Las empaquetadoras cambiaron el olor de los libros por el del tomate siendo niñas y comenzaban cada día al alba para luego continuar con el trabajo de la casa y, con los años, darse cuenta que no eran una ayuda a la economía familiar, sino muchas veces el sostén, y que no habían sido dadas de alta. "Menos mal que al fin nos escuchan", exclamaron muchas no sin nostalgia en el Cabildo de Gran Canaria, donde recibieron un merecido homenaje que se extenderá a toda la Isla.

Más de un centenar de estas luchadoras participaron en el acto en el que la asociación que las aúna presentó el proyecto que tiene por objetivo dar a conocer su historia, dignificar su memoria y reconocer su aportación a la vida social y económica de la isla.

El proyecto, que se encuentra en sus primeras fases de desarrollo, ha iniciado contactos en diferentes localidades y tiene programado extender sus reuniones y entrevistas por todos los municipios. Se trata de una iniciativa surgida de las propias protagonistas, que son también las encargadas de su ejecución.

El Cabildo ha apoyado a través de la Consejería de Igualdad a este colectivo, durante décadas de pésimas condiciones laborales, entre las que era frecuente el trabajo infantil y la carencia de derechos sociales.

La consejera insular del área, María Nebot, manifestó que "el reconocimiento a estas mujeres es una deuda democrática pendiente". Agradeció la colaboración de las corporaciones locales y lamentó que en esta ocasión no pudieran estar presentes otras muchas mujeres, como las del municipio de La Aldea, emblemático en la producción tomatera, si bien estarán en el recorrido que comienza ahora con este nuevo proyecto.