El ritual de fuego alrededor de El Hierro sigue su misterioso curso, pero ayer se apreciaron los primeros signos visibles a simple vista del afloramiento de magma en las proximidades de la costa de la isla. Los científicos del Instituto Geográfico Nacional (IGN) detectaron la presencia de dos manchas en la superficie del mar con olor a azufre y con abundante presencia de peces muertos. La primera de ellas se localizó a unos 3,5 kilómetros de la punta de La Restinga, evacuada desde el martes, donde la profundidad es de 750 metros. La segunda fue avistada a alrededor de 2.800 metros de la costa, en un punto donde la profundidad alcanza los quinientos metros. Además, se pudieron recoger las primeras muestras de material volcánico. Estas pruebas corroboran la existencia de al menos dos bocas eruptivas a lo largo de la fisura. Asimismo, Carmen Blanco, técnico del IGN, señaló la posibilidad de que el proceso "alcance cotas más someras y alcance fase aérea", esto es, que se haga visible sobre la superficie marina.

La aparición de estas manchas en el escenario de la crisis volcánica que se vive en El Hierro sigue una cierta lógica de guión. El martes se procedió a la activación del semáforo rojo por riesgo volcánico ante los indicios científicos de que la primera boca de salida de magma, detectada el lunes y situada aproximadamente a cinco kilómetros, no era suficiente para aliviar la tensión del sistema por la presión que ejercía el agua a una profundidad de entre 900 y 1.200 metros de profundidad, lo cual impedía que la lava fluyera lo suficiente. Esto, junto al aumento del tremor (la señal constante y estable que acompaña al ascenso del magma) en La Restinga, ya hizo pensar el martes que la serpiente de fuego podría retroceder en el camino recorrido para acercarse al litoral en busca de un lugar más propicio para aflorar.

Tras el episodio de ayer, se confirman por tanto dos aspectos. Primero la existencia de más de un foco emisor de magma y, en segundo lugar, su aproximación paulatina a la línea de costa. La decisión de las autoridades de proceder al desalojo de algo más de seiscientas personas de La Restinga se debió precisamente al temor al acercamiento del fenómeno a la localidad y sus inmediaciones. Los científicos han explicado que la peligrosidad de las erupciones submarinas aumenta en aguas más someras, cuando se dan las circunstancias necesarias para que la interacción del magma y el agua genere explosividad.

El director de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias, Juan Manuel Santana, aseguró ayer que el hallazgo de estas manchas es "una buena noticia. Si todo este proceso tiene que desembocar en una erupción, cuanto antes mejor, sobre todo porque no sería una erupción dañina. Es el mejor escenario, pero tenemos que seguir viendo cómo evoluciona", argumentó. Las autoridades, según el criterio de los científicos, se agarran a la tesis de que la emisión de magma "relaja el sistema". Se pueden producir varias emisiones de lava y no buscará otros puntos de salida", agregó. No obstante, ayer se mantuvo el semáforo rojo y el desalojo de la zona hasta contar con más datos. Los vecinos, mientras tanto, tuvieron ayer la oportunidad de regresar de manera controlada a La Restinga para recoger efectos personales.