Hace apenas tres meses, los representantes de algunos de los más potentes grupos turísticos como Riu o Satocan estimaban que la recuperación de los destinos competidores del Mediterráneo se prolongaría durante unos tres o cinco años. Y ante ello, en un debate celebrado a mediados de diciembre en el Foro Internacional de Turismo de Maspalomas Costa Canaria, tanto Carmen Riu como José Julio Artiles, consejero delegado de Satocan, insistieron en la necesidad de impulsar en estos años una amplia renovación del destino para "estar en condiciones de seguir compitiendo en un mercado con altísima rivalidad".
En otro foro, el consejero delegado de Meliá Hoteles, Gabriel Escarrer, había acuñado un concepto nuevo para explicar esa transición hacia lo que llamó "competencia normalizada". Dijo: "Tenemos que ser conscientes que para mantener el liderazgo debemos afrontar grandes desafíos en los próximos años. En primer lugar, el reto de la calidad. Nuestro modelo turístico debe transformarse, porque en un entorno de competencia normalizada sólo seremos competitivos si nos diferenciamos por nuestra calidad y valores añadidos". Y cerró su reflexión con una advertencia: "Cualquier otra estrategia para competir, nos llevará al fracaso".
Como si lo oyeran, diversos turoperadores han lanzado estas semanas claros toques de atención a Canarias y Baleares: "A pesar de la continuada incertidumbre política y económica, el apetito de los consumidores por disfrutar de sus vacaciones en el extranjero está siendo bueno para todos los mercados", explicó el CEO de Thomas Cook Peter Frankhauser. Y contó que las reservas de su grupo crecen un 10% respecto al año pasado para el verano y que, ante la fuerte demanda, su grupo ha expandido su oferta hacia otros destinos muy por encima de esta media de crecimiento global. Así, las ventas de Thomas Cook con Grecia son un 40% superiores al año anterior, cifra que calificó de "extraordinaria". Añadió que "igualmente van muy bien destinos como Chipre, Croacia, Bulgaria y Portugal. Y Egipto empieza a repuntar, aunque Turquía sigue mal, pero menos mal que el año pasado".
El turoperador germano TUI, por su parte, también ha anunciado un aumento de turistas para este verano, que además gastarán en sus reservas un 1,5% más. Y aunque el operador turístico líder en Alemania ampliará su oferta para esta temporada en Canarias en un 20%, se abrirá también a otros destinos hasta ahora cerrados, como Egipto, "donde se ha recuperado la confianza a viajar", y próximamente Turquía.
¿Puede deducirse de los mensajes que están lanzando los grandes turoperadores europeos que se está acelerando la vuelta a un "entorno de competencia normalizada"? Si la recuperación de los destinos en crisis se acorta a menos de tres o cinco años, como se preveía, ¿presentará Canarias a tiempo una oferta de más calidad? ¿A cuántos turistas habrá sido capaz fidelizar?
La prueba del algodón
Con los datos del primer trimestre de 2017 y ante el lleno de Semana Santa, el empresariado canario no sólo se muestra en general confiado, sino que una buena parte rechaza las críticas por la fuerte subida de los precios por la que ha optado: "Ahora mismo no se está hablando de precios, sino de capacidades", señaló en la ITB de Berlín Ángel Luis Tadeo, consejero delegado del Grupo Dunas, al analizar
la necesidad de los turoperadores de asegurar que sus plazas aéreas coincidan con la cantidad de camas contratadas ante la alta ocupación de Canarias. Desde el Grupo IFA, Santiago Armas explicó por su parte que esta Semana Santa se prevé "alcanzar una ocupación turística media del 95%, pero en muchos establecimientos se elevará al 100% porque la demanda de los turoperadores es muy alta". Y coincidió con otros hoteleros canarios al señalar que habrá plazas para el mercado local, pero "sin gangas", acorde a los precios que marca la alta demanda.
La mayoría empresarial habla desde el convencimiento de que el precio lo regula el mercado y que es, en definitiva, un reflejo de cómo está el sector. Concluye: "Si el turista lo paga, es porque considera que lo vale". Pero no pocos expertos vienen advirtiendo que Canarias es un destino de precio medio, no alto, y que el precio lo que está reflejando es el aprovechamiento que el empresariado está sacando a un momento coyuntural que vive el turismo en el Archipiélago. Pero, ¿refleja también una mejora de la calidad de la oferta y productos que brindan las Islas a sus visitantes? Es decir, ¿responde a la única estrategia que, según Gabriel Escarrer, no lleva al fracaso?
Según Peter Frankhauser: "Hoy existe un mercado más competitivo para volar a las islas españolas. La presión de los precios es ahora muy alta, porque hay más competencia. Y las ventas hacia Baleares y Canarias no están subiendo respecto del año anterior, que sí fue excepcional". Porque no es sólo el precio de los alojamientos el que puede restar competitividad a Canarias, tampoco las tarifas aéreas registran el impacto de la caída del precio del combustible ni se terminan de ajustar a las condiciones de lejanía e insularidad del Archipiélago, fundamentalmente por una política aérea centralista en la que Canarias no termina de participar.
Los niveles de rentabilidad que ha alcanzado estos años el turismo en las Islas permite hablar de una nueva "edad dorada" del turismo, que se inició en 2011 y perdura este año. Pero, pese a los buenos datos de ocupación y rentabilidad, lo cierto es que a partir de ahora Canarias tendrá cada vez una oferta menos dominante en un mercado con "apetito", según expresión del CEO de Thomas Cook. Un hambre compartida por viajeros y empresarios, pero que puede llegar a ser perjudicial si, como dijo el protagonista de la película Wall Street Gordon Gekko: "El precio no lo regula ni la demanda ni la oferta. Lo regula el auténtico motor de la economía: la codicia".
Los retos en un entorno de "competencia normalizada"
- El turoperador Thomas Cook está más concentrada en "vender con mayores márgenes productos de más calidad, en lugar de aumentar el número total de viajes". Su afirmación es toda una declaración de principios y coincide con el principal reto que tienen ante sí los destinos: la calidad. En los denominados destinos maduros, ésta pasa por la capacidad de culminar sus procesos de renovación. Un desafío que Canarias no ha logrado impulsar de forma integral y suficiente con ninguna de las iniciativas que se han lanzado hasta ahora desde las administraciones públicas a través de los Gestures, Consorcios de Rehabilitación, etcétera. En el momento actual, y tras casi siete años de vacas gordas, se ha avanzado en las renovaciones puntuales, algunas muy relevantes, de algunos alojamientos turísticos. Pero el proceso sigue trabado a nivel normativo: por un lado, por la paralización de los Planas de Modernización y Mejora (PMM), y por otro porque la tramitación de la Ley del Suelo y la reforma de la ley turística pendiente se demorará aún en el tiempo para su aplicación, cuando se está iniciando el proceso de normalización de la competencia. Respecto a la renovación de los espacios públicos, Canarias ha perdido en estos años fondos esenciales del Plan de Infraestructuras, que se encuentra en la actualidad en proceso de elaboración por parte del Gobierno de Canarias. Y pendiente además de la aprobación de los Presupuestos del Estado y su definitiva inclusión de una partida para afrontar obras prioritarias de futuras dotaciones y equipamientos turísticos.
