El exdirectivo de Caja Madrid y usuario de las tarjetas opacas de la entidad y del banco sucesor, Bankia, Mariano Pérez Claver, admitió ayer en la Audiencia Nacional la validez de la principal prueba inculpatoria contra los acusados (la hoja de cálculo Excel aportada por Bankia), con lo que se convierte en el primer imputado en reconocer su autenticidad. Esto supone un severo revés para el resto de los beneficiarios. Hasta ahora todos los que han declarado o la habían desacreditado o no habían reconocido los gastos y cargos que en ella se les atribuyen.

Otro testimonio adverso para los juzgados fue el del exconsejero de Caja Madrid en representación de UGT Rafael Torres Posada, quien, al contrario que el resto de imputados, confesó que que en ningún momento se le dijo que la tarjeta de la entidad era de libre disposición, sino exclusivamente para gastos "necesarios y relacionados con el desarrollo de su función".

Pérez Claver mantuvo, como los demás exconsejeros y exdirectivos, su convicción en que el sistema era legal: era impensable , dijo, "que el presidente ejecutivo, mi jefe (Miguel Blesa), me estuviera proponiendo cosas ilegales. ¡Es absurdo!" Respecto a las retenciones fiscales de estas tarjetas, sostuvo que en todo momento creyó que era la propia entidad la encargada de realizarlas, y que comprobó que los certificados recibidos eran similares a los de "otras empresas cotizadas del Ibex" en las que trabajó.

El exdirector general de Negocios de Caja Madrid, Matías Amat, precisó que fue Blesa quien le entregó la tarjeta en 1999 como un instrumento de libre disposición". Varios de los exconsejeros de Caja Madrid aseguraron fueron informados por la Comunidad de Madrid de que tenían derecho a la tarjeta.