El puente de agosto se presenta movidito en las Islas y aunque muchos canarios salen para disfrutar de estos días libres en otros destinos, son muchos los que eligen Canarias por el buen tiempo y otros los que regresan a su hogar por el final de sus vacaciones de verano. Llegadas y salidas sin cesar que marcaron, ayer, la jornada aeroportuaria de mayor actividad en el Archipiélago esperada hasta el próximo martes 15 festivo, con 1.036 movimientos y 152.743 pasajeros. Entre ellos, la mayoría familias, que son protagonistas en esta época de viajes veraniegos, como los Bascuñán Lobos, residentes en Suecia y turistas frecuentes en el Archipiélago. Esta vez eligieron Gran Canaria, espacio del que despegaron ayer con alegría y maletas de más.

"Llegamos con dos y volvemos con seis", resalta con gracia la madre de la familia, Priscila Lobos, mientras señala los bultos divididos en dos carros y que sirven como asiento para los más pequeños, Lucas y Trinidad Bascuñán, de ocho y seis años, que son transportados por su padre, Gonzalo Bascuñán, por todo el Aeropuerto de Gran Canaria hasta la cola para facturar. A su lado, el mayor de los hermanos, Leandro, de 11 años, carga el resto del equipaje con una sonrisa siempre presente. Después de dos semanas vuelven a casa, de donde huyeron "de la lluvia, los truenos y los relámpagos", porque según asegura Lobos, "los veranos en Suecia son así, te levantas según el día y ya echábamos de menos Canarias, salir y no preocuparnos por si nos mojamos".

No es la primera vez que eligen el Archipiélago como destino de vacaciones, la sangre caliente tira y, aunque viven en el Norte de Europa, son naturales de Chile. "Necesitamos este clima y nos encanta la tranquilidad que podemos tener con los niños aquí, porque hay muchas familias y tanto las playas como la piscina no tienen tanto movimiento como en otros lugares de España", garantiza la madre mientras destaca "los precios tan bajos que hay". "Nos llevamos de todo, desde ropa o toallas hasta decoración para los cumpleaños dentro de maletas que también hemos comprado", agrega satisfecha. Y aunque los días en Maspalomas fueron "increíbles y maravillosos", les ha sabido a poco y planean volver en noviembre "que cumplo 35 años y, aunque sea en un fin de semana, tenemos que venir a celebrarlo", asevera, con alegría, el padre sin dejar de arrastrar el carrito con kilos de más.

Si bien ayer se registró el mayor movimiento y número de pasajeros, se espera que el puente acabe con 4.972 operaciones -entre llegadas y salidas- y 708.422 personas que hayan aterrizado en las Islas o salido de ellas. El Aeropuerto de Gran Canaria será el de más movimiento con 1.406 operaciones, seguido de Tenerife Sur con 923, entre el viernes 11 y el próximo martes 15, datos que, en pasajeros, se corresponden con un máximo de 191.990 también en Gran Canaria, y 173.546 en Tenerife Sur. Solo ayer, el aeropuerto de mayor afluencia durante el puente recibió o despidió a 40.923 personas frente a 34.368 en el Sur de Tenerife, repartidos en 286 y 190 vuelos, respectivamente.

Entre esas cifras figuraban también las hermanas Quintana Afonso y demás familia, recién llegados de Fuerteventura después de una semana de reencuentros y desconexión. "Nuestro viaje es mucho más largo de lo que parece, porque aunque nos encontramos en la isla de al lado, mi marido y yo llegamos de Holanda, donde vivimos, nos encontramos con mi hermana y mis hijos, que llevan casi un mes en Canarias, y ahora volvemos todos juntos a Gran Canaria, de donde soy y en donde se encuentra el resto de la familia", explica Noemí Quintana recién salida por la puerta de llegada, junto a su hermana Saida, su marido Daniel Báez y los pequeños Lucía y Adrián Báez. Allí, a pocos metros de distancia los esperaba con un abrazo más que preparado y ansiado su abuela Ana María Afonso y los tíos Cristóbal Quintana y Ángeles Ruiz.

"Venimos siempre en verano y Navidad y ahora toca disfrutar al máximo de una semanita en la playa y con los nuestros", asevera Noemí con alegría a la vez que los niños garantizan que prefieren las Islas que Holanda. "Porque es el lugar de las vacaciones y a donde vienen a pasarlo bien", añade su tía con gracia antes de arrastrar el carro también cargado de maletas repletas de más ilusión y cariño que prendas de vestir.

En la planta alta del Aeropuerto, en el espacio de salidas nacionales, junto a una fila que fue creciendo conforme pasaban los minutos, destacaban, sentados en el suelo, Lía Barbeito, de dos años y bonitos ojos azules, y Oreo, un vivo ejemplo de que los viajes están para hacer amigos. El cachorro de tres meses de vida descansaba agotado después de una larga jornada de juegos mientras la pequeña hacía intentos de abrirle los ojos con sus pequeños dedos, con ganas de más. Ella, a pesar de corta vida, "ya ha recorrido mundo, porque viaja desde los cuatro meses", asegura su madre Lupe García, natural de Galicia, pero para el bebé labrador era su primera salida de la Isla, donde nació.

"Él no vuelve, ya se queda allí, porque es un regalo para mis sobrinos", apunta Esther Otero, nacida en Santiago de Compostela pero residente en Gran Canaria, desde hace 13 años, donde trabaja como cocinera . Junto a su marido, Manuel García, también del Norte de España, y su hijo Fabián García, hacía tiempo para facturar las maletas hechas con ganas inmensas de abrazar a su familia al otro lado del mapa del territorio nacional.

"Venimos con bastante margen de tiempo por el perro, pero la verdad es que con esta tranquilidad da gusto viajar", garantiza Otero ante el poco bullicio todavía presente y la ausencia de colas para pasar el control de seguridad. Y como es cierto eso que dicen que siempre queremos lo que no tenemos, "nosotros volvemos a Galicia en busca de frío y lluvia", resaltan los García Otero, "mientras nosotros elegimos la Isla huyendo de ese tiempo y con ganas de este clima, porque esto es vida", cuenta Lupe García, todos centrando su atención en los grandes mejores amigos protagonistas del día.

Aunque la multitud no se aglutinó y la media mañana se presentó tranquila, alrededor de la una de la tarde las filas comenzaron a crecer y las familias con ganas de aventuras y cargadas de equipaje se empezaron a multiplicar, dando sentido al mes de agosto y a este puente en el que muchos llegan y muchos otros se van.