Canarias ya ha recuperado tres cuartas partes del empleo destruido durante los años de la crisis. Los 855.200 isleños que en la actualidad defienden un puesto de trabajo, según la Encuesta de Población Activa (EPA) conocida el jueves, son 135.400 más de los que había hace cuatro años, cuando el mercado laboral canario tocó fondo.
En ese tercer trimestre de 2013 el Archipiélago contaba ya la desaparición de 178.900 empleos. El 75,7% de ellos se han recuperado a día de hoy, aunque no todos los sectores han contribuido a ello. De hecho, la destrucción de puestos de trabajo ha continuado en el sector industrial -2.500 ocupados menos- desde entonces. Los restantes ámbitos de la economía canaria sí mostraron una evolución positiva.
Lo hicieron tímidamente la agricultura, ganadería y pesca, con 1.800 trabajadores más; de manera más intensa la construcción, 10.400, mientras que, como resulta lógico con un producto interior bruto (PIB) tan terciarizado, los servicios se cargaron a la espalda el grueso de la recuperación generando 125.600 empleos. Dentro de este último nicho, destacaron de manera especial la hostelería -hoteles, bares y restaurantes- y el comercio. En cuatro años esta rama ha sumado 87.200 nuevos ocupados, el 64,4% del total del empleo recuperado en este tiempo en el Archipiélago.
La calidad
Más allá de los números, el debate se centra ahora en términos de calidad. En determinar por qué ser mileurista merece ahora una consideración notablemente positiva o, peor, qué ha ocurrido en los últimos diez años para que hoy sea habitual hallar en la cola de los comedores sociales a personas con empleo.
Según la EPA y contra lo que podría pensarse, la temporalidad ha dibujado la misma curva que el empleo. Es decir, en la misma proporción en que escaseaba el trabajo lo hacían los contratos con fecha de caducidad. Al terminar la primera mitad del año 2007, trabajaban en el Archipiélago 898.700 ciudadanos. Nunca antes ni después las Islas han tenido más empleo. En aquel tiempo, un 38,1% de los asalariados de las Islas firmaban documentos contractuales temporales, porcentaje que superaba en cinco puntos la media nacional. Sin embargo, en el peor momento de la crisis, la proporción se redujo hasta el 29,6% y, ahora, cuando la situación general ha mejorado de manera sensible, ha vuelto a repuntar hasta el 32,9%.
En términos absolutos, hoy pesa la amenaza de la no renovación sobre 38.800 empleados menos que en junio de 2007, sin embargo, hay 59.600 más en estas circunstancias que hace cuatro años. Si se observa la evolución desde el lado contrario, los indefinidos son ahora 73.600 más que en ese 2013 negro e, incluso, 20.200 más que en el momento más brillante que disfrutó el mercado laboral canario. De hecho, el porcentaje de indefinidos sobre el total de asalariados alcanzó la cima cuando peor estaban las cosas: eran el 61,9% hace diez años, el 70% en septiembre de 2013 y el 67,1% en la actualidad.
Sí se cumple la demanda de las patronales de adelgazamiento del sector público. En el ámbito de las administraciones han perdido el empleo en la comunidad autónoma 10.500 trabajadores durante el último decenio, la mitad de ellos desaparecidos durante los últimos cuatro años. El peso de la recuperación recae por tanto de manera casi exclusiva sobre el sector privado, que ha contratado a 140.600 trabajadores desde el otoño de 2013, si bien está aún a 33.000 empleos de retornar al máximo de la primavera de 2007.
¿Y en qué ha quedado aquella idea de regar la economía española de esos minijobs tan habituales del mercado laboral alemán? La curva dibujada por esta variable es inversamente proporcional a la descrita por la propia evolución del empleo. Es decir, cuando este fue más escaso, más abundaron los trabajos a tiempo parcial. Al terminar el pasado trimestre, había 8.400 puestos de trabajo menos de estas características que hace cuatro años, pero 19.800 más que en junio de 2007. Quienes completan la jornada laboral son 143.900 más que hace cuatro años, pero 63.300 menos que hace diez.
