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Una opción económica que conduce a políticas de hostilidad

Las arremetidas de Trump contra China, México y la UE ayudan a depreciar sus monedas y neutralizan el futuro efecto arancelario

Una opción económica que conduce a políticas de hostilidad

"El dólar está demasiado fuerte", dijo el aún presidente electo Donald Trump el 17 de enero. Trump es el mismo que preconiza el "América primero" y "Vamos a hacer grande a América de nuevo", y el que en la pasada campaña arremetió contra la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, por mantener muy bajos los tipos de interés. Así que todo lo que postula el ahora presidente de EE UU sólo puede llevar al alza temporal del dólar.

También la gestión que pretende aplicar conduce al mismo fin: los planes de impulso a la actividad, la atracción de capitales por la subida de tipos, el endurecimiento de las fronteras para la importación, la penalización a las inversiones de EE UU en el exterior, el retorno de los beneficios acumulados en el extranjero por las multinacionales estadounidenses y las tasas a las remesas drenarán la oferta de dólares y aumentarán su demanda en el mercado cambiario.

Desde muchas áreas monetarias el dinero se dirige a EE UU para beneficiarse de siete años de crecimiento, repliegue de la relajación monetaria y expectativa de más subidas de tipos y de un previsible periodo adicional de auge por las políticas expansivas que propugna Trump. El modelo no será sostenible durante demasiado tiempo, pero hasta entonces el área dólar y la bolsa ofrecerán oportunidades.

La tendencia del mercado se acrecienta por la salida de capitales de China y otros países emergentes para cancelar los excesivos endeudamientos empresariales en dólares antes de que la divisa aún se aprecie más.

Trump acusa a las autoridades chinas de manipular el yuan para mantenerlo artificialmente bajo. Es falso. China se desprendió el año pasado de 320.000 millones de dólares para intentar frenar la caída del yuan. Las fuerzas depreciadoras del yuan proceden de EE UU, sumadas a la ralentización económica de la potencia asiática y a la inversión de empresas chinas en el exterior.

Las acusaciones de Trump contra China para justificar la imposición de aranceles a sus productos no ha hecho más que agudizar la tendencia bajista del yuan. Lo mismo ocurre con el peso mexicano. Desde que Trump ataca a México el peso se ha derrumbado el 20%. Ahora Trump se está aplicando con el mismo ardor contra la UE y el euro elogiando y recibiendo a los eurófobos, apoyando el brexit y pronosticando un final funesto para la divisa europea. Todo esto alimenta la revalorización del dólar en su cruce con esas monedas. La consecuencia es que los productos mexicanos son hoy aún más baratos y más competitivos en EE UU que en noviembre. El tipo de cambio mina la estrategia proteccionista de Trump. Antes de que haya aplicado aranceles a México, el peso ya descontó ese efecto. Esto podría llevar a una espiral arancelaria y a una escalada verbal para responsabilizar a terceros países del rearme del dólar. El proteccionismo conduce a la hostilidad política.

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