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Condenados a trabajar hasta la noche

La idea de la ministra Báñez de finalizar la jornada laboral a las seis desata críticas en los sindicatos, reparos en la patronal y dudas en los expertos

Imagínese que pasea por las calles de Puerto de la Cruz, de San Bartolomé de Tirajana o, por ejemplo, de Tías, tres de los municipios eminentemente turísticos de Canarias. Y ahora trate de imaginar que no encuentra abierto ni un solo bar o local de ocio a las seis y media de la tarde. Ni uno en Maspalomas, Puerto del Carmen o Corralejo. Imposible, ¿verdad? Esta es la razón de que la idea de finalizar la jornada laboral a las seis, idea que la ministra de Empleo, Fátima Báñez, expuso días atrás en el Congreso de los Diputados, se recibiera en el Archipiélago con el convencimiento unánime de que su puesta en práctica es, hoy por hoy, una utopía. En otras palabras: en economías como la de las Islas, altamente dependientes del turismo y los servicios -bares, restaurantes, establecimientos de ocio...-, salir del trabajo antes de hacerse de noche es una posibilidad reservada a una minoría de los empleados.

En la división tinerfeña de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE-Tenerife) este es uno de los principales reparos a la propuesta de Báñez. La patronal de la provincia occidental hace hincapié en que en las empresas de servicios, mayoría en la región, "debe imperar la flexibilidad", ya que "no pueden aplicar rígidamente un determinado horario de cierre". Así pues, lo que es posible llevar a cabo en Bruselas, donde la capitalidad europea ha propiciado una actividad principalmente funcionarial, difícilmente podría imitarse en San Bartolomé de Tirajana. Dicho de otro modo: es mucho más fácil adelantar el fin de la jornada laboral en una economía donde mandan las oficinas -o las industrias- que allí donde lo hacen los restaurantes.

El presidente de la Confederación Canaria de Empresarios (CCE), Agustín Manrique de Lara, pone énfasis, al hilo del ejemplo de Bruselas y el municipio grancanario, en cómo la conciliación está condicionada por todo aquello que caracteriza la oferta laboral en cada país y en cada región. En definitiva, la idea de la ministra de Empleo podría hacerse realidad en el País Vasco pero no en el Archipiélago. No en vano, la economía vasca es fundamentalmente industrial, y es en la industria donde echar el cierre a las seis de la tarde sería más factible. Sin embargo, "¿quién sería el valiente que cerraría su bar a esa hora?".

Es más, el secretario general de Comisiones Obreras (CCOO) en Canarias, Carmelo Jorge, no solamente se pregunta quién sería el "valiente" en cuestión, sino que ahonda en el asunto del modelo laboral. "Este es un país en el que su primera industria es el turismo; ¿alguien se imagina todo cerrado y a todos en casa a las seis?", se cuestiona también el representante sindical, que califica de "ocurrencia" las palabras de la ministra Báñez. De hecho, Jorge asegura que, en realidad, "en ningún país se cierra a las seis de la tarde: cierran las oficinas, los despachos...". Y pueden hacerlo las industrias. "Esto solo podría llevarse a efecto en sectores industrializados", ratifica el secretario general de UGT en el Archipiélago, Gustavo Santana. En consecuencia, para que la propuesta de Fátima Báñez llegase a hacerse realidad algún día en las Islas, antes sería necesario "todo un cambio del modelo productivo", subraya Santana, es decir, un imposible.

Servicios e industria

Hay que recordar que mientras que el turismo representa alrededor de un 30% del PIB (producto interior bruto) de la región, la industria solamente supone poco más o menos de un 8%. En cambio, el sector secundario significa una cuarta parte del PIB del País Vasco, unos 17 puntos porcentuales más que en Canarias.

Con todo, tanto la patronal como los sindicatos coinciden en la importancia de seguir avanzando en la conciliación laboral, si bien la primera cree que la prioridad ahora no debe ser cuándo finaliza la jornada, sino el empleo en sí mismo, y los segundos apuntan que el principal de los obstáculos está en la reforma laboral que en 2012 sacó adelante la propia Báñez, aún entonces en el primer mandato de Mariano Rajoy.

El presidente de la CCE explica que hay que intentar acercarse a la situación de los países del norte y el centro de Europa -el Instituto de Política Familiar ha situado a España, en contraposición con Finlandia y Suecia, entre los países del Viejo Continente con menos flexibilidad laboral para favorecer la conciliación- pero puntualiza que la "gran prioridad" de gobiernos y agentes sociales ha de ser reducir el desempleo. Con ello, esto es, con conseguir aminorar la tasa de paro, parte del problema de la conciliación, a juicio de Manrique de Lara, ya estaría resuelto, y, además, sin necesidad de establecer en la legislación un horario preestablecido de cierre. ¿Por qué? Porque la conciliación "tiene mucho que ver con el empleo: donde hay empleo, hay conciliación".

El representante del empresariado de Gran Canaria establece así un paralelismo entre ambos conceptos, un paralelismo que respaldan los datos de desempleo. Tan es así, que los Estados que lideran la estadística de conciliación, como Finlandia y Suecia, son también los que padecen las menores tasas de paro del continente (muy por debajo del 10%). "Lo que yo quisiera es tener su misma tasa de actividad; si tuviéramos su misma tasa de actividad, tendríamos garantizada la conciliación", resume Manrique de Lara.

Del lado de los sindicatos, tanto Carmelo Jorge como Gustavo Santana enfatizaron que, en cualquier caso, impulsar la conciliación en el corto plazo pasa por "devolver el valor contractual" a la negociación colectiva, es decir, por derogar o al menos modificar la reforma laboral. El cambio de la ley en 2012 introdujo una sensible novedad: priorizar los convenios de empresa frente a los de sector. Un cambio que, en opinión del secretario general de UGT Canarias, ha desembocado en que las empresas "puedan hacer lo que les venga en gana" y que, por tanto, ha debilitado -sostienen los sindicatos- su margen de maniobra y su capacidad de representación del colectivo de trabajadores.

Sea como sea, organizaciones sindicales y patronal han insistido desde el anuncio de Báñez en que la regulación de los horarios laborales es cuestión de la negociación colectiva. Y ocurre que las primeras consideran que esta se ha visto menoscabada por la reforma laboral. Por lo tanto, los representantes en la región de las dos grandes centrales sindicales del país avisan al Gabinete que preside Mariano Rajoy que antes de pensar en que los negocios echen el candado a las seis, es necesario dar un paso atrás y volver al estado anterior a la reforma. "Esto solo tendría encaje tras la derogación de la reforma laboral", sentenció Santana.

De momento, y con el actual marco legal, ambos secretarios generales creen que el primer paso en pos de la conciliación debería ser reducir la jornada de trabajo semanal de 40 a 35 horas.

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