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"Los empresarios necesitamos a Trump"

Quin y María O'Brien forman un matrimonio de ideas confrontadas donde él es republicano y ella demócrata

Quin y María O'Brien en el aeropuerto O'Hare (Illinois), en julio, antes de dejar Estados Unidos para vivir en Gran Canaria. LP / DLP

Él es americano, empresario, republicano y simpatizante de Donald Trump. Ella es canaria con doble nacionalidad americana, maestra, demócrata y no comulga ni con el actual presidente de los Estados Unidos, ni con su principal rival, Hillary Clinton. Hace 16 años que Quin y María O'Brien se casaron, los mismos que estuvieron viviendo juntos en el estado de Illinois, muy cerca de Chicago. En julio de este año empezaron una nueva aventura en Gran Canaria, tierra natal de María, donde prevén seguir con sus vidas. A pesar de la gran dificultad para hablar con alguien residente en la Isla que haya votado a Trump, este candidato fue la elección enviada por correo convencional a Estados Unidos por parte de Quin. La canaria, por su parte, tuvo claro que "ninguno de los dos favoritos me convencían, soy socialista y voté a los independientes". Dos puntos de vista que muestran que "el gris existe en Estados Unidos" y en las mejores familias.

La complicidad entre la pareja es una realidad que se palpa a simple vista. Aunque la ideología política no los une, parecen estar bastante de acuerdo en la situación que América del Norte vive actualmente. Hace poco más de tres meses que abandonaron su hogar al otro lado del charco y aseguran que un cambio "urgente" era necesario. "No tenemos una bola de cristal con Trump, pero Hillary tampoco es trigo limpio", señala María O'Brien dudosa sobre si alguna de las dos opciones sería capaz de solucionar el problema.

Por su parte, su marido lo tuvo más claro desde el principio. Es republicano y Trump le gusta. "No es político, es empresario como yo, y aunque tiene la boca grande, sus pensamientos empresariales son lo que necesitamos", asegura mientras hace mención a uno de los principales inconvenientes que perjudican a la sociedad americana en la actualidad.

"Los impuestos que hay que pagar son insostenibles, porque cuanto más cobras más altos son, no son para todos iguales", apunta la pareja en consonancia. Quin tenía su propia agencia inmobiliaria mientras María trabajaba como maestra, "y no se puede pagar lo que se nos exigía, hasta el punto que mi marido no podía contratar a más agentes y muchas medianas empresas tuvieron que cerrar", cuenta la profesora, aunque afirma que no dejaron América por eso, "sino por motivos familiares". Además, garantiza que "los puestos de trabajo no son lo que eran antes, la sanidad es carísima y la seguridad brilla por su ausencia". Explican que con Barack Obama "la cosa cada vez ha ido a peor, la sociedad va en declive, está muy dividida y el odio y las diferencias entre comunidades han crecido". A pesar de que María es demócrata, asegura que es una realidad que ha vivido en sus propias carnes. "La clase media ha terminado pagando los platos rotos, lo mismo que ha pasado en España, pero a gran escala", puntualiza.

En cuanto a uno de los aspectos que más se ha polemizado en los últimos meses sobre cómo se podrían ver afectados los grupos minoritarios de la sociedad americana con la elección de Trump -tales como la homosexualidad o la inmigración, entre otros-, la pareja parece compartir ideas al respecto. Por un lado, hablan de los derechos que tienen los miembros de cada colectivo, "y por muy presidente que sea no podrá ni quitarlos ni cambiarlos, porque existe una democracia y tiene detrás un Congreso y un Senado". Así, el empresario se mantiene en que "Trump habla mucho, pero en Estados Unidos todo no es blanco o negro, y aunque diga las cosas como las piensa y sin diplomacia, muchas no se harán realidad, no tiene ese poder".

Así, la situación de los inmigrantes es un tema bastante delicado que aseguran que incrementa esa brecha que separa a los americanos. "Yo soy inmigrante en España, pero tengo papeles y pago mis impuestos", señala, "pero en Estados Unidos el problema está en los ilegales, que trabajan y viven de forma irregular y mientras el resto de ciudadanos pagamos nuestros impuestos, ellos no". Añade que la diferencia con España es que "aquí sí se regula y si no tienes la residencia te tienes que ir, pero en América, al ser tantas personas, no se puede controlar y la ley está pero no se hace uso de ella, y es esto lo que se quiere cambiar".

Aún así, asegura que su voto a favor de Trump "fue como empresario, para que cumpla lo prometido con la economía, dejando a un lado lo relacionado con el punto de vista social". Por ello, espera que sus conocimientos en este ámbito permitan un cambio económico. "Siento pasión por sus ganas de luchar para levantar un país que necesita resurgir de sus cenizas, poniendo su corazón en Estados Unidos, que es donde tiene que estar", justifica mientras destaca que, además, al no ser político, "no tiene que devolver favores a nadie y solo mirará por los intereses de los americanos".

Por su parte, María O'Brien no se posiciona. "Clinton tiene una trayectoria impresionante, pero se han levantado muchas mentiras que no asume. Ni ella ni Trump me satisfacen, por lo que no me quedo con ninguno y el tiempo dirá".

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