Canarias tiene la tercera mayor tasa de desempleo (22,04%) de España y cuatro de cada diez parados (39,6%) buscan trabajo desde hace dos o más años. Un impacto tan elevado del paro de muy larga duración se explica en buena parte por la discordancia entre la oferta de empleo y la cualificación de los aspirantes. Gobierno regional, sindicatos y patronales se reúnen de manera periódica para afinar a la hora de elaborar la oferta formativa con el objetivo de incrementar las posibilidades de los desempleados. Esta semana presentaron la de 2018.

Sin variar el objetivo pero cambiando la perspectiva, también se trata de que las empresas puedan hallar en el Archipiélago la mano de obra que precisan. Y eso en cada isla, porque las "necesidades no son las mismas en unas que en otras", señala el director del Servicio Canario de Empleo (SCE), Sergio Alonso.

En la actualidad son 97.800 los parados isleños que han cruzado la frontera del bienio sin firmar un contrato. Para poner el número en perspectiva es cierto que la cifra es notablemente menor que la existente en el inicio de 2015, cuando se hallaban en esa circunstancia 179.500 ciudadanos. Se reduce, pero está a gran distancia aún de los 10.100 que se contabilizaban al final de 2006.

Los números vienen a mostrar la caída en picado de la construcción, que en el tiempo en que disfrutó de su boom demandaba cantidades ingentes de mano de obra. En muchos casos, además, fueron jóvenes los que abandonaron su formación para subirse al andamio, con lo que al estallar la burbuja se vieron en la cola del paro y sin saber hacer más que aquello que ya no les servía para salir del atolladero.

Aumentar la empleabilidad

Surgió entonces un nuevo concepto, el de la empleabilidad o incremento de las aptitudes de los desempleados como camino obligado para volver a la lista de los activos ocupados. Y con la empleabilidad, la necesidad de que la formación impartida se adecúe con exactitud a lo que demandan los empresarios. De ahí que los cónclaves a tres bandas -Administración, sindicatos y patronal- hayan cobrado una importancia capital.

La oferta formativa canaria de 2018 la conforman un total de 1.518 acciones repartidas en 269 especialidades distintas. Van desde lo más evidente, como el fomento "en todas las islas de las competencias digitales y el inglés de nivel A1 y A2", explica Alonso, hasta la apuesta de futuro. Entre las últimas podemos encontrar la habilitación de quienes en el futuro ejercerán como Guías por entornos urbanos o naturales para la observación del cielo estrellado -propuesta del Instituto Astrofísico de Canarias- o la de quienes podrán desempeñarse en el ámbito del mantenimiento y mecánica de aeronaves.

Ahora es el tiempo de que las entidades colaboradoras den a todas ellas forma de curso. La última edición, definida en diciembre y correspondiente al ejercicio 2017, acoge a 17.844 desempleados canarios en 1.052 cursos y supone una inversión de 44 millones de euros. Al final de la formación, los alumnos reciben un certificado profesional que avala sus conocimientos ante posibles empleadores.