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Canarias pasa de llenar de flores media Europa a anclarse en el mercado local

El valor de la exportación retrocede un 74,8% entre 2003 y 2014

El floricultor Alfonso Mayor en su finca de proteas que van destinadas al mercado holandés. J. C. CASTRO

Atrás quedan los años en los que Canarias abastecía de flores media Europa. Las exportaciones de la floricultura isleña hacia el viejo continente han caído un 74,8% entre 2003 y 2014. El traslado de las empresas productoras a países de África o Sudamérica -como Etiopía, Kenia, Colombia o Ecuador- y la competencia que ejercen esos mismos Estados desde hace, al menos, diez años, son los principales responsables de este descenso. Y pese a que la actividad exportadora aún continúa, especialmente apoyada en los envíos de plantas ornamentales -que han ganado peso frente a la flor cortada-, el sector se aferra, en buena medida, al mercado local.

En los años 60 la floricultura comenzó a realizar sus primeras ventas al exterior. Fueron empresarios canarios los que apostaron por esta actividad y, sin embargo, el salto significativo llegó en la década posterior. En ese periodo las compañías europeas, en su mayoría alemanas y holandesas, desembarcaron en las Islas atraídas por el clima, la conectitividad y el abaratamiento de los costes, en especial los derivados de la mano de obra que ofrecía el Archipiélago. La escasa competitividad externa terminó por impulsar la venta de flores, plantas y esquejes al mercado foráneo, pero con el paso del tiempo esos mismo factores que auparon a la floricultura se tornaron negativos, tal y como apunta el gerente de la Asociación de Cosecheros y Exportadores de Flores y Plantas Vivas de Canarias (Asocan), Antonio López. "En África, la barata mano de obra, la adquisición de terrenos a precios ridículos y la inexistencia de cargas fiscales han imposibilitado competir con las empresas ubicadas en ese continente", factores que también, resalta López, que han empujado a "emigrar" hasta allí a muchas empresas extranjeras.

Así, de los 29,7 millones de euros en exportaciones al extranjero de hace trece años se ha pasado a 7,4 millones en 2014, según los datos de Aduanas. La venta de flor cortada y planta viva retrocedió en ese mismo periodo de tiempo un 69% y 95,3%, respectivamente. Los envíos de esquejes y follaje -hoja cortada para la decoración de ramos- también disminuyeron considerablemente al registrar una caída del 80,4% y 73,8%. Holanda, Inglaterra, Francia, Portugal e Italia son los principales destinos de estas exportaciones.

Siegfried Waibel aterrizó hace 28 años en Canarias para cultivar flores y exportar toda la producción a su país de origen: Austria. Desde Guía de Isora, en Tenerife, cumplió su propósito. Gladiolos, tulipanes, strelitzias, claveles o iris son algunos de las variedades que cultiva. Al año llega a producir tres millones de tallos en 32.000 metros cuadrados, pero según explica su hijo Eugenio, el cambio de modelo y la crisis "viró la tortilla" y el 100% de la cosecha se queda ahora en el mercado local.

En la evolución de la producción del sector también se observa un ligero descenso. En 2014 se contabilizaron 1.355 toneladas menos de flores que en el año 2000 y 1.978 toneladas menos de plantas y esquejes en las 624,8 hectáreas dedicadas a este cultivo en las Islas, según las cifras del Instituto Canario de Estadística (Istac). Con todo, por regiones, según el Ministerio de Agricultura, la producción de flor cortada se concentra en Andalucía (58% del total), Murcia (17%) y Canarias (7%).

López expone que actualmente cuatro especies son las que acaparan las ventas en el exterior: rosas, strelitzias, crisantemos y proteas. Estas últimas, además, han tomado "protagonismo" en los envíos de las Islas. Alfonso Mayor cultiva esta variedad en una hectárea en Santa Brígida, en Gran Canaria. Allí cuenta con 10.000 plantas y obtiene, al año, unas 150.000 unidades. Comenzó hace siete años en el sector de la floricultura con el apoyo del Cabildo. Ahora, toda su producción la exporta a Holanda. Mayor reconoce que es necesario una mano de obra intensiva para el mantenimiento del cultivo, ya que "hay que poner mucho cuidado" para que no se pierda. Un requerimiento que lo encarece y que contrasta con la evidencia de que, en una explotación de sus características, el mercado local es insuficiente, por lo que la exportación sigue siendo vital toda vez que esta producción no es igual a la agrolimentaria donde es posible obtener resultados varios meses después de su inicio.

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