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Entrevista

"El primer obstáculo para la inversión en África viene del desconocimiento"

"No hay que engañarse, la cooperación al desarrollo por sí sola no impulsa países ni continentes", destaca Raimundo Robredo, director para África del Ministerio de Asuntos Exteriores

Raimundo Robredo, director para África del Ministerio de Asuntos Exteriores. A. C.

¿Por qué el Estado busca ahora, con la creación hace pocos meses de esta dirección general, una revisión estratégica de las relaciones con África?

La política exterior se construye como un edificio. Se empieza con los cimientos y luego todo lo demás. Esta dirección general no está inventando la política exterior hacia África. No es tan vieja como la política exterior hacia Europa o hacia América, es evidente, pero tampoco surgió ayer.

¿Qué giro tomará?

España ha reaccionado en distintos momentos con las aperturas de embajadas tras la independencia de los países africanos y con la crisis migratoria se introducen elementos de seguridad. Lo que queremos es introducir es la noción del África emergente que ha estado un poco ausente ya que nuestra política exterior está más centrada en elementos negativos. África está viviendo una época de más estabilidad política y menos conflictos, hambrunas y enfermedades. Por eso hay que empezar a introducir también el elemento de oportunidades buscando, además, una complementariedad. Es una situación de win-win.

¿Esta visión negativa que se tiene parte de la idea de llegar a África a través de la cooperación al desarrollo y de mirar al continente vecino como una unidad sin distinguir la situación de cada país?

África no es un país es una frase célebre. Si alguien pensara en Europa como un todo, aquí nos preguntaríamos que qué tiene que ver un finlandés con un español. Los africanos se encuentran a veces al otro lado de esta ecuación y, efectivamente, parte de lo que vamos a hacer en la revisión del nuevo marco estratégico es tratar de separar el grano de la paja. Cuando hablo de esto no me refiero a que haya países mejores o peores, sino a que los estados son distintos y hay países en los que el enfoque debe estar centrado en la seguridad y la estabilización y otros en los que debe estar en el aprovechamiento de oportunidades.

¿En qué pilares se apoya ese nuevo marco estratégico?

En la seguridad, porque sin ella no hay nada más. Con inestabilidad es difícil plantear el desarrollo o cualquier otra cosa. Estamos haciendo un trabajo muy grande en lo que afecta a la seguridad militar con un despliegue creciente en las misiones de paz y formación en África. Pero la seguridad no la entendemos únicamente como una seguridad militar, sino que es también seguridad civil: fuerzas de policía, acabar con la pequeña criminalidad, corrupción, etc. Esto me lleva al segundo de los ejes, que es la fortaleza institucional, política y democrática de los órganos del Estado. Es importante que las instituciones garanticen una seguridad jurídica, un Estado de Derecho que cree el clima de inversiones.

Y que de este modo se produzca un crecimiento.

Sí. Por eso el tercer eje es el del crecimiento económico. La cooperación al desarrollo es una herramienta formidable y excelente que vamos a seguir usando, pero no hay que engañarse. Es una parte muy pequeña de los flujos financieros y por sí sola no desarrolla un continente. No ha pasado nunca y no va a empezar ahora. Lo que sí puede desarrollar países y continentes es la inversión privada. Queremos usar cada vez más la inversión privada, no solo europea, sino principalmente de los propios africanos. Lo que se llama movilización de los recursos domésticos.

La migración también es un desafío.

Precisamente el otro eje es el de la movilidad. La migración es un vector que necesita ser encauzado, tener un marco que acabe con la mortalidad y los abusos de las redes criminales y lograr una movilidad ordenada entre África y Europa; también en el sentido inverso. No solamente turistas que vayan a África, sino también inversores, por lo que hay que crear unas condiciones con las que las empresas puedan desplazarse allí. También intentaremos ver cómo podemos contribuir a programas de becas para africanos que vengan a Europa a mejorar su formación porque existe un déficit de capital humano.

¿La fijación por dotarse de mejores infraestructuras ha alejado a África de las pymes? África Occidental mira al exterior para su plan de desarrollo, que prevé captar una inversión de 90.000 millones hasta 2040.

A veces los planes de infraestructuras, los de todos los países, son un poco las cartas a los Reyes Magos. Pero no creo que pueda expulsar a la pyme. Más bien lo contrario. En África nos faltan proyectos de arrastre en los que se impliquen grandes empresas españolas. Eso arrastra a otras compañías que ven esa oportunidad y quieren emularla. Y esas empresas no operan en el vacío, sino que arrastran pymes. Es decir, es un ecosistema el que se desplaza.

¿Qué puede aportar Canarias al desarrollo turístico de los países africanos? ¿Es posible garantizar su desarrollo con factores negativos aún presentes?

Esos factores negativos no existen en Namibia, Botsuana, Cabo Verde o Sudáfrica. Cada vez menos en Costa de Marfil o Senegal. Nadie pretende que se desarrolle una industria turística potente en la República Centroafricana, pero hay muchas oportunidades y a veces desde España no se ven. El principal obstáculo a la inversión en África viene del desconocimiento y Canarias es la región de España que menos desconoce ese continente. Más que nada porque es África. ¿Y qué puede aportar? La respuesta es muy gallega: ¿qué no puede aportar? España es un líder mundial en turismo y Canarias está a la cabeza. Tiene el conocimiento, las empresas, las infraestructuras, el saber hacer... Y si no lo hacemos nosotros, lo harán otros.

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