Los extranjeros gastaron en el primer trimestre en la compra de viviendas en Canarias más que nunca antes en los tres primeros meses de un año. Y no se trata de un hecho aislado. Los forasteros adquirieron casas en las Islas a lo largo de 2016 por el montante más cuantioso en nueve años y el segundo más alto de toda la historia, o al menos de toda la serie histórica, que abarca desde 2006. En cifras, las compraventas protagonizadas por foráneos sumaron entre enero y marzo 320,5 millones de euros, esto es, un 15,6% más que en el primer trimestre del año pasado y más del triple de los 98,8 millones del inicio de 2009, cuando el mercado inmobiliario tocó fondo en el Archipiélago a consecuencia de la crisis económica. En 2016 llegaron a 1.116,6 millones tras ocho años sin ni siquiera acercarse a los mil millones de euros, unos números que explican la rápida recuperación del mercado de la vivienda vacacional en la Comunidad Autónoma.

"La mayoría son compras de casas de nivel medio-alto, e incluso diría que de nivel alto", expone el presidente de la Federación Provincial de Entidades de la Construcción (Fepeco) de Santa Cruz de Tenerife, Óscar Izquierdo, quien puntualiza que la mayor parte de los compradores son extranjeros que han decidido quedarse en Canarias o que adquieren una segunda residencia para pasar largas temporadas. Así pues, Izquierdo desvincula este auge de las compraventas suscritas por forasteros de los grandes fondos de inversión o de la actividad de las Socimi (Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión en el Mercado Inmobiliario), que, en resumen, compran edificios para luego poner los pisos en alquiler. "Llevamos muchos años insistiendo en que debemos ser un destino turístico de calidad, y cuando vienen, y ahora, por ejemplo, están comprando muchos jubilados italianos en el sur de Tenerife, nos alarmamos", argumenta el presidente de Fepeco, que, en esta línea, descarta la posibilidad de que se esté gestando una burbuja en el sector. "Lo que hay es un miedo escénico a una burbuja pero el mercado se está desarrollando con normalidad y, además, se está creando mucho empleo", asegura el representante de la patronal tinerfeña, que califica de "buena noticia" que extranjeros de alto poder adquisitivo, que fundamentalmente buscan seguridad, opten por residir fija o temporalmente en las Islas. "En un mes pueden gastar lo que un turista gastaría en cinco o seis meses", subraya.

Más crítica con este boom de la masiva compra de casas por forasteros se muestra la presidenta de la Asociación de Empresarios Constructores y Promotores (AECP) de la provincia de Las Palmas, Salud Gil. Gil entiende que el sector ha de responder a ese segmento de la demanda que integran los foráneos, pero admite que el escenario actual "no" le "termina de gustar". El temor de la presidenta de la AECP es que la oferta inmobiliaria se oriente hacia los extranjeros y, por tanto, descuide su sector "tradicional", es decir, "la familia". En este sentido, Gil apuesta por "equilibrar" la oferta, para lo cual considera necesarias la redacción y puesta en práctica de un plan de vivienda que evite que las ciudades del Archipiélago acaben convirtiéndose "en ciudades-hoteles". No en vano, la representante de la patronal de la provincia oriental recuerda que en el Archipiélago "todo es costa", de modo que lo que en la Península es un fenómeno que mayoritariamente se circunscribe precisamente a las zonas costeras, que es donde suelen comprar los forasteros, en Canarias bien puede afectar a casi todo el territorio.

En cualquier caso, el tirón que viene experimentando el mercado de la vivienda vacacional es evidente. El informe Vivienda en costa 2017 de Tinsa, la sociedad de tasación más importante del país, pone de manifiesto que este mercado está en Canarias "en clara recuperación", con la única excepción de la isla de La Palma, donde hay un evidente "estancamiento".

En Gran Canaria, el número de compraventas de viviendas vacacionales aumentó el último año en la capital, con más "protagonismo" del comprador extranjero, principalmente nórdicos y alemanes y, más recientemente, también italianos. Un "protagonismo" que también es mayor en Tenerife, sobre todo de belgas, rusos y de personas procedentes de los países nórdicos. En Fuerteventura hay más equilibrio en las compras de nacionales y foráneos -sobre todo italianos, alemanes y británicos-, como también en Lanzarote, donde, no obstante, son mayoría los ingleses e irlandeses.