Canarias tiene en cartera 33 proyectos para la generación de energía eléctrica a través del sol. Todos ellos han solicitado, entre enero de 2016 y el pasado mayo, al Comité de Inversiones Estratégicas del Gobierno de Canarias que los acoja para impulsar su instalación y suman 78,1 megavatios de potencia, prácticamente la mitad (50%) de los 166,7 que hay en la actualidad en el sistema eléctrico de las Islas. El sector y el propio Ejecutivo regional estiman que la estabilidad del nuevo marco retributivo, que adelanta las ayudas al momento de la inversión, hará que lleguen muchas más iniciativas.
Recientemente, el consejero de Industria del Gobierno de Canarias, Pedro Ortega, anunció un cambio de paso en la implantación de energías renovables en el Archipiélago. El secretario de Estado de Energía, Daniel Navia, le confirmó la apertura de un nuevo cupo de renovables para Canarias próximo a los 250 megavatios. Más relevante fue el novedoso método de retribución.
Hasta el momento, los promotores tenían que realizar un cálculo a veinte años, periodo medio de vida útil de las instalaciones. En base a ese plan se fijaban las primas que percibirían periódicamente para que su negocio fuera rentable. Ortega anunció tras el encuentro celebrado en el ministerio, con presencia de los empresarios canarios del sector, que en la nueva adjudicación, cuyo pliego de condiciones prepara en este momento la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), los nuevos proyectos dispondrán de un pago único desde que la inversión se ponga en marcha.
Sebastián empezó
Para ello se han dispuesto 124 millones de euros de fondos europeos (Feder). Esta mecánica evitará que las reglas del juego se cambien a mitad de la partida, algo que ha sucedido en el pasado y que ha frenado la presencia de fotovoltaica en el mix energético del Archipiélago. Ya el ministro Miguel Sebastián (PSOE) -último gobierno de Rodríguez Zapatero- adoptó recortes que aplicó con retroactividad. En otras palabras, destrozó los planes de negocio sobre los que se habían basado algunas inversiones.
El déficit del sistema eléctrico español crecía entonces a un ritmo desaforado y amenazaba con superar el umbral de los 30.000 millones de euros. El sol como fuente energética se convirtió en blanco de los recortes de las ayudas y la fotovoltaica empezó a ser "demonizada", en palabras del presidente de la Asociación Canaria de Energías Renovables (ACER), Enrique Rodríguez de Azero.
En 2011, con la victoria por mayoría absoluta del Partido Popular (PP) en las elecciones generales, se produjo la llegada de José Manuel Soria al Ministerio de Industria, Energía y Turismo. El primer real decreto de ese gabinete formado por Mariano Rajoy suprimió cualquier tipo de ayudas y subvenciones para las renovables. Todas las nuevas iniciativas con energías limpias tendrían que competir por sí mismas en el mercado. La moratoria estaba servida. Eso explica el parón que sufrió en las Islas la implantación de energía fotovoltaica a pesar de tratarse de uno de los lugares de Europa que disfruta de más horas de sol al año -horas equivalentes en el argot- merced al clima subtropical que disfrutan.
La potencia instalada de esta tecnología en el Archipiélago alcanzaba los 125 megavatios en 2010, un 25% más que en el ejercicio precedente, según datos de Red Eléctrica de España (REE). Al sistema de las Islas -en realidad cinco aislados y totalmente independientes por efecto de la insularidad- llegaron 195 gigavatios hora por esta vía para atender la demanda de ciudadanos y empresas. En 2013, siempre según el operador del sistema eléctrico español, se alcanzaron los 165 megavatios y hoy hay solo uno más. Un atentado contra el medio ambiente que resulta aún más sangrante si se observa que cada megavatio hora gestado a través de esta tecnología abarata notablemente los que aporta la combustión de hidrocarburos.
"En algunos países la fotovoltaica es ya más competitiva que la convencional", señala el viceconsejero de Industria y Energía del Gobierno de Canarias, Adrián Mendoza, sobre esa comparación entre fuentes energéticas limpias y sucias. Tanto él como el consejero Ortega mantienen abiertas las líneas con Madrid para terminar de perfilar la convocatoria del nuevo cupo. Entre otras cuestiones, se ha de decidir cuántos de esos 124 millones de euros del Feder van a apoyar proyectos de energía eólica y cuántos, a la fotovoltaica. "Lo estamos negociando", afirmó Mendoza.
El recorrido para la implantación de esta tecnología es muy amplio atendiendo a la comparación con otras comunidades autónomas. Castilla-La Mancha cuenta con 923 megavatios de potencia instalada, cinco veces más que las Islas, y Andalucía tiene 872. "Somos prudentes, pero se nota el cambio de mentalidad", explica Rodríguez de Azero sobre el rumbo que ha tomado el impulso a las renovables en el Archipiélago tras la llegada de Álvaro Nadal al ministerio que ocupó Soria entre el final de 2011 y abril del pasado año.
Los proyectos remitidos al Comité de Inversiones Estratégicas encierran también un carácter equilibrante. Tenerife aventaja notablemente al resto de islas. "El Cabildo estuvo rápido en su momento y habilitó suelo para desarrollar los proyectos", explica Mendoza. No así en Gran Canaria, que al final de la pasada década aún daba vueltas a su plan territorial, por lo que la fotovoltaica tuvo que subirse a "los tejados", relata el presidente de ACER. De los 33 que ahora intentan hacerse realidad, 30 tienen pasaporte grancanario.
