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Año Internacional del Turismo Sostenible Conferencia de la Unesco y la OMT de Arona

El turismo se autoimpone el reto de controlar el impacto de su crecimiento

Solo los destinos que midan su sostenibidad serán competitivos en un mercado de viajeros cada vez más concienciados, informados e hiperconectados

Imagen de Playa del Inglés el pasado verano. LP / DLP

La sostenibilidad tiene que dejar de ser un concepto abstracto y pasar a medirse de una manera clara y evaluable. Este fue el mensaje común que compartieron los ponentes de la Conferencia Internacional sobre Sostenibilidad y Competitividad Turística, patrocinada por la Unesco y la Organización Mundial del Turismo (OMT) y se celebra en Arona. Abrió el debate el director del Instituto de Turismo Responsable, Tomás Azcárate, quien dijo: "El concepto de sostenibilidad ha cambiado desde los noventa, cuando se aprobó la primera Carta Mundial de Turismo Sostenible en Lanzarote, hasta ahora. También el turismo ha cambiado: hoy la sostenibilidad es ya un criterio de competitividad ineludible y, por tanto, hay que comenzar a medirlo con indicadores y parámetros objetivos".

El resto de ponentes participantes secundaron unánimente su punto de vista del máximo responsable del ITR: "Basta de metafísica, hay que dar el salto y pasar a un tiempo en que hablemos de acciones palpalbes y reales", concluyó Cirpiano Marín, consultor de la Unesco y moderador de una de las diversas mesas de debate celebradas ayer en el Auditorio Infanta Leonor. En todas ellas, cuyo eje giró en torno al Año Internacional de la Sostenibillidad Turística, la principal conclusión derivó en la idea de que "un destino sostenible tiene que ser un destino certificable".

El mensaje es aplicable a todo tipo de destinos: emergentes, consolidados y maduros, pero sobre todo a estos últimos que han de afrontar el reto de reinvertarse. Según explicó la subsecretaria de Turismo de México, que alcanzó la cifra de 35 millones de turistas (muy por debajo de los 75 millones que registró España): "México, como España, vive tiempos de récords turísticos, pero tenemos destinos como Cancún o la Riviera donde el impacto del turismo ha sido excesivo y ahora nos vemos obligados a ordenar lo desordenado". María Teresa Solís concluyó señalando que "la claridad de la visión, junto a la calidad de la medición, será lo que nos permita a los destinos maduros transformarnos en un nuevo modelo turístico".

El hecho de que el turismo sostenible se haya convertido en un creciente factor de competitividad turística ha llevado precisamente a la OMT a convocar para la próxima semana en Manila un encuentro internacional sobre cómo medir dicha sostenibilidad, a través de qué variables y parámetros que, con validez internacional, permitan certificar qué destinos están apostando por implantar un modelo sostenible real. Ya existen algunos certificaciones o sellos, entre ellos el de la Biosphere que ostenta precisamente Arona (junto a Barcelona en España): "No somos todavía un destino sostenible integral, pero el camino que hemos iniciado no tiene vuelta atrás", dijo el alcalde José Julián Mena y anfitrión del encuentro internacional celebrado estos días en su municipio. Y añadió: "La sostenibilidad ha sido hasta ahora un concepto abstracto. Pero hoy sabemos que sin sostenibilidad la industria turística no será competitiva. Y sin competividad turística, no tenemos futuro".

De ahí que todos incidieran en la necesidad de avanzar en la cuantificación y objetivación de esos indicadores que permitan evaluar la sostenibilidad de cada destino: "Lo que no se mide no se puede mejorar", dijo por su parte el presidente de Segittur, Fernando de Pablo, quien explicó que solo los indicadores de medición permitarán analizar y controlar "los efectos indeseables" del turismo. El análisis métrico y estadístico de la sostenibilidad debe abarcar, según consensuaron los asistentes, todos los ámbitos de la sostenibilidad, es decir, el impacto ambiental, social y económico del impacto de la actividad turística sobre un destino.

Turismo en transición

Esta gestión del turismo sostenible integral va más allá del impacto del turismo sobre un territorio desde el punto de vista medioambiental. Así, su capacidad para generar empleo es considerada como una de las variables claves (y claramente medibles) de la sostenibilidad social de un destino, que debe además promocionar el consumo de productos locales y recuperar sus señas de identidad como uno de sus principales atractivos. Pero en el nuevo tiempo de lo que los expertos llamaron 'el turismo en transición', otros aspectos cobran un valor nuevo dentro del modelo de turismo a desarrollar.

Comienza a hablarse del turismo como un derecho, como una oportunidad de intercambio cultural y conocimieto del otro y, en consecuencia, como una herramienta para luchar por la paz y la seguridad. "El turismo puede y debe ser un puente entre el pasado y el futuro", un pasado basado en un modelo analógico frente a un mundo digital: "Los datos son el nuevo petróleo", explicó el presidente de Segittur. Y añadió: "Y como aquel hay que saber extraerlo, refinarlo, almacenarlo y distribuirlo correctamente". Pero precisó que la tecnología es la herramienta, no el medio, con que cuentan los núcleos turísticos para transformarse en destinos inteligentes, es decir, aquellos capaces de ser gestionados en base al análisis de datos y no de percepciones, intuiciones e improvisaciones.

La representante de la Organización Mundial del Turismo y ponente de la Conferencia Internacional de Arona, Yolanda Perdomo, narró en la jornada de ayer una anécdota muy descriptiva de la percepción pública que se tiene del turismo: "No realizamos inversiones en este sector porque el turismo va solo", contó que respondieron a diversos miembros de la OMT representantes de una entidad financiera internacional. Es uno de los mitos que pesa sobre "la principal industria planetaria", según se la calificó el director del Instituto de Turismo Responsable, Tomás Azcárate.

La misma tesis inspira las políticas de inversión pública en los presupuestos generales del Estado o de las diferentes comunidades autónomas, que apenas destinan recursos a impulsar un sector que considera "va solo" de la mano de los inversores turísticos privados. De ahí que, pese a su peso económico, las partidas presupuestarias destinadas al sector turístico registren año tras años claros retroceso o tímidos avances, como las destinadas recientemente a las infraestructuras públicas por parte del Estado.

"La realidad es que el turismo necesita de un gran esfuerzo inversor público-privado si lo que se quiere es implantar un modelo sostenible, diferente al que hemos conocido hasta ahora", concluyó Perdomo.

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