadio de Gran Canaria en junio de 2014, cuando Las Palmas aspiraba a subir a Primera enfrentándose al Córdoba, se encaran con miembros de la seguridad privada. J. C. G.

En junio de 2014, varias decenas de aficionados canarios invadieron el campo de la Unión Deportiva y frustraron la posibilidad de que el equipo amarillo subiera a Primera. La imagen, que abrió los informativos y fue portada de numerosos periódicos -deportivos o no-, abochornó más a propios que a extraños. "La mayoría de jóvenes canarios son analfabetos, incultos y paletos", tuiteó un periodista. El mensaje de una profesora calentó aún más el debate en las redes sociales: "Esta banda de poligoneros es la misma que aguantamos todos los días en los institutos. Lo único que me alegra es que ahora lo ha visto todo el mundo". Y tras lanzar una serie de improperios y descalificaciones contra "sus" alumnos, concluyó: "Ahora que lo han visto, ¿lo entienden? Esta es la Canarias de hoy".

Han pasado dos años y, también, la frustración y rabia que provocó entonces airadas reacciones como las citadas. Pero el vergonzoso espectáculo quedo pronto relegado a las hemerotecas. Desde entonces, Canarias no ha avanzado demasiado ni en el análisis ni en tomar las medidas necesarias para contar con una sociedad más formada. Y en torno al 40% del total de la población sigue sin contar siquiera con el título de secundaria (o equivalente en quienes estudiaron en sistemas educativos anteriores).

El retrato social

La relación entre la formación y el mercado laboral de Gran Canaria y de San Bartolomé de Tirajana es objeto de un detallado estudio en el avance del plan general realizado por Gesplan. Su nivel de detalle, extrapolables punto arriba punto abajo al conjunto del Archipiélago, retrata una sociedad en la que el 3,5% de sus habitantes no saben leer ni escribir, el 13,3% tiene menos de cinco años de escolarización y el 22,9% no llegó a completar el Bachiller elemental, la EGB o la ESO. En el otro extremo, el 0,3% e titulado, el 4,8% terminó alguna carrera superior y el 6,5% una diplomatura o estudios técnicos. En medio de ambos, el 12,3% acabo el bachillerato superior o equivalente y 8,6 la formación profesional. El porcentaje más elevado, con el 27,4% lo integran los que sí finalizaron la ESO, la EGB o el Bachiller elemental.

El nivel de formación es uno de los factores que caracteriza y diferencia a los mercados laborales. Un estudio de la EAE Business School, que analiza periódicamente el nivel educativo de los trabajadores y los desajustes de la formación con las necesidades el mercado en nuestro país, concluye que "la probabilidad de pasar a formar parte de las filas del paro es tres veces mayor cuando se cuenta con niveles formativos bajos que si se ha cursado educación superior". Y detecta que Canarias está entre las comunidades autónomas que han experimentado en los últimos años mayores caídas del empleo entre los titulados.

Como no podía ser menos, el dato preocupa a las universidades canarias. Y no sólo por la pérdida de empleabilidad de los titulados universitarios, sino por la reducción del número de estudiantes. El rector de la Universidad de La Laguna lleva más de un año llamando la atención en cada acto público sobre el estado de la cuestión educativa en Canaria: "Es el momento de encender las luces largas y alcanzar un pacto por la educación y el empleo que repercuta en las generaciones que están por venir", dijo Antonio Martinón en el acto de celebración del 224 aniversario de la institución lagunera. Y anunció "un Plan de Inserción Laboral de la Educación Superior en Canarias, que ya se ha presentado al Gobierno de Canarias".

También el rector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria lleva tiempo advirtiendo sobre lo alejada que está Canarias de la sociedad del conocimiento: "Sin formación no hay futuro, ni posibilidad de construir una sociedad más competitiva". Y según los informes de la OCDE, el 90% de las profesiones del futuro requerirán un nivel educativo superior a la ESO.

¿Alumnos o clientes?

"No puedo permanecer ajeno al debate sobre las universidades, sobre la utilidad de sus enseñanzas y su adaptación al mercado de trabajo", señaló Martinón en otros de sus discursos institucionales. Y exclamó: "¡Qué desastre supondría convertir a la sociedad en una escuela profesional de unas pocas empresas!".

Con esta expresión, el rector de la Universidad de La Laguna entró a saco en el pulso que mantienen las universidades públicas con las privadas, que está recibiendo un impulso en Canarias: la Universidad Europea, la Fernando Pessoa y la Internacional de Canarias. El rector de esta última, Francisco José Guillén, arremetió en la presentación de la nueva institución académica contra "los estudios obsoletos que ofrecen las universidades públicas de hoy y que no preparan a sus alumnos para las profesiones del futuro". En su defensa, el rector de la ULL alertó que "el estudiantado no está formado por clientes que pagan y exigen programas a su medida. No entendemos las universidades como empresas mercantiles".

En el ámbito no universitario, el debate se centra en la capacidad de la Formación Profesional por adaptarse a las necesidades reales del mercado laboral. Acercarse a la conocida FP dual a la alemana o la vasca: "Resulta más fácil encontrar clientes que personal", ha explicado el especialista en formación turística José Miguel Arouni.

Para este curso, el Gobierno de Canarias ofertó en todas las familias profesionales 18.100 plazas para alumnos de nuevo ingreso (sin contar con la FP Básica implantada mediante la Lomce) y 9.115 canarios se quedaron sin acceder a los estudios que solicitaron en primera petición. Estas cifras ponen de manifiesto el desajuste que sigue existiendo entre la oferta de títulos y la demanda del alumnado canario. Además, pese a que el número de plazas ofertadas llegó a su máximo histórico en el curso 2015-16, la ocupación descendió respecto del año académico anterior, pasando de 41.224 estudiantes de 1º y 2º curso en el 2014-15 a 38.699. Es decir, las aulas de FP perdieron 2.525 alumnos y alumnas. Y este curso, se prevé otro descenso, ya que, según datos provisionales, se registraron 34.142 matriculaciones este año, 4.557 menos.

La propia Audiencia de Cuentas de Canarias aprobó recientemente el Informe de Fiscalización de los Programas e Iniciativas de Formación Profesional para el Empleo en el Sector Turístico, centrado sobre todo en Hostelería y Turismo. Y llegó a la conclusión de que existen carencias y debilidades significativas del modelo de FP en Canarias. "La insuficiencia de mecanismos que ayuden a adecuar los estudios a las demandas reales del mercado de trabajo, la necesidad de mayor formación en idiomas o la falta de recursos suficientes para tener unas instalaciones adecuadas", fueron los aspectos más destacados.

La falta de recursos y de financiación, que ha caído por la crisis tanto en la educación superior como en el ámbito no universitario, es una de las cuestiones que está lastrando la mejora de la formación de la población española en general y Canarias en particular.

Todo este debate se produce además en el marco de una reforma inconclusa, que tiene un alto rechazo de la propia comunidad educativa -docentes, alumnos y padres-. Canarias está entre las comunidades autónomas que se han resistido a su aplicación, que sigue pendiente del impulso definitivo o contrarreforma que pudiera darle el nuevo Gobierno estatal.

A cada nivel de formación corresponde un nivel de ocupación determinado. Así, el 60% de aquellos que tienen educación superior logran insertarse en el mercado laboral, mientras en los niveles inferiores las cifras se reducen hasta el 44% en el caso de los titulados en Secundaria o equivalente; del 39% en los que solo terminaron la primera etapa de ese nivel; y del 21% para quienes no superaron la Primaria o no recibieron educación.

De entre todos los indicadores que miden la relación entre la formación y empleo, Canarias sigue registrando un de los más desalentadores: su número de ninis es uno de los más altos de España. De hecho, la cifra de ninis no ha parado de crecer en las Islas en los últimos seis años, situándose en el 28,6%. Ello supone que casi tres de cada diez jóvenes isleños de entre 15 y 29 años carecen de empleo y formación básica, la mayor parte porque abandonan las aulas en Secundaria. En 2007, justo antes de que estallara la crisis, el porcentaje de ninis ya era alto en Canarias, pero se situaba en el 14,4%.

¿Qué hacen los jóvenes que ni estudian ni trabajan? ¿Eran ninis los aficionados que invadieron el terreno de juego de la UD o alumnos de la estresada profesora que los calificó de poligoneros? Muchos barrios de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria concentran a gran parte de los ninis. En muchos casos jóvenes desorientados y cuyos condiciones de vida no ayudan en absoluto a su inserción socio laboral.

Los sectores empresariales de Canarias, y sobre todo sus representantes en el sector turístico, llevan muchos años denunciando la escasa formación de los trabajadores canarios. Y sosteniendo que ésta es la principal razón que les lleva a contratar tanto personal extranjeros. El idioma es la principal carencia que detectan, que les está llevando a contratar extranjeros cuando el paro en las Islas sigue por encima del 27%. Así, hasta el 50% de los aspirantes a trabajar en la hostelería no habla idiomas, según lamentaba a principios de este año la Asociación Hotelera y Extrahotelera de Tenerife (Ashotel). Y el 41% cuenta solo con estudios de Educación Primaria y el otro 42% sólo con la ESO.

Pero la realidad es que, además, una sociedad con un altísimo nivel de dependencia del sector servicios como es la canaria ofrece una demanda de trabajos poco cualificados y poco estables. Según el análisis Desigualdad, Pobreza y Cohesión Social, elaborado por la ULL, 580.000 asalariados canarios están contratados en condiciones no idóneas. Así, más de 300.000 tienen contratos temporales o a tiempo parcial; 128.000 reciben salarios por debajo de la media para su mismo puesto profesional y casi 150.000 es un trabajo poco cualificado o "elemental".

"La sociedad isleña no se encuentra en las mejores condiciones para aprovechar la recuperación económica", concluye el demoledor informe del Gobierno de Canarias sobre la desigualdad y su incidencia en el mercado laboral canario. Y concluye que es necesario arbitrar medidas para revertir situaciones estructurales.

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