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Entrevista

"Los políticos dicen que acabó la crisis y de eso nada, sobre todo en España"

"Tom Clausen envió un avión con el mejor cardiólogo a Santander para salvar la vida a Emilio Botín abuelo", afirma el abogado Felipe Benítez de Lugo

Felipe Benítez de Lugo, en un momento de la entrevista, celebrada en Arucas. TONY HERNÁNDEZ

¿Cómo se define?

Soy un ciudadano de a pie. Un abogado no ejerciente que ha trabajado en banca.

Y que trabajó muchos años en EEUU en el desembarco de Banco Santander. ¿Cómo fueron aquellos tiempos?

Llegué al frente de una oficina de representación que después transformamos en una loan production office, con lo que ya pudimos hacer préstamos sin manejar dinero cash, eran operaciones financieras. Obtener esa licencia fue complicado porque entonces no había reciprocidad entre Estados Unidos y España para abrir sucursales. Si la superintendencia del Estado de Nueva York no te da la licencia para trabajar, el Banco de España no la daba a los bancos americanos para abrir en España; así andábamos.

¿Y cómo sobrellevaban esos obstáculos?

Por eso surgió Bankinter. Emilio Botín Sanz de Sautuola, el abuelo de Ana Patricia Botín, fue quien creó el Banco Intercontinental Español. Era muy amigo de Tom Clausen, el presidente de Bank of America que también presidió el Banco Mundial. Por esa relación, Bank of America se convirtió en propietario al 50%, como accionista; seguía sin poder hacer banca en España pero ya tenía un pie dentro.

¿Se refiere a que eran amigos para los negocios?

La relación iba más allá. Les cuento una anécdota. De repente, a Botín se le presenta un coágulo en una pierna y le internan en el Hospital de Valdecilla de Santander. Tom Clausen mandó un avión desde San Francisco, donde Bank of America tiene su central, a Houston para recoger al doctor DeBakey, uno de los dos mejores cardiólogos de entonces. Voló a Santander para resolverle el problema y salvarle la vida. Eso define el tipo de amistad que tenían.

¿Por qué salió el Bank of America de Bankinter?

Seguían sin poder abrir sucursales en España y cuando Botín les ofreció comprar su 50%, aceptaron. Otro dato más para entender esa amistad es que Clausen vendió a valor libros.

¿Y ya todo fue de Santander?

No, cuidado. Esa es una afirmación muy extendida e inexacta. Lo compraron accionistas que a su vez lo eran del Santander. Si me pregunta si los propietarios eran los mismos de uno y otro, le digo que sí, pero Banco Santander no era propietario de Bankinter.

¿Qué vino después de lograr que autorizaran a Santander firmar operaciones de crédito?

Nuestro objetivo siempre fue tener la operativa de una gran banca, pero teníamos que ir paso a paso. La legislación del estado de Nueva York obliga a ello. Teníamos que demostrar de forma gradual nuestras capacidades. Estábamos sometidos a toda la clase de inspecciones.

¿De qué tipo?

Hasta del cumplimiento de las cuotas raciales.

¿Raciales?

Las minorities, negros e hispanos básicamente, tenían que ser el al menos el 34% o el 35% del total de la plantilla. Imagínense, nosotros en eso estábamos muy bien posicionados, porque todos éramos españoles, hispanics, que allí seguimos siendo discriminados.

Pero alguien hablaría inglés.

Todos. Yo mismo y les decía que lo hablaba mejor que ellos porque lo había aprendido en Oxford. El 80% de los trabajadores pertenecíamos a esas minorities. El controller era americano para mejor entenderse con los inspectores y una compañera que se encargaba de contactar con las multinacionales, también lo era.

¿De qué vivía esa oficina?

A eso iba con la necesidad de contar con personal americano para, entre otras cosas, encargarse de las multinacionales. Por ejemplo, General Motors, que era cliente de Santander en España, cogía una parte y lo trasladaba a la oficina de Nueva York; esa era una de las vías por las que nos nutríamos, pero no la única. Más importante era la capacidad que nos dio tener presencia allí para expandirnos por Centroamérica y Sudamérica, donde hoy somos el primer banco. Hoy tenemos el segundo banco de Brasil, un país que supone el 48% del PIB de Sudamérica. Banco Santander es propietario del Banco del Estado de Sao Paulo, que se adquirió por 10.000 millones y hoy vale 34.000 millones. La gente lo desconoce, pero es más grande que el Deutschebank. Ese nivel de presencia se repite en Argentina, Chile, Puerto Rico... y todo eso repercute, lógicamente, en la oficina de Nueva York.

¿Había un plan o crecieron aprovechando las oportunidades que se presentaban?

El banco, en su ambición de lucro, finalidad de todos los negocios, diseñó un plan de expansión internacional y lo dotó con los soldados adecuados para llevarlo a cabo. Queríamos hacer full banking. Después de lo que ya les he contado, solicitamos la licencia de agency. Con esa debes estar funcionando años, pero tampoco te dan después la licencia de sucursal, por la inexistencia de esa reciprocidad de la que les hablaba; ese es el problema en todo. Ahí está el ejemplo del Islam, que puede abrir 40 mezquitas pero a ti no te dejan abrir una capilla porque le prenden fuego al día siguiente. Cuando por fin la logramos, solicitamos subir a branch, a sucursal.

¿La primera licencia de sucursal de un banco español en EEUU la logró usted?

A mí las autoloas me causan mucho pudor, pero si me lo preguntan así de directamente, tengo que contestarles que sí.

¿A partir de ahí?

Empezamos a trabajar y aumentamos el personal. Compramos el Bank of New Jersey, el First National Bank of Puerto Rico, el Crédito y Ahorro Ponceño, también portorriqueño, nos hicimos con la licencia estatal para trabajar en Miami...; en definitiva, fuimos creando una estructura operativa. Los cinco empleados que éramos al llegar se convirtieron en 2.000 en el momento de mi regreso a España, como senior vicepresident, en 1992.

¿Ya con el padre de la actual presidenta?

No, aún estaba al frente el abuelo, que es para quien comencé a trabajar directamente en Madrid al entrar en el banco. Él cogía a su hijo, entonces subdirector general, lo metía en un coche y recorrían todas las oficinas de España. Se reunían con el director y el interventor, y revisaban juntos las cuentas y las carteras. Tenía un ritmo de trabajo tremendo, la mitad de los días del año dormía en un coche cama del tren Madrid-Santander. Cuando llegaba lo recogía un coche y al banco. El hijo seguía ese ritmo y se ganó a pulso el nombramiento como consejero delegado.

¿Cuál fue la mayor dificultad que encontró en esos años?

Nada fue sencillo, pero allí lo más difícil es aterrizar. Les pongo un ejemplo: si te lanzas, pero aún tienes que tomar clases de inglés, estás muerto. Salvada esa exigencia, hay gente que tarda un año en enterarse de qué va aquello, como poco, y otros que se pegan allí la vida entera y nunca se enteran.

¿Tuvo elección o le impusieron ir allí?

Me ofrecieron ir a Londres, pero no me gustaba mucho, era demasiado cerrado en aquel momento. Tampoco Santander tenía una organización muy grande en Europa entonces, ahora es el primer banco de la zona euro. Hablé con Juan Secades, director general de la División Internacional, hoy fallecido, que estaba casado con una canaria, Pinona Suárez, una mujer estupenda, y le expliqué que veía mayor potencial a Nueva York.

¿Hay grandes diferencias entre el estadounidense y el inglés?

Toda. El inglés es una persona, educada, culta, tradicional y el americano es ruidoso, pero trabajador como nadie. Allí tiras un dólar al aire y mueren tres antes de que toque el suelo (Risas).

¿Entre ellos se entienden?

Claro. Hablan la misma lengua. Cuando sueñas reproduces palabras en tu idioma y ellos tienen el mismo.

Más claro. Tiene que comprar un coche de segunda mano. ¿A un inglés o a un americano?

Lo mejor es no comprar coches de segunda mano (Risas). En una situación límite y con las correspondientes precauciones, probablemente a un americano, porque aparte de que te estafan mucho más rápido y mejor, como fabrican constantemente coches, no tienen tiempo suficiente para destrozarlo. En cuanto sale el modelo siguiente, lo quieren, por lo que el mercado de segunda mano es razonable, pero con la lupa en el bolsillo.

¿Y para hacer negocios con cuál de los dos se queda?

El americano entra en el tema. Todos los follones de los últimos tiempos se han generado porque la gente no lee lo que firma. Los americanos llevan al abogado al lado, que sí se lo lee, porque le pagan para ello y le hacen responsable de lo que pueda ocurrir; van muy seguros. Además, son gente de la que si eres amigo responden.

¿Andaba ya por ahí Bernard Madoff? ¿Lo conoció?

Pues seguro que sí, pero nunca lo conocí. Cuando yo estaba allí, se le consideraba como un magnífico fondo de inversión.

¿Santander perdió con él?

Sí, como todo el mundo, aunque se logró recuperar parte. Es un tema muy desagradable que pertenece a la negra historia de las finanzas de Wall Street.

Con tanto regulador, ¿no se pudo ver venir el batacazo? ¿El de Madoff y el general?

Era muy difícil, casi imposible. Todo estaba muy documentado. El mercado hipotecario, el real estate, que inventaron ellos, en concreto los judíos, que lo conocen y dominan. En banca, salvo a Rotschild, no les ha ido bien, pero este tema lo controlan a la perfección.

¿El concepto de banca ha cambiado?

Nada es lo que era en los momentos de los que estamos hablando. No me sorprendería que desapareciera incluso la palabra. El avance tecnológico empuja de tal manera que ha cambiado todo, incluidas nuestras vidas. Esto también genera problemas.

¿Qué es un banco hoy en día?

A la banca hay que llenarla hoy de adjetivos: comercial, industrial, institucional, de inversión... Por así decirlo, se está fraccionando como consecuencia de esa continua implementación tecnológica, absolutamente crucial en el desarrollo de la banca. Ese es el factor que va a generar fusiones y la desaparición de muchos bancos, que van a ser forzadamente integrados, con grandes masas de despidos, cierres de sucursales...; es el camino al que se ven empujados si no quieren quebrar, como ya les ha pasado a otros... Si hay que definir un banco ahora, sería una plataforma mercantil. Hoy un algoritmo hace 500 operaciones en una fracción, y eso es ya una historia distinta a la banca. Eso requiere a su vez una estructura nueva. Cómo vas a competir en rentabilidad si tienes un trader que está funcionando a la antigua. En lo que se sirve el café, otro se ha hecho el mercado entero.

¿Se ha acabado la crisis?

Estamos en plena crisis todavía. Los políticos dicen que se ha acabado y de eso nada, sobre todo en España.

¿Por qué?

Porque mientras se mantenga el problema que tenemos de desempleo, hay crisis. No se enrollen con que si el PIB ha aumentado, que si la inflación... No, seguimos con una tasa de desempleo inaceptable, y eso es crisis. No se puede definir de otra manera.

¿Sobran bancos?

Claro que sí, pero no por gusto, error o negligencia, sino porque la gente no tiene la formación para digerir esa evolución tan veloz que si me apuran, casi ni nosotros la seguimos. Te puedes pegar cuatro días para entender un producto y al mismo tiempo entra un cliente en una sucursal en Arucas y dice "oh, Manolo, ¿cómo te fue?". No encajan ambas piezas. Y este es un ejemplo real, el imperio de la realidad, que te arrolla y deja el campo sembrado de víctimas. A Churchill, cuando era primer lord del Almirantazgo, le expusieron las medidas que había que tomar para, a la larga, ganar la guerra y él contestó: "A la larga, mi querido amigo, todos estaremos muertos".

¿Por dónde pasa hoy la rentabilidad de los bancos?

Por eso digo que los bancos van a desaparecer. Entre otras cosas, la rentabilidad es imposible de la manera en que se están gestionando los intereses en los bancos centrales. Un banco es una gestión activo-pasivo, no es otra cosa. Cuando empezó todo en Italia en el siglo XVII, los primeros bancos tenían el dinero de los clientes, que no lo dejaban en sus casas porque se lo robaban. Les pagaba un 2%, por ejemplo, y reinvertía esos depósitos en barcos que iban a la India, en minería... Esa gestión activo-pasivo ha cambiado. La propia tecnología ha generado una complejidad que ha ido a una velocidad tremenda. Ese negocio ha desaparecido. Hoy vas a un banco y no te pagan nada. El bono español a diez años te da un 1,5% o un 2%. ¿Qué negocio es ese? Si me apuran, la palabra banca solo puede utilizarse de una forma simbólica, hoy son plataformas mercantiles.

¿Y el cliente ha cambiado?

Se generan nuevos productos para satisfacer su carácter inflacionario, porque el individuo lo es siempre. Cuando un señor compra un apartamento en Escaleritas por 40.000 euros, ya piensa en dar un pelotazo y venderlo por 60.000. Es una mentalidad inflacionaria. No paga lo que vale el activo, está pensando que vale más. Eso es inflación pura y búsquenme a alguien que no piense así, no existe.

¿La banca europea es como la americana en este momento?

No. En EEUU hay 14.500 bancos, una barbaridad, porque tienen legislaciones estatales diferentes. Desaparecen muchísimos y se fusionan otros muchos, pero no es comparable. Ni siquiera puede establecerse parangón entre los estados. Ahora bien, la banca europea va por buen camino y la española, también, aunque se cometan errores.

¿De dónde vienen esos fallos?

Hay una injerencia política constante. Este país tenía una estructura de cajas en las que todos los consejeros eran políticos. Ya me explicarán qué negocio puede estar gestionado por señores que van ahí... No quiero decir más porque me trituran.

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