Jaime Terceiro, que fue presidente de Caja Madrid hasta 1996, cuando fue reemplazado por Miguel Blesa tras la llegada del PP al Gobierno, contradijo ayer a su sucesor y a Rodrigo Rato, último presidente de la entidad madrileña, y sostuvo que durante su mandato las tarjetas VISA a disposición de los consejeros eran "absolutamente legales, cristalinas y blancas" (no opacas al Fisco), estaban limitadas a su uso para "gastos de representación en el desempeño de la función de consejero", y mediante justificación, y que no se usaron "como remuneración". "Era impensable hacerlo y no se hizo", afirmó. Las tarjetas "se envilecieron" después de su dimisión, declaró.

Terceiro compareció ayer como testigo en la causa abierta en la Audiencia Nacional sobre el uso de tarjetas opacas en Caja Madrid y en Bankia (entidad sucesora) durante los mandatos de Blesa y de Rato, y con las que los 65 directivos y consejeros procesados cargaron a la entidad 15,5 millones en gastos propios entre 1999 y 2012.

El testigo sostuvo que cuando se crearon las tarjetas bajo su presidencia, en 1988, las VISA no permitían sacar dinero de cajeros automáticos, no estaban disponibles para realizar gastos particulares y tenían un límite de 600 euros, que sus sucesores elevaron hasta 5.000 euros. "Eran tarjetas blancas", sostuvo. "Si se oscurecieron", señaló, "fue después de que yo dejara Caja Madrid".

Terceiro, con experiencia en la banca, contradijo a Blesa y Rato y negó que la existencia de tarjetas para gastos propios sean habituales en el sistema financiero. También desveló que cuando el PP llegó al Gobierno en 1996, se le "invitó" a dejar la presidencia de Caja Madrid y que Rodrigo Rato, entonces vicepresidente segundo, le ofreció "la presidencia de una gran empresa" pública para que "dejara la caja libre cuanto antes". Como sucesor fue nombrado Blesa, amigo del presidente del ejecutivo, José María Aznar.