La Provincia - Diario de Las Palmas

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Entrevista

"La capital podría tener en la gestión del agua una gran empresa sin problemas"

"Las empresas mixtas exigen que ambas partes respeten unas normas de funcionamiento", manifiesta Ángel Simón, vicepresidente de Suez, presidente de Agbar y de la Fundación Acuorum

Ángel Simón, durante la entrevista celebrada en el Hotel Santa Catalina de la capital grancanaria. ANDRÉS CRUZ

¿El mercado canario le resulta apetecible?

Siempre hemos tenido mucho interés en Canarias. Hemos ayudado a progresar en muchas ciudades y nos resulta muy interesante, no solo para obtener concesiones, sino también para ver cómo podemos implementar nuestras tecnologías en ámbitos distintos al de las concesiones.

¿Tienen planes de expansión en el Archipiélago? ¿Quieren más de lo que tienen ya aquí?

Nos gustaría tener más y siempre miramos las posibilidades.

¿La gestión del agua en Las Palmas de Gran Canaria la dan definitivamente por perdida?

El proceso judicial terminó.

¿Generó frustración ese recorrido por los tribunales?

Esperábamos ganar, pero somos muy respetuosos con el sistema judicial; respetamos absolutamente cómo terminó el proceso. Nos habría gustado gestionar la capital grancanaria y es obvio que tendríamos en estos momentos una gran empresa sin problemas.

¿Comparte la queja del sector empresarial sobre el exceso de burocracia que existe en el país?

En los últimos tiempos, tanto en Europa como en España, la burocracia ha ido a peor. Uno de los puntos claves para la eficiencia es establecer para las empresas trámites simplificados de manera evidente.

Se suponía que la crisis iba a aligerar la Administración y me dice que ocurre lo contrario.

El problema no es tanto rebajar el número de funcionarios, sino hacer el trabajo de manera diferente. La Administración tiene que garantizar que se cumple la ley, que se pueden hacer las cosas y avanzar con las empresas, y, a veces, vemos una actitud demasiado pasiva, burocrática y no implicada.

¿Son exportables los modelos canarios de gestión del agua?

En Canaragua aplicamos un modelo que lo es, pero para que algo sea exportable no basta hacerlo bien, sino que debe contarse con capacidad para llevarlo de un país a otro. Se dice fácil, pero es muy difícil. Se requiere tamaño, capacidad de comercialización, de industrialización del producto y eso no se improvisa. Durante la crisis todo el mundo decía que la única alternativa era la internacionalización. Sí, pero todos sabemos lo que cuesta, no se hace de hoy para mañana, se necesita tiempo y capacidad, y eso es lo que le sucede a Canarias.

Centrándonos en África, ¿está preparada para el desembarco?

El norte sí lo está, tiene capacidad para poder pagar e implicarse en la aplicación de las tecnologías. No solo se trata de replicarlas, también es importante la implicación del propio territorio. Quitando el área más al sur, la zona subsahariana es evidente que todavía no está madura ni tiene capacidad.

¿Y mientras?

Mientras, hay que colaborar y cooperar, empezar a enseñar cosas básicas en la gestión para que, cuando llegue el día, tengamos la capacidad de hacerlo.

¿Las empresas de capital mixto son una buena fórmula?

Nos sentimos muy cómodos con esa fórmula, pero también con las concesiones y con la propiedad con concesión indefinida, como ocurre en Santiago de Chile.

¿El éxito de la empresa mixta exige sintonía entre el empresario y el político?

Exige que ambas partes respeten una norma de funcionamiento. Si es así, la confianza se genera sola. Por tanto, la empresa mixta exige que la Administración crea en ella y esté dispuesta a cumplir la norma por la que se rige, y que la empresa privada haga lo propio y, además, se implique en todo aquello donde no llegue la Administración. Esa es la fórmula que conduce al éxito y se demuestra en varias de las que tenemos, por ejemplo en La Laguna.

¿Se lleva bien con Ada Colau? ¿Está en peligro la gestión de su empresa en Barcelona?

La empresa mixta no es una relación política entre la empresa privada y el ayuntamiento. Como le digo, se rige por unas normas de funcionamiento. En Barcelona somos best in class, es decir, primera empresa del mundo en suministro de agua y eso sucede porque siempre ha habido una norma de funcionamiento que nos ha convertido en los únicos que tenemos certificado como alimenticio el producto que suministramos. El agua que damos en todas nuestras ciudades es potable, pero hemos avanzado un grado más, estamos fabricando agua como si fabricáramos yogur, somos primera empresa mundial. A nosotros nos da exactamente igual cómo funciona políticamente un ayuntamiento mientras la norma se cumpla.

¿Pero le inquieta que un ayuntamiento como ese anuncie que quiere recuperar el servicio para el ámbito público?

Me inquieta que alguien no quiera cumplir la normativa, pero España es un país constitucional y nadie va a saltarse en ningún caso y por ningún motivo las normas establecidas. No sería lógico ni Europa lo entendería, en este caso y en cualquier otro.

¿Le conforta que España tenga gobierno?

Siempre es mejor así, los gobiernos dan estabilidad, criterios... Además se necesita interlocución con nuestros vecinos y nuestros amigos europeos.

¿Ha notado inquietud del capital foráneo en este tiempo de inestabilidad institucional?

Es evidente que muchas inversiones esperan a ver cuál es la ruta que se seguirá. Sin duda, el país tendrá ahora mayor estabilidad.

¿Debemos temer al brexit?

Cualquier solución a la que se llegue va a ser amistosa, pero me preocupa que el Reino Unido esté fuera de Europa. España es lo que es gracias a Europa y una Europa unida es muy distinta a una separada. Son necesarios los países centroeuropeos tanto como los latinos o los anglosajones para formar una Europa fuerte, competitiva, de diálogo, de derechos humanos y sociales.

Ustedes tienen intereses en el Reino Unido. ¿Tampoco en ese aspecto le preocupa?

Somos empresarios y respetamos profundamente las decisiones políticas. Nos vamos a adaptar. Suez es la primera empresa en valorización de residuos y el brexit no va a afectarnos por ningún motivo.

¿Y el proceso de independencia de Cataluña?

Empresarialmente nos preocupa la base, que es la confiabilidad en el entorno en el que nos movemos. Cuando hay desestabilización, nos preocupamos, pero al final este tema no tendrá mayores consecuencias para la empresa y vamos a seguir como estamos.

El empresario canario dice sentirse demonizado. ¿Es algo común en toda España?

Creo que sí. Ha existido una tendencia en los últimos años a hacernos pensar que el empresario solo busca su aprovechamiento particular y no es así. El empresario es un emprendedor que ha sido capaz de diseñar una organización para prestar un servicio a la sociedad. Si queremos progresar y disminuir la tasa de desempleo, tenemos que avanzar económicamente, y eso siempre viene de la mano de la emprendeduría que protagonizan los empresarios. Debemos formar a nuestros chicos en el bachillerato para que entiendan que la actividad de emprender es una motivación, una pasión y todo eso es positivo. Obviamente, el empresario tiene que saber, y la mayoría lo saben, que existe un compromiso social, con sus trabajadores y con el resto de stakeholders.

¿Qué lugar ocupa la innovación en la empresa?

Nuestro objetivo a cumplir se resume en el acrónimo DISS: Digital, Innovación, Sostenibilidad y Sociedad, que es ese compromiso social que citaba antes. La innovación forma parte, por tanto, de nuestra hoja de ruta, como también el resto de las cuestiones que le menciono. El problema del cambio climático es esencial, uno de los primeros en estos momentos; innovación, sí, dentro de lo digital, obviamente, con sostenibilidad y compromiso social.

¿Ejercen el mecenazgo?

A través de la Fundación Acuorum vamos a poner en marcha un programa para financiar startups relacionadas con el medio ambiente en Canarias. Como Grupo Agbar, cada día vemos las distintas startups que pueden integrarse en nuestros proyectos de innovación.

¿Entran cada día grandes ideas que alcanzan el éxito?

No, nuestra tasa de éxito está alrededor...

¿Hay un mito alrededor de las startups?

Lo hay, la mayoría no logra crecer. La tasa de éxito está alrededor del 1%, todavía no hemos llegado a ella y la media del país también es mucho más baja. Solo países como EEUU llegan a esa media. Por tanto, hay muchas startups, pero muy pocas sobreviven y se integran en una empresa que da un valor añadido al producto creado.

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