Los furtivos constituyen una de las grandes quejas del sector pesquero profesional canario. Al no pagar impuestos ni estar dados de alta en la Seguridad Social, pueden pemitirse tirar los precios. Además son una amenaza para la salud, ya que el pescado que ponen en la cadena alimenticia no pasa ningún control sanitario.

Luchar contra esta práctica ilegal no resulta fácil. No tienen horario ni lugar fijo de actuación y, en ocasiones, optan por zonas abruptas a las que no pueden acceder con facilidad los inspectores. Para estrechar el cerco, la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias ha dado un salto tecnológico incorporando drones que, desde el aire, podrán dejar constancia gráfica o videográfica de la actividad de los furtivos.

Levantarse cuando otros se acuestan, combatir el frío en alta mar, trabajar en condiciones extremas y, cuando pican, rezar para que los furtivos no hayan reventado el mercado a la llegada a puerto. A este temor se enfrentan a diario los pescadores del Archipiélago y así se lo hacen llegar sus representantes a las administraciones en cuantas ocasiones se reúnen unos y otros alrededor de una mesa.

"Esto va a facilitar el trabajo de los inspectores", aseguró este martes el consejero regional Narvay Quintero, quien añadió que los funcionarios "tendrán que ir acompañados por las empresas que cuentan con licencia para manejar los drones". Son doce las personas que a diario fiscalizan las actuaciones sospechosas que se realizan en las costas canarias. En breve se espera la llegada de otros doce, a los que, como a los anteriores, se les formará para que en el menor plazo puedan también volar los dos aparatos adquiridos por la consejería.

Los drones que ya integran el patrimonio de todos los isleños están preparados para seguir el movimiento de los furtivos en el litoral. Para adentrarse en el océano se cuenta con los servicios de una empresa privada cuyos aparatos tienen mayor autonomía de vuelo y capacidad para grabar imágenes nocturnas.

Quintero señaló que su departamento está dispuesto a echar el resto e incrementar la plantilla de drones. Uno tendrá base en Gran Canaria y el otro, en Tenerife, mientras que, según vayan marcando las necesidades, el resto del material se desplazará por el resto de islas. "La idea es tener el número suficiente para no tener que rotar el material y que cada isla cuente con uno propio", sostuvo el consejero.

Por su parte, el concejal de Ciudad de Mar del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, José Eduardo Ramírez, señaló "la bahía del Confital" como uno de los puntos negros de la capital, si bien "La Laja y toda la avenida Marítima" no están exentos de estas prácticas, que, en palabras de Narvay Quintero, incluso "amenaza la sostenibilidad de la pesca".