Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), transmitió ayer la primera señal de que la entidad está meditando la estrategia de repliegue de los estímulos monetarios extraordinarios (compras masivas de deuda pública y privada) que inició en 2014 para reanimar la inflación y el crecimiento económico. "En otoño, probablemente" se tomarán decisiones, dijo el banquero. La reacción fue plana en las bolsas y más nítida en los mercados de divisas: el euro se revalorizó casi el 1% y se afianzó por encima de los 1,20 dólares, consolidando una posición que preocupa al propio BCE por su impacto en el crecimiento y en el objetivo de inflación. "Estaremos vigilantes", dijo Draghi sobre esa cuestión.

El euro llegaba a subir hasta intercambiarse en un máximo intradía de 1,2059 dólares tras la reunión del Consejo de Gobierno del BCE, en la que Draghi advertía de que la fortaleza de la divisa podría obstaculizar la retirada gradual de estímulos en la economía. La divisa quedó muy cerca de alcanzar el umbral de los 1,2069 dólares en su cambio con el 'billete verde' que había logrado la semana pasada, un máximo de dos años y medio.

Aunque Draghi señaló que el tipo de cambio no es un objetivo de política monetaria, expresó su importancia para el crecimiento económico de la zona euro y la estabilidad de precios. La fortaleza del euro (un 16% este año), lleva a la entidad a revisar a la baja sus previsiones de inflación para 2018 y 2019.

El BCE mantuvo el tipo de interés en el 0%, y Draghi enfatizó que seguirán así y más allá de las compras de deuda (60.000 millones al mes), que continuarán al menos hasta diciembre.