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Entrevista

"El empresario se ha acostumbrado a trabajar con personas sin formación"

"Si cambiamos la plantilla a menudo, la cultura empresarial no existe y eso puede llevar incluso a cerrar", aclara Juan Antonio García

Juan Antonio García, en su despacho del Colegio de Economistas. ANDRÉS CRUZ

¿Hay recuperación económica más allá de los números?

La recuperación macroeconómica es indudable, pero el efecto no llega a toda la sociedad. Se ha producido un aumento de la productividad a base de bajar salarios y eso no se puede mantener toda la vida. La prueba está en que la Seguridad Social recauda menos. Hay una degradación que puede desembocar en un conflicto.

¿Cómo se rompe ese círculo vicioso?

Con la modernización de las empresas, el aumento en ellas del peso de la tecnología y la I+D+i, y, sobre todo, con su internacionalización, porque su mortalidad es mucho menos cuando la logran.

Pues la posición de Canarias en los rankings de inversión en I+D+i no es buena.

Ha caído un 60%. La universidad es la que tiene el potencial de investigación y existe un divorcio recíproco, por desconocimiento, del mundo empresarial. Los empresarios no saben qué se está investigando y los investigadores no saben la demanda que tiene aquello sobre lo que investigan.

¿Por qué sí hay inversión extranjera entonces en Taliarte?

Me llama mucho la atención. Cuando llegó la reforma de Bolonia, se dio la posibilidad a la sociedad, incluidos los empresarios, de señalar las necesidades existentes con el fin de adecuar las titulaciones. Nos llevamos la desagradable sorpresa de que la participación fue escasa.

Ahora bien, si el 99% de las empresas canarias son pymes o micropymes, ¿cabe esperar que puedan pensar en el futuro?

Ahí estriba parte del problema, pero podrían asociarse y buscar financiación en programas nacionales e internacionales creados para el desarrollo de ideas. De nuevo el desconocimiento de todo esto juega en contra.

¿Baja el paro o es mucho decir a la luz de la cantidad de contratos de escasa duración?

El empresario se ha acostumbrado a trabajar con personas que en muchos casos no están formadas. O nos encontramos con otras que hablan cinco idiomas en la caja de un supermercado y cobrando escasamente 800 euros. A veces estamos ciegos, porque uno de los factores principales de la empresa es la continuidad del empleado. Si cambiamos la plantilla a menudo, la cultura empresarial no existe y eso puede llevar incluso a cerrar en el largo plazo.

¿Cómo impacta esto en el consumo?

Mientras exista una tasa de paro superior al 20% es difícil que ese círculo se rompa. Ahora bien, la cuestión se puede mirar desde el ángulo contrario, porque es verdad que en algunos casos los empresarios se topan con una falta de preparación que les impide la contratación. Ocurre de forma habitual en el turismo por la falta de conocimiento de idiomas.

¿Hay pánico en las empresas que han sobrevivido a la crisis a incrementar sus costes?

Eso sucede, es indudable. Falta una cultura que evite ahorros que causan problemas. Hay empresarios que vienen a contarnos que quien les llevaba las cuentas condujo la empresa al desastre. Es fundamental invertir en el conocimiento, en gente preparada.

¿Qué pasará cuando varíen los factores que llenan los hoteles?

El mercado expulsará a quien no se haya adaptado. Y en el largo plazo, cuando se normalice la situación y se reintegren los competidores, será decisivo contar con una oferta complementaria. Por eso es necesario atraer desde ya a turistas que busquen algo más que sol y playa, y fidelizarlos.

¿El brexit apunta a tragedia para las Islas?

No diría eso, pero es indudable que nos va a afectar en varios aspectos. Hoy es imposible determinar el alcance de las afecciones, porque depende de los acuerdos finales entre el Reino Unido y la Unión Europea.

¿Es factible pescar en ese río revuelto y atraer a las empresas que tengan que relocalizarse?

Hay mucha competencia, no somos los únicos que podemos ofrecer incentivos. Poco tenemos que jugar ahí.

¿Ni siquiera con las bonificaciones fiscales canarias?

Tenemos en contra la distancia, lo que impide que venga la industria. Quizá en asuntos de servicios llegue algo, pero las perspectivas de desarrollo por esa vía no parecen muy grandes.

¿Le inquieta la influencia de Donald Trump en las relaciones comerciales?

Mientras la UE se mantenga fuerte, nada pasará, y conste que no estoy de acuerdo tampoco con la política económica europea. Es preocupante desde el punto de vista de la salud democrática. Menos mal que Holanda ha parado la ola extremista, pero queda por saber qué va a ocurrir en Francia y Alemania, eso va a ser decisivo.

¿Por qué no comparte la política económica de Europa?

A España le ha hecho mucho daño. Se ha consagrado el déficit como la piedra angular, mientras Estados Unidos prefirió el crecimiento porque atrae inversiones y más actividad económica. El resultado es que ha logrado en cinco años salir de la crisis y nosotros, solo en términos macroeconómicos. El paro continúa disparado. Llama la atención que Portugal, con todos sus problemas, tenga una tasa de desempleo muy inferior. Algo está fallando.

¿Eso viene dado porque el crecimiento anterior estaba montado sobre un castillo de arena?

Claro, se basó fundamentalmente en la construcción. Muchos estudiantes abandonaron su formación convencidos de que su sacrificio no merecía la pena ante unos ingresos elevados que tenían al alcance de la mano. Vender dos millones de casas al año no era lógico, no se supo embridar el crecimiento y la burbuja estalló.

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