Las pequeñas y medianas empresas son en realidad la base de la economía canaria. Su peso por lo tanto es mayor del que anuncia su nombre. El último informe sobre la estructura empresarial en España realizado por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo revela que en el caso de Canarias existen más de 130.000 actividades económicas dadas de alta, de las que prácticamente todas corresponden a autónomos, microempresas y pymes.

Concretamente, y según este mismo estudio, en 2013 se contabilizaban en el archipiélago 4.886 negocios o actividades con una cifra de empleados comprendida enre los 10 y los 49 trabajadores, consideras pequeñas empresas. Las medianas empresas (entre 50 y 249 trabajadores) eran alrededor de 850 y las grandes (plantillas integradas por un mínimo de 250 empleados) eran menos de 120. El escáner no deja lugar a dudas: las pymes son la parte troncal de la economía insular. Los años más duros de la crisis se cebaron con especial crudeza en el paisaje de las pymes canarias, que sufrió, por así decirlo, un importante incendio provocado por la recesión. Canarias, de hecho, tuvo el triste privilegio de liderar las cifras de desaparición de pymes junto a Castilla La Mancha o Andalucía, justo en la orilla opuesta de comunidades autónomas como el País Vasco o Navarra. La reducción entre 2008 y 2012 fue superior al 13%.

A pesar de que las dificultades y la necesidad de adaptarse continúan plenamente vigentes, las pymes afrontan el presente y el futuro con mayor grado de optimismo. Para ellas también es una fantástica noticia la buena marcha del sector turístico y las halagüeñas previsiones también de cara a 2015. No obstante, esta actividad acaba proyectando su sombra sobre el resto.

En este sentido, el análisis llevado a cabo por al Confederación Canaria de Empresarios destaca el efecto positivo de las cifras turísticas y, en el caso del comercio, un sector clave en el panorama de la pequeña y mediana empresa, sus expertos han detectado que "continúa rrojando valores positivos en su comparativa interanual", según se recogió en el Informa de Coyuntura Socioeconómica publicado en octubre de este año.

En estos momentos, el impulso que se fragua en las pequeñas y medianas empresas de canarias tiene dos vertientes diferenciadas pero que convergen y de hecho suelen colaborar en la búsqueda de la consolidación y expansión de estas pymes: la procedente de sector público y la que viene de la propia iniciativa privada y de las organizaciones empresariales y patronales. Algo se mueve, y mucho, en estas aguas tan importantes para que la economía canaria no pierda el rumbo.

En el caso de las actuciones que proceden de las instituciones, en el caso del Gobierno de Canarias se podría empezar por hablar de la línea de créditos habilitadas para las pymes, autonómos y proyectos de rehabilitación turística. Según el Ejecutivo, se cuenta con líneas de financiación que superan los dos mil millones de euros.

Además, la Comunidad Autónoma ha activado un programa de subvenciones para las pymes destinadas a la creación de empresas, la mejora de la productividad y competitividad de empresas ya existentes y el apoyo a la innovación en los ámbitos tecnológico, organizativo y de gestión empresarial. Este último apartado posee a su vez dos vías principales. La primera se destina a la realización y ejecución de proyectos de desarrollo tecnológico aplicado. La segunda guarda relación con la obtención de certificaciones tecnológicas, de calidad, seguridad, excelencia empresarial o gestión medioambiental.

Uno de los objetivos de la batería de subvenciones activada por el Gobierno de Canarias es ligar la mejora empresarial a la generación de empleo, uno de los más graves problemas a los que se enfrenta el archipiélago. Precisamente por eso se exige que, en el caso de las empresas de nueva creación, se generen puestos de trabajo y que en el resto de proyectos aspirantes a recibir alguna ayuda se contrate a uno o más empleados.

En el caso de las acciones que llegan del sector privado están jugando un papel importante las propuestas desde las distintas Cámaras de Comercio de las islas. En el caso de la Cámara de Comercio de Gran Canaria se han percibido ya los resultados de programas de carácter estratégico. Un buen ejemplo ha sido el Plan de Expansión de Mercado (PEN), cuyo reto era romper las barreras que impiden a las empresas locales acceder a nuevos mercados.

El PEN, que contó con el apoyo de la Dirección General de Comercio del Gobierno canario, ayudó sobre todo a empresas que tenían experiencia, productos y precios competitivos pero que no lograban expandirse debido a que los costes de inversión que esto supone quedaba fuera de su alcance por no tener un volumen de negocio suficiente. Las empresas de hoy en día están obligadas a estar al tanto de todas las herramientas que se ponen a su alcande para lograr mantenerse y crecer. Y, por supuesto, las pymes más que ninguna otra. También en el plano de la expansión, y más exactamente en el de la internacionalización, la Cámara de Comercio cuenta con una consultoría internacional que asesora a las pymes sobre los trámites de importación y exportación, los tributos aduaneros, las estadísticas o el calendario de ferias.

Igualmente, a veces los paraguas los pone el Estado. Es el caso del Real Decreto para la Estabilidad el Fomento de la Competitividad aprobado en 2012, que en principio estaba llamado a facilitar los trámites para la exportación de las pymes, a través de medidas tales como la modificación del régimen del seguro de crédito o las políticas arancelarias.

Cualquier ayuda es poca en los tiempos que corren, sobre todo para las pymes, peces de tamaño pequeño y grande que se mueven en un océano gigantesco, globalizado, plagado de grandes depredadores y sujeto a tormentas de todo tipo. Y más si cabe en el caso de Canarias, donde la fragilidad de las pymes presenta aspectos diferenciadores que las hacen más vulnerables ante determinadas situaciones.