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El remedio natural para los terrenos baldíos

El Archipiélago pone en marcha una investigación para recuperar suelos agrícolas degradados con el cultivo de la tedera

El remedio natural para los terrenos baldíos

La tedera ( Bituminaria bituminosa) es mucho más que una planta forrajera para la alimentación del ganado. Esta leguminosa, asociada con hongos y bacterias que se encuentran de forma natural en el medio, revive los 'suelos muertos'. El abandono del campo, la intensificación agraria y los residuos de plaguicidas han conducido al Archipiélago a acumular tierras infértiles. Una investigación de la Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA) estudia ahora cómo regenerar los suelos agrícolas degradados y aumentar, al mismo tiempo, la producción local de alimento para el ganado y reducir la dependencia con el exterior.

El informe del mapa de cultivos de Canarias del Ejecutivo regional arroja que solo 41.400 hectáreas de terreno cultivable se aprovechan frente a 90.000 que permanecen sin labrar. A esto se suma que la mitad del territorio de las Islas se caracteriza por estar conformado por tierras áridas o semiáridas, un paisaje típico de las zonas que reciben menos de 300.000 litros por metro cúbico al año y que precisan de riegos para poder 'engendrar'. En Lanzarote y Fuerteventura esta proporción es aún mayor, puesto que alcanza el 90% del terreno. El proyecto del ICIA, dotado con 150.000 euros para tres años por parte del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad a través del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria, se aplica ya en dos parcelas pilotos de Tenerife: una enTejina, orientada al norte, y otra en Güímar, dirigida hacia el sur. María del Carmen Jaizme, investigadora del ICIA, apunta a que esta investigación tiene fácil aplicación en el resto de islas por la buena adaptación a diferentes suelos y condiciones climáticas que presenta la tedera.

Las raíces de esta planta forman una simbiosis perfecta con los microorganismos que se encuentran en el suelo de forma natural. Los hongos micorrícicos mejoran el estado nutricional de las plantas en las que tienen presencia y minimizan los efectos provocados por organismos nocivos. Los rizobios, por su parte, son bacterias que destacan por su capacidad para fijar nitrógeno mediante su asociación con las raíces de las plantas leguminosas. Esta característica las convierte en una interesante alternativa ecológica frente a los fertilizantes químicos que contaminan suelos y acuíferos.

En los terrenos degradados, sin embargo, toda esa vida en miniatura ha sido desplazada por una mala aplicación de la agricultura, por lo que Jaizme aísla esos microorganismos y los introduce en el momento de la siembra. "Un suelo fértil tarda en formarse 2.000 años", apunta, "pero deteriorarlo con manejos agrícolas inoportunos es muy fácil". Jaizme advierte que recuperar el suelo lleva su tiempo "y no se pueden esperar milagros". Por ello, además de plantar la tedera en estas zonas para que éstas vuelvan a producir, es recomendable aplicar otras estrategias como la adición de materia orgánica o evitar arar esa tierra.

¿Pero es posible recuperar todos los terrenos baldíos? La respuesta es no. Buena parte del suelo agrícola abandonado se encuentra en zonas de difícil acceso, por lo que es prácticamente imposible llevar a cabo su regeneración, según señala la investigadora Pilar Méndez, que también participa en este estudio. Eso sí, al rescatar del olvido parte de las tierras abandonadas, se aumentaría al mismo tiempo la producción de alimento para el ganado del Archipiélago. Este punto constituye, además, uno de los objetivos que persigue la Consejería de Agricultura del Gobierno canario, que ha firmado convenios con los cabildos para impulsar el Plan Forrajero de las Islas.

La alimentación animal se basa en cuatro pilares fundamentales: en los productos agroindustriales, en el consumo de pastos, en la ingesta de forraje producido en las Islas y en el que se importa del exterior. Méndez alerta de que ahora solo se apoya en los envíos que llegan de fuera, puesto que el 100% de los piensos compuestos que se consumen en Canarias se importa, al igual que ocurre con un 75% del forraje. "Es verdad que no podemos ser totalmente autosuficientes", esgrime, "pero sí que existe la posibilidad de aumentar la producción de forraje".

Esta iniciativa ha sido bien recibida por los ganaderos canarios, puesto que la alimentación de los animales supone más de la mitad de sus costes. José Mayor indica que el incremento del cultivo de la tedera no solo supondría un alivio para sus bolsillos, sino también una buena noticia porque se trataría de "forraje fresco" exento de químicos.

En este proyecto, además del ICIA, participan científicos de la Universidad de La Laguna (ULL) y del centro suizo de investigación agrícola Agroscope.

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