Ha pasado usted de oficialista a rebelde.
No es así... Pero a mí me vale cualquier calificativo siempre que luego se cumplan tres premisas: garantías democráticas, propuestas compartidas y regeneración ética.
Afirma contar con 84 de los 150 avales. Su rival por el cargo ha replicado que los avales, en realidad, no sirven para nada.
Esto no es un proyecto surgido de poco para acá. En 2015 éramos candidatura mayoritaria hasta que Antonio Pérez retiró la suya. Carmelo ganó porque los votos se los pasaron a él. Pero los avales sirven para saber que tienes gente detrás. El proyecto lo avalan 84 delegados que, a su vez, han tenido que contar con apoyo suficiente, no digo mayoritario, pero sí suficiente.
¿Cuál sería su objetivo prioritario en el caso de que consiga ser secretario general?
Que el sindicato sea un sindicato de proximidad, participativo, en el que las decisiones sean adoptadas entre todos. Y que esa proximidad se note en las empresas, para que los trabajadores vean que sus anhelos tienen recepción en el sindicato. La estructura no puede ser ajena a lo que ocurra en las empresas y debe ser capaz de abrir ideas y compartirlas, ganando así legitimidad y, con ella, capacidad de movilización llegado el caso.
¿Cómo juzga la actual relación del sindicato con el Gobierno de Canarias y la patronal?
Es mejorable, aunque no debemos ser radicales. Hace dos años era inexistente y ha habido una evolución en positivo. Pero, ¿es suficiente?... No es un asunto solo de Canarias, pero voy hacia atrás, siete años atrás, hacia el principio de una crisis larvada en la que muchos nos apretamos el cinturón, algunos perdimos derechos y otros perdimos el empleo. Ahora no podemos ser un sindicato de contención; ahora es necesario recuperar derechos y recuperar empleo; ahora toca reforzarnos, extendernos y ser más próximos. Que presionemos para recuperar todo eso que se perdió a lo largo de la crisis, y para ello tenemos que ganar cercanía y lograr que el sindicato tenga una capacidad real de movilización.
No parece, a la vista de los resultados, que la gestión de las políticas públicas de empleo esté siendo la mejor de las posibles. ¿Comparte esta opinión?
Las instituciones han tenido que sufrir recortes, también las oficinas de empleo, y tal vez sea la falta de medios la que explique la actual situación. Hoy prácticamente se dedican en exclusiva a una labor de registro de los parados y de prestaciones, pero en la inserción laboral de desempleados hay muchísimo por hacer. Hay que dotarse de más medios para una integración laboral real. No puede ser que haya tanta gente con prestaciones no contributivas.
El turismo es una bendición, dicen, pero tiene mucho que ver con lo que ustedes señalan como uno de los principales males del empleo en la Comunidad Autónoma: la temporalidad.
El turismo en las Islas, gracias a Dios, ya no es estacional. ¿Por qué entonces se utiliza un importantísimo número de contratos temporales sin justificación?, y tiene que haber justificación. Los mismos trabajadores del sector nos lo trasladan. No podemos decir que el motor es el turismo cuando hay tantos contratos temporales. Al turismo hay que protegerlo pero también hay que revertir eso. Afortunadamente, la Federación de Servicios de Comisiones Obreras está recuperando terreno en este ámbito.
Uno de los grandes problemas que han de afrontar los sindicatos es el deterioro de su imagen a ojos de la sociedad.
Soy consciente de ello, y le doy la razón. Pero creo que ha interesado, políticamente, individualizar lo más posible las relaciones laborales, y en este sentido, los sindicatos éramos un escollo. Hay compañeros que sufrieron persecución por ejercer la actividad sindical. Aunque eso no quita que ha habido comportamientos, que puedo afirmar que han sido aislados, no precisamente ejemplarizantes. Conscientes de ello, en el sindicato tenemos un código de comportamiento que hay que cumplir.
