Renovación, esa es la palabra que se repite una y otra vez entre los sectores críticos de Coalición Canaria de Tenerife. Reclaman, aunque lo hacen en voz baja, renovación de ideas, de caras, de la estructura del partido y hasta de la cultura del partido. Se han perdido, aseguran las voces críticas, la transparencia y el debate. Las decisiones se toman, dicen, entre cuatro. A saber: Ricardo Melchior, Paulino Rivero, Ana Oramas y Javier González Ortiz.

La consecuencia de un partido monolítico es que las bases no se sienten comprometidas cuando lo que se juega en las urnas no les atañe directamente. En ese sentido, las mismas voces críticas señalan que la diputada electa Ana Oramas, les vino a dar la razón la noche electoral cuando en una huida hacia adelante propuso la "refundación" de Coalición.

El malestar en las bases estaba larvado desde hace tiempo pero ha sido la sangría de votos sufrida en las elecciones generales del domingo -53.168 menos respecto a la convocatoria de 2008- la que lo ha hecho aflorar.

Oramas asegura haberse sentido sola durante la campaña electoral, sin apenas apoyos por parte de la extensa nómina de cargos públicos con los que cuenta la formación. "¿Cómo se corrige?, pues partiendo desde cero", apuntan los críticos. Proponen un harakiri colectivo en el que todos asuman y reconozcan sus responsabilidades y a partir de ahí inaugurar una nueva forma de hacer las cosas en las que la "endogamia actual", apuntan desde la organización tinerfeña, quede desterrada.

El primer paso hacia ese horizonte es el congreso nacional de CC que debía hacer celebrado en octubre pasado pero que se pospuso por la coincidencia de las elecciones. La reunión de un millar de compromisarios se producirá previsiblemente después de Semana Santa en Santa Cruz de Tenerife. Renovada la estructura regional serán las islas las que, antes del verano, deberán decidir si quieren llevar adelante los cambios que reclaman.