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Once de los nuevos parques eólicos ya vierten energía a la red eléctrica canaria

Otros diez están en construcción y 28 más se mantienen aún dentro de la fase administrativa

Once de los nuevos parques eólicos ya vierten energía a la red eléctrica canaria

Once de los parques eólicos que obtuvieron alguno de los 436,3 megavatios adjudicados en el último cupo concedido por Madrid al Archipiélago ya contribuyen a satisfacer la demanda energética de los canarios. Suponen el 14,3% de la potencia total repartida, las palas de sus aerogeneradores ya están girando y constatan el inicio del cambio de modelo de generación de energía en las Islas al que contribuirá un próximo renacimiento de la energía fotovoltaica, tecnología a la que ya optan 33 nuevos proyectos que suman una potencia de 78,10 megavatios.

Otros diez parques eólicos están en fase de construcción y se pondrán en funcionamiento en los próximos meses, según los datos que maneja la Consejería de Economía, Industria, Comercio y Conocimiento del Gobierno de Canarias. Los promotores de Gran Canaria se han mostrado hasta el momento como los más madrugadores y a estas alturas -el plazo para que los aerogeneradores estén a pleno rendimiento finaliza el último día de 2018- ya han conectado a la red ocho parques (35,3 megavatios) y ponen los cimientos en otros siete (27,9).

Las últimas líneas de esta historia que parece conducir por fin a Canarias al necesario éxito de dejar de depender de manera casi exclusiva del petróleo para tener luz en los hogares y empresas que se reparten por toda su geografía se escribieron en el inicio de esta misma semana con la inauguración de los parques de Llanos de la Aldea y San Bartolomé. Sitos en el municipio grancanario de San Bartolomé de Tirajana, los 29 aerogeneradores (29,2 megavatios) que suman conforman el mayor complejo de estas características integrado en el sistema eléctrico español durante los últimos cinco años.

Además, existen 28 parques eólicos más en fase de completar el papeleo para conseguir la preceptiva autorización administrativa o con esta ya culminada pero sin comenzar las obras de construcción. Suman 311,35 megavatios y es seguro que no todos conseguirán hacerse realidad, ya que en el paquete se incluyen los que colisionan con las servidumbres de seguridad del aeropuerto de Gran Canaria. Si bien esta circunstancia se ha intentado negociar con el Ministerio de Fomento durante los últimos años, las propuestas llevadas desde las Islas por los inversores no han podido cristalizar en algo positivo.

Según cálculos del Gobierno canario podrá integrarse el 80% de los 436,3 megavatios adjudicados, es decir, alrededor de 350 megavatios que llevarán al viento y el sol a proveer en un 21% el granero energético del Archipiélago. El objetivo fijado por el consejero de Economía, Industria, Comercio y Conocimiento del Gobierno de Canarias, Pedro Ortega, es elevar esa cuota hasta el 45% en el año 2025, reto gigante teniendo en cuenta que en 2015 era de solo el 8%.

En cualquier caso, resulta prácticamente obligado. El pasado lunes el consejero delegado de Ecoener, Luis de Valdivia, relegaba el discurso sobre la rentabilidad de los parques eólicos puestos en marcha a un segundo plano. Como empresario que es no llevó su relato a la boutade de prescindir del beneficio económico, pero colocó el acento en circunstancias tales como los desmanes meteorológicos padecidos en los últimos meses en la zona del Caribe y el sur de Estados Unidos, y el anuncio de la extinción de la vida humana para 2100 realizado recientemente por el Instituto Tecnológico de Massachusetts, auténtico referente para la comunidad científica global.

Llanos de la Aldea y San Bartolomé cubrirán la demanda energética de 21.650 familias. De Valdivia añadió que su puesta en marcha evitará durante los próximos veinte años "la emisión de dos millones de toneladas de dióxido de carbono" a la atmósfera. Además, se dejarán de consumir en ese mismo tiempo "150.000 toneladas de petróleo", siempre según los cálculos del primer ejecutivo de Ecoener y esta es una gran noticia para el bolsillo de todos los españoles.

Cada megavatio hora generado en un molino abarata de forma notable el coste de otro gestado en una central de ciclo combinado mediante la quema de combustibles fósiles. En los tiempos en que el barril se situó en máximos históricos, el precio de la energía eólica llegó a ser de solo un tercio de la convencional en las Islas, donde la ausencia de tecnologías baratas y de conexiones entre islas -solo lo están Lanzarote y Fuerteventura entre sí- genera un sobrecoste en el sistema cercano a los mil millones de euros anuales que sufragan de manera solidaria todos los ciudadanos del Estado; todo ahorro es poco.

Al desembarco de la eólica seguirá, mediante un nuevo cupo que terminan de perfilar las administraciones central y canaria, el de la fotovoltaica. En la actualidad, las Islas cuentan con 166,73 megavatios instalados de esta tecnología, pero en la línea de salida aguardan otros 78,10 repartidos en 33 proyectos -30 grancanarios- que obtuvieron la calificación de estratégicos por parte del Gobierno canario.

El último actor necesario para que se concreten los planes del Ejecutivo regional es Red Eléctrica de España (REE), el operador del sistema que debe poner en pie las subestaciones en las que verter la energía generada de forma limpia. Acaba de inaugurar la ampliación de la de Aldea Blanca en el sur de Gran Canaria y construye otras siete por todo el Archipiélago.

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