¿Cómo logra el reto de la internacionalización una empresa ante la caída de la financiación por la crisis económica?
La banca cierra el grifo en situaciones de crisis y las empresas se quedan estranguladas, sobre todo, las pequeñas y medianas (pymes), que dependen en un 80% de la financiación bancaria. Teniendo posibilidad de salir de la crisis, porque no era un problema de demanda de sus productos o servicios, no han tenido financiación para el circulante. Falta, por tanto, diversificar las fuentes de financiación, por ejemplo, desde el ámbito público. Durante los años más duros de la crisis, a partir de 2011, la demanda de financiación a Enisa se disparó y el pico se produjo en 2013 con casi 4.000 solicitudes. Ahora estamos en el entorno de las 1.500, porque se vuelve a abrir la financiación bancaria. Cuanto más financiación concede la banca, menos necesario es el sector público. Tenemos un papel anticíclico muy marcado.
¿No bloquean esa opción el desconocimiento del empresariado, el exceso de burocracia o la multiplicidad administrativa?
El desconocimiento es importante. Hay muchos emprendedores que se meten a desarrollar su idea y no tienen tiempo o sufren confusión entre tantas opciones: CDTI [Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial], Icex [España Exportación e Inversiones], Enisa... La sensación desde fuera es de batiburrillo y solapamiento institucional, aunque no es tanto así y hay una cierta especialización y mucha coordinación entre las entidades públicas. Ya se ha acabado que el administrado acuda a la administración, tenemos que hacer un esfuerzo de comunicación.
Faltó el Instituto de Crédito Oficial entre tantas siglas...
El ICO es la agencia de referencia del Estado, que moviliza 15.000 o 20.000 millones al año, pero sobre todo concede financiación a través de los bancos. Una de las críticas al sistema bancario sobre el dinero del ICO es que no se traslada a las empresas. Nuestro público objetivo es el mismo porque el 99% de las empresas españolas son pymes, pero manejamos unos recursos muchísimo más inferiores que el ICO, alrededor de 100 millones anuales procedentes de los presupuestos generales del estado. Aunque somos complementarios, tenemos otra función: ofrecer financiación alternativa a la bancaria, sin ningún tipo de intermediación.
¿A quiénes, especialmente?
Financiamos a cualquier sector, excepto el financiero y la promoción inmobiliaria. Siempre buscamos un cierto componente de innovación, pero no solo tecnológica, sino todos los proyectos que mejoran la posición competitiva de la empresa, por ejemplo, en productos, procesos de distribución o apertura de mercados. En general, la banca no suele financiar a los jóvenes emprendedores, con independencia de la situación económica. Para ese colectivo, con una tasa de desempleo muy elevada, lanzamos en 2010 una línea de financiación sin avales ni garantías, una cuestión fundamental, porque la confianza se basa en la solidez del equipo emprendedor y la claridad del modelo de negocio. Y los tipos de interés dependen de los resultados de las empresas. Desde entonces, el 40% de los préstamos de Enisa se dirige a jóvenes emprendedores. De los 83 millones aprobados el pasado año en 808 préstamos, cifra récord junto a 2013, correspondieron a start-up [empresas emergentes] 35 millones en 495 créditos. En Canarias se aprobaron 8 operaciones durante 2016 (500.000 euros), una cifra positiva, porque se duplicaron los 4 préstamos (300.000) del año anterior. Pero aún son muy pocos proyectos, tenemos un potencial de crecimiento importante. Desde sus inicios, Enisa ha concedido en Canarias 3,8 millones a través de 48 préstamos [26 en Las Palmas y 22 en Santa Cruz de Tenerife].
¿Cuál es el perfil de sus clientes canarios?
A las jornadas organizadas por las direcciones territoriales del Icex acuden empresas de las tecnologías de la información y la comunicación. Me ha sorprendido, por ejemplo, los proyectos en videojuegos o animación. También proceden del turismo, pero no tradicional sino con la aplicación de la tecnología para facilitar y crear valor a un sector tan tradicional e importante en Canarias, plataformas o agregadores que ofrecen soluciones integrales a los visitantes a través de una aplicación móvil. La insularidad en temas de emprendimiento no es una barrera. Con un ordenador conectado al mundo, desde un pueblecito de Gran Canaria puedes desarrollar una aplicación, un videojuego o una película de animación y, automáticamente, lanzar el producto a todo el mundo. Ya no se depende tanto de una red de comunicaciones física para trasladar productos a la Península, África o América, porque la tecnología reduce las barreras. Con tu conocimiento, una idea y la ambición de tomar el mercado global, no solo el local como referencia, las posibilidades son infinitas. Los ejemplos anteriores permiten mirar el futuro con mucho optimismo.
¿Y qué extraña?
Desde el punto de vista del producto, falta explotar otras riquezas de las Islas como la industria agroalimentaria mediante la exportación del aloe vera, semillas, biotecnología... El emprendimiento es una cuestión de actitud, de ser inconformista y de innovar constantemente. Las pymes en general, no solo en Canarias, pecan de poca ambición y se conforman con un tamaño pequeño, suficiente para sobrevivir o vivir de forma holgada, pero el crecimiento es relevante para poder introducir procesos innovadores o competir en los mercados internacionales.
