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Entrevista a Fernando Fraile

"Considero un fracaso personal que no se ejecutara la renovación del Oasis"

"Existe una filosofía de renovación, pero no hay recursos públicos para infraestructuras turísticas", detalla el expresidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo (FEHT)

Fernando Fraile, en la sede de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo. JUAN CASTRO

¿Canarias está preparada para el retorno de sus competidores al tablero?

Necesitaríamos más tiempo para estar el cien por cien, pero en estos años de bonanza a nadie se le oculta que se ha hecho un esfuerzo muy importante. Edificios de apartamentos obsoletos se han convertido en hoteles de éxito de cuatro estrellas y los pocos que se han podido construir desde cero en los últimos años están a la cabeza de la oferta alojativa mundial; no se encuentran hoteles mejores. Los deberes se están haciendo.

¿Y la idea? ¿Se ha renovado?

También. La filosofía del servicio ha variado. Hasta hace unos años, los servicios de unos y otros establecimientos no se diferenciaban demasiado, mientras que hoy cada empresa se está especializando en salud, golf, congresos, hoteles de ciudad..., y eso se ha revelado como una fórmula de éxito.

¿Han aparecido empresas especializadas en renovación? ¿Es una oportunidad de negocio?

Las hay. Recientemente ha entrado en la federación Meeting Point, que tiene los hoteles Labranda, cuya gran virtud es renovar por completo los establecimientos que adquiere.

¿Qué resta para completar la renovación?

Fundamentalmente, resolver el problema de la planta alojativa extrahotelera. La ha habido, e importantísima, en todos los complejos donde había una empresa que explota el complejo, pero donde hay multitud de propietarios y muchos de ellos no están en la explotación turística, sino que residen en sus apartamentos o los alquilan, en algunos casos ilegalmente, hay más conflicto a la hora de renovar.

¿Y los centros comerciales?

Esa es la otra asignatura pendiente. El problema también es la multipropiedad. En los años ochenta y noventa se vendían los locales por unidad de negocio y eso provoca que hoy sea muy complicado renovarlos. Es muy difícil dar entrada a firmas importantes que requieren muchos metros cuadrados, los locales son pequeños e independientes.

¿Cómo afecta al empresario que renueva la existencia junto a su negocio de otros obsoletos?

Muy negativamente. Creo que sí existe una filosofía de renovación, pero hay una ausencia de recursos públicos para las infraestructuras turísticas. Estoy seguro de que los administradores públicos son conscientes de que llevamos años sin dinero para la parte pública. Está en nuestro REF, se sabe que hay que invertir en ello, pero...

¿Y tiene visos de cambiar?

En cuanto coja ritmo la legislatura, estoy convencido de que se va a mejorar mucho.

¿Ha generado el turismo el volumen de empleo que cabría esperar en los últimos años?

Nos habría gustado más y para ellos se debería haber eliminado desde hace tiempo la famosa ley de la moratoria, por resumir en ese nombre las distintas normas que la han regulado. Ha impedido, fundamentalmente en Gran Canaria, hacer hoteles nuevos en suelo que ya estaba clasificado. En los últimos quince años se han hecho dos o tres hoteles en Meloneras, mientras que, por ejemplo, en Tenerife ha crecido todo costa Adeje en 40.000 o 50.000 nuevas plazas. Eso se traduce en el millón y pico de turistas más que tiene esa isla frente a esta cada año.

¿Y no es eso centrar el debate en la cantidad?

No se trata de eso. La diferencia se traduce en empleo, que es de lo que estábamos hablando. Es decir, han aumentado los puestos de trabajo en unas islas y en otras no. Con un millón y medio de turistas más cada año, podemos estar hablando de más de 20.000 empleos de diferencia.

¿Que Tenerife haya alcanzado ese nivel se ha convertido en un problema para que el resto de islas puedan crecer?

Sí. En algún momento tiene que tomarse la decisión de igualar las condiciones. Me ha gustado que en el Gobierno actual se hayan colocado consejeros de Gran Canaria. Esta isla tiene que desarrollarse y la Ley del Suelo es una oportunidad. También desde el Cabildo deben desbloquearse proyectos fundamentales para el turismo.

¿A cuáles se refiere?

Por citar algunos, es noticia en estos días la paralización del Siam Park del señor Kiessling en El Veril; En el verano pasado, se detuvo el plan de modernización y mejora de San Bartolomé de Tirajana, pero estoy seguro de que el presidente del Cabildo pensará en el futuro de Gran Canaria, del empleo, y tratará de desbloquearlos.

¿Dónde está el límite entre la construcción de hoteles y la preservación del destino?

Esto hay que objetivarlo. El suelo turístico no supera el 2% de Gran Canaria. Además, alrededor del 60% está protegido, no puede construirse nada. Otro dato objetivo es que en esta Isla vivimos más de un millón de habitantes y cerca de cien mil no pueden trabajar. Y más, ya se estableció por ley que en Canarias no se puede clasificar nuevo suelo, es decir, estamos hablando de rellenar el puzle de la superficie que ya está clasificada, urbanizada y autorizada. Mientras, en la Administración se afanan por determinar el tipo de hotel que hay que hacer. Eso no puede ser una norma en un boletín oficial, lo regula el mercado y la demanda ahora se centra en hoteles de cuatro estrellas. Si cada isla tiene ya las áreas delimitadas en sus respectivos planes insulares, construyamos lo que quieren nuestros clientes.

¿Y qué pasa si cuando se hagan esos hoteles de cuatro estrellas varía la tendencia?

Podría suceder, pero nuestra experiencia nos dice que esos cambios son muy lentos. Mire, hoy no hay la suficiente demanda para hoteles de cinco estrellas, con lo que tendrían que bajar los precios y, por tanto, dar un servicio de cuatro estrellas. Estos tendrían que buscar su espacio para ser competitivos y desplazarían a los de tres..., es pernicioso para el sector.

El presidente de AC Hoteles afirmó recientemente que este es un sector donde existe la explotación laboral.

Sinceramente, no creo que estuviera valorando a sus colegas. Quizá se refería a los ilegales que ofertan cualquier habitáculo como alojamiento para turistas y, en casos, ni siquiera tienen personal. La oferta reglada da seguridad y contrata a profesionales, mientras que la ilegal no cumple las normas y atrae en muchos casos a un turista que no se desea.

Hablando del perfil de los turistas. ¿Eso de incentivar la llegada de los que pueden gastar más es una utopía?

En absoluto y ese cambio está llegando por la especialización de la oferta. En la federación creamos ya hace años un departamento que da a los hoteles facilidades de comercialización en un sector concreto: turismo náutico, de salud, de golf, de deportes... De esa manera, el alojamiento trabaja junto a las empresas que ofrecen esos servicios y el cliente tiene a mano un servicio de calidad especializado. Ese visitante tiene una mayor capacidad de gasto que aquel que se la juega a un apartamento con el simple dato de una fotografía en Internet y del que desconoce hasta la ubicación exacta.

¿Llega el beneficio del turismo a otros sectores?

La idea del presidente del Gobierno [Fernando Clavijo] fue buena y en este momento el proyecto Crecer Juntos, la fusión de los hoteleros con los sectores primario e industrial canarios, ya ha dado pasos. Tenemos una fantástica agricultura, productos de muy alto valor, pero a veces no en la cantidad suficiente, con carencias en la logística y sin continuidad en el suministro. Estas dificultades se están superando, pero hay que ir despacio. El hotel es un gran consumidor y hay que estudiar empresa por empresa muy bien toda la operativa para que no se malogre la idea. Tengo que citar la importante iniciativa de Lopesan de poner en funcionamiento una gran superficie agrícola en Veneguera. Es un inicio de cinco estrellas de la mano de la que quizá sea la empresa hotelera más importante.

¿El conflicto por la renovación del Oasis es lo peor que se lleva de su experiencia en la FEHT?

Bueno. No es de lo peor que nos ha pasado, pero sí es de las cosas que más energía nos han restado. Pusimos todo el empeño para que una de las empresas asociadas a nuestra federación lograra una solución aceptable. Le han privado de desarrollar un proyecto que en nuestra opinión tenía todo el derecho a ejecutar. Las cosas han ido como han ido y yo creo que algún día se resolverá de forma favorable para todos. Lo considero un fracaso personal y de la propia FEHT.

¿Habría sido más feliz si Lopesan estuviera en la patronal de Las Palmas a través de la FEHT?

Sí, y lo digo porque lo siento, no por conveniencia. Los que llevamos en el movimiento empresarial desde hace prácticamente 40 años, creemos que con esto se le hizo un flaco favor. Se trata precisamente de vertebrar a los empresarios con el esquema de asociaciones, federaciones, confederaciones... Hay que unir a los empresarios para que los representantes que elijan busquen el interés general para cada sector. No es bueno romper esa cadena, porque ahí se está para representar los intereses generales y no los particulares de una empresa por muy legitimada que esté para defender sus propios intereses. Obviamente, las organizaciones defienden el interés general y evitan que el de unos entre conflicto con los del resto, nivelan y matizan esos intereses para que el resultado final vaya en favor de la mayoría.

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