La exportación de tomate canario cayó un 77% en la última década al pasar de 159.833,19 toneladas a 36.705,88 entre 2007 y 2017. La dañina acción de las plagas, el fallido plan estratégico del sector, la barrera del transporte y el paulatino crecimiento de la actividad tomatera marroquí son algunos de los factores que explican el desplome de este segmento agrícola. La incertidumbre que genera la desconexión del Reino Unido de la Unión Europea (UE), principal receptor de la producción canaria, también alimenta el temor del sector a seguir retrocediendo.
Los datos publicados por el portal de estadísticas del comercio español exterior Datacomex, dependiente del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, reflejan que la caída ha sido paulatina a lo largo del tiempo. Los envíos al extranjero superaban las 317.000 toneladas en 1995 y, dos años después, se alcanzó el máximo registrado por este servicio: 377.992,44 toneladas. A principios del siglo se contabilizaron 98.041,9 toneladas menos y en 2004 la producción exportada sumó 219.864,41 toneladas. El descenso de las ventas del sector fuera de las Islas se mantiene desde entonces -salvo el leve incremento de 2011 respecto al año anterior, cuando la exportación pasó de 82.936,73 toneladas a 94.762,21; un 14,26% más-. Esta situación ha conducido a este segmento agrícola a tocar fondo el pasado año con la exportación de 36.705,88 toneladas.
El presidente de la Asociación de Cosecheros y Exportadores de Tomates de Tenerife (Aceto), Francisco Echandi, lamenta que el Gobierno canario y el Estado incumpliesen el anterior plan estratégico del sector, que entró en vigor en 2009. "La mitad de la gente se quedó en el camino", asegura. Con las ayudas contempladas en ese plan, los productores pretendían modernizar sus fincas para adaptar los sistemas de trabajo a los usados en la Península o en Holanda, donde el rendimiento productivo por metro cuadrado duplica al de las Islas (dieciocho kilos frente a los ocho del Archipiélago). Durante el primer año se cumplió el plan, pero en el segundo la crisis comenzó a causar estragos y Canarias no aportó la parte que le correspondía, apunta Echandi. En la tercera campaña el Estado tampoco subvenciona y "un plan ideal" para el sector "se quedó cumplido a medias".
La compensación al transporte es otro de los aspectos que trae de cabeza a los tomateros. Pese a que se aprueba que el envío de tomate contará con una subvención de hasta el 70%, el sector nunca llega a recibir esa cuota porque Fomento condicionó el pago a la disponibilidad presupuestaria. Otro factor que actúa en contra de los intereses canarios es el tomate marroquí. El sector considera que se trata de una "lucha perdida", pero, aun así, sigue denunciando que los envíos de Marruecos superan los cupos asignados por la UE.
Con el nuevo plan estratégico y el incremento de la ayuda a la hectárea cultivada en el Programa Comunitario de Apoyo a las Producciones Agrarias de Canarias (Posei) -pasa de 7.500 euros a 15.000- el sector busca recuperar el espacio perdido. "El sector está satisfecho porque ha trabajado estos dos años en una nueva estrategia para dar viabilidad al sector", sostiene el portavoz de la Federación de Exportadores Hortofrutícolas de Las Palmas (Fedex), Gustavo Rodríguez.
A estos elementos, que combinados entre sí han generado la tormenta perfecta para lastrar al sector, se suma el cambio climático. Las atípicas temperaturas que se registraron hasta final de noviembre, más elevadas de lo normal, provocaron que la planta creciera rápidamente y que los tomates no alcanzasen el calibre adecuado. Debido a esta situación, fuentes del sector apuntan a que la producción puede retroceder esta campaña con respecto a la anterior un 12%.
