Los propietarios de más de seis inmuebles urbanos en la Comunidad Autónoma se han duplicado en los últimos diez años. Un grupo, el de los titulares de más de media docena de viviendas, solares, oficinas, locales comerciales y demás bienes urbanos, que, por tanto, reúne en la actualidad a más personas que antes del estallido de la crisis económica. El dato de la Dirección General del Catastro, que acaba de actualizar su estadística de la propiedad, va en la línea de la última declaración del Impuesto sobre el Patrimonio, que pone de manifiesto que la riqueza declarada por las grandes fortunas de las Islas no ha dejado de crecer en el último lustro. Así pues, ambos indicadores corroboran lo que vienen avanzando las declaraciones fiscales, esto es, que las rentas altas se recuperan de la crisis más rápido que las clases media y baja.
Las cifras que maneja el organismo dependiente del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, que dirige Cristóbal Montoro, resultan elocuentes. No en vano, los multipropietarios de inmuebles en el Archipiélago no solo han crecido desde octubre de 2007, cuando comenzó la Gran Recesión con aquel primer capítulo de las hipotecas subprime o basura, sino que, de hecho, se han disparado. Hay más personas -físicas y jurídicas- que poseen más de seis inmuebles; hay más personas que tienen más de diez; son más quienes cuentan con más de 25; y también son más que hace diez años los que acumulan una bolsa de un mínimo de 51 propiedades urbanas. En definitiva, la estadística del Catastro confirma lo que no pocos analistas advirtieron cuando ya la crisis era una realidad, es decir, que el crac del ladrillo no puso freno al proceso de concentración de propiedades en solo un puñado de manos.
En los primeros meses de 2007, cuando formaban mayoría quienes eran incapaces de ni siquiera atisbar el brusco cambio de ciclo económico que se avecinaba, en Canarias había un total de, exactamente, 25.265 titulares de más de seis propiedades urbanas. Diez años y una histórica y profunda recesión más tarde, los multipropietarios ya suman 49.187. El incremento exacto es de un 95%, de modo que, en la práctica, se han duplicado en el mismo período de tiempo en que también se dispararon los desahucios, las ejecuciones hipotecarias y los impagos de alquileres.
En el otro extremo de la estadística y de la sociedad figuran quienes solamente poseen una propiedad inmobiliaria, generalmente la vivienda habitual. Este grupo, el que integra a la mayor parte de los canarios, lo forman 625.527 personas. Y lo cierto es que también son más que en 2007 los titulares de una casa, piso, vivienda o algún otro tipo de bien urbano, pero igualmente cierto es que el ritmo de crecimiento es sensiblemente inferior al de los multipropietarios. En concreto, los titulares de un solo bien eran 527.147 el año en que la economía entró en fase de recesión, con lo que el incremento es de menos de un 19%. En otras palabras: el número de quienes pueden permitirse mantener más de seis propiedades crece a un ritmo cinco veces superior al de quienes cuentan únicamente con su casa en el patrimonio personal.
Con todo, hay una cifra que permite vislumbrar incluso con más claridad hasta qué punto alcanza la concentración de bienes inmuebles en la Comunidad Autónoma. Este es el dato de las personas y entidades que reúnen más de medio centenar de inmuebles. Un selecto conjunto que incluye a 1.171 multimultipropietarios, 1.171 titulares de casas, edificios, pisos y demás que acumulan, en conjunto, más de 60.000 bienes urbanos en la región.
Fondos buitre
Y ese selecto grupo también es hoy más numeroso que antes de que comenzara el largo y duro período de estrecheces, cuando reunía a poco más de un millar de propietarios (1.015). El incremento en este caso es de un 15,4%.
Pero, ¿qué explica este notable aumento de los grandes multipropietarios en el Archipiélago? La estadística de Hacienda no apunta a causa aparente alguna, pero los expertos hacen hincapié en una serie de factores que han repercutido más o menos directamente: desde la acumulación de viviendas en manos del sector financiero a raíz de la escalada de desahucios de los últimos años hasta las constructores y promotoras obligadas a acumular casas y pisos cuya venta frenó la crisis, y todo ello pasando también por los fondos buitre que aprovecharon la tormenta para comprar a quienes estaban obligados a vender -acuciados por las deudas- y que recogen ahora las ganancias.
En cualquier caso, y al margen de estos factores, en lugar especial figura también la irrupción de las Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión en el Mercado Inmobiliario, las llamadas Socimi, cuya actividad es la compra, rehabilitación y promoción de inmuebles para su posterior arrendamiento. No hay que olvidar que las Socimi han puesto sus ojos en Canarias por las posibilidades que ofrece el arrendamiento con fines turísticos. Un ejemplo reciente es el de Hispania, una de las Socimi de peso que se ha lanzado a la compra de suelo en las Islas para la construcción de resorts de lujo.
Sea como sea, el Catastro no es el único que corrobora la acumulación de viviendas y otros inmuebles en pocas manos. También las declaraciones del Impuesto sobre el Patrimonio son un buen indicador. En este sentido, hay que recordar que las 5.942 grandes fortunas de la Comunidad Autónoma declararon el año pasado un patrimonio conjunto de 18.443 millones de euros, la friolera de cerca de la mitad del Producto Interior Bruto (PIB) de la región.
